23 Nov Necesitamos transitar a nuevos modelos de vejez
Prestigioso gerontólogo, Javier Yanguas es director científico del Programa de Personas Mayores de Fundación «La Caixa». Defiende que hemos sido injustos con los ancianos y apuesta por revisar los modelos de vejez.
-¿No es país para viejos?
-El covid nos ha dejado a la intemperie en algunas cuestiones. Y una es en el trato a los mayores. Pensaba que el edadismo, la marginación por la edad, se estaba superando, pero una de mis sorpresas ha sido que un virus edadista, que se ceba fundamentalmente en los mayores, también ha contaminado de edadismo a la sociedad. Es injusto. Las personas mayores son adultos con plenos derechos. ¿Por qué se los conculcamos? Teníamos que haber sido más sensibles con esa vulnerabilidad y con esa fragilidad. Nos retrata como sociedad, nos hace ser una sociedad poco compasiva y cuidadora. Debemos ser más exigentes.
-¿Nos han dado lecciones nuestros mayores?
-Algunas de primera división. En mayo, en el programa de mayores de Fundación «La Caixa» hicimos entrevistas por teléfono a 3.000 personas en toda España y ocho de cada 10 decían tener miedo al futuro. Pero no era tanto miedo a su futuro como al futuro de las nuevas generaciones. Tenía algo de poético. Los vulnerables preocupados por los invulnerables. Es una lección de empatía con el resto de generaciones, que igual jóvenes y adultos no estamos teniendo con los mayores. Y otra es que, a pesar del drama de las residencias, en general los mayores han superado el confinamiento y la situación posterior con éxito. Lo han pasado mal, pero han tirado para adelante y, en algunos casos, han seguido siendo el centro de gravedad de la solidaridad familiar. Es un ejemplo.
-El covid ha puesto en tela de juicio las residencias.
-Tenemos un sector residencial que no es el que esta sociedad merece. Venimos de un problema endémico: falta de espacios, falta de formación, en manos privadas con poca supervisión pública… Necesitamos darle una vuelta completa a los cuidados de larga duración. No solo en las residencias, también en los domicilios, los grandes olvidados.
-¿Qué propone?
-Prestigiar el sector, buscar nuevos modelos de atención y cuidados en el domicilio y revisar el modelo residencial: más pequeño, más personalizado, con habitaciones individuales y personal más formado. Hay otra cuestión nuclear: las residencias tienen que ser lugares para vivir, no para sobrevivir. Y tenemos que asumir que hay riesgos inherentes al hecho de vivir.
-Tenemos una sociedad envejecida ¿Cómo se debe gestionar la nueva pirámide de población?
-¡Ya no es una pirámide, es un paralelepípedo! Y es gracias a la democratización de la salud. Vamos a un mundo sobre el que no tenemos manual de instrucciones, porque nunca en la historia de la humanidad ha habido tanto mayor y tan poco joven. Nos tenemos que ir adaptando y generando alternativas nuevas. Más allá del debate de las pensiones y de los servicios sanitarios y sociales, estoy preocupado por las relaciones entre generaciones, que ahora están desajustadas. Y, para ello, necesitamos cambiar los modelos de vejez
-Explíquese.
-Hasta ahora hemos tenido unos modelos de vejez basados en la actividad, muy centrados en la persona y el colectivo, y poco en el proyecto de vida, en hacer cosas que tengan sentido para el bienestar de los demás. Los jóvenes necesitan que los mayores se impliquen más y eso ayudaría a disminuir la distancia entre las generaciones.
-¿Cuándo debemos empezar a prepararnos para una vejez en plenitud?
-Durante toda vida. No nos atrevemos a mirar de frente a la vejez. Como decía Simone de Beauvoir, nos negamos a reconocernos en el viejo que seremos. No nos gusta esta etapa de la vida. La vemos como algo vergonzoso, cuando es una parte tan interesante como otra. Y una bendición poder llegar a ella.