02 Mar Musicoterapia: cómo activar la memoria a través de la música.
La musicoterapia puede ser ayuda para pacientes con problemas de movilidad, con dificultades en el habla o que sufres estrés y ansiedad.
María Alcaraz
Es difícil fechar el nacimiento de la música, porque esta siempre ha estado ahí. Los ritmos, los cantares y las canciones han acompañado al hombre a lo largo de los siglos. La mitología griega ya tenía a Apolo como el representante divino de la música. Los juglares y trovadores la utilizaban para preservar la historia y llevar a los lugares más recónditos conocimiento. La música es vínculo de unión, razón de celebración, herramienta para los momentos más tristes. Se cantaba antes de ir a la batalla, se toca la marcha nupcial, se canta en los funerales.
La música nos acompaña en todo momento, nos levanta el ánimo y nos reafirma lo tristes que nos sentimos. La música une la diversidad y nos ayuda. Y es de esta ayuda de donde nace la musicoterapia, disciplina terapéutica que utiliza la música y sus elementos –armonía, melodía y ritmo– para trabajar aspectos congnitivos, sociales, funcionales de la salud de las personas o psicomotrices.
La musicoterapia, al igual que la música en general, puede acompañarnos en cualquier momento de nuestra vida. Así lo explica Manuel Sequera, gerente de Huella Sonora Musicoterapia: «Puede aplicarse en todo el ciclo vital, desde mujeres embarazadas, que es un complemento a la preparación al parto, hasta los últimos momentos de la vida de las personas, por ejemplo en enfermedades avanzadas o cuidados paliativos». Por su parte, el doctor David Ezpeleta, secretario de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica que aunque «en los últimos 20 años» es cuando se ha empezado a hacer ensayos clínicos que demuestran la valía de la música aplicada al ámbito sanitario, esta se utiliza como ayuda a las terapias «desde siempre»: «Si lo pensamos, por ejemplo los chamanes siempre se acompañan de elementos vocales o rítmicos».
Ayuda al daño neurológico
Este modelo de terapia puede tener tanto una aplicación más enfocada al ámbito de la movilidad como al psicológico. Es, por ejemplo, un gran complemento para la recuperación de personas que padecen enfermedades neurológicas. Así lo explica el doctor, que enumera multitud de aplicaciones en las que la musicoterapia «siempre realizada por un profesional titulado en la materia» puede ser beneficiosa. Por ejemplo, una persona que ha sufrido un ictus y ha perdido la movilidad de un lado del cuerpo y una alteración en el lenguaje, puede utilizar esta terapia como complemento para rehabilitar la fuerza y la destreza al hablar. Si lo que se ha perdido es la fuerza, gracias a ejercicios rítmicos puede fomentarse.
«También se puede aplicar para un paciente que tiene una alteración del equilibrio, utilizando técnicas de musicoterapia basadas en la danza o el baile. Lo mismo puede ser con pacientes con un daño cerebral adquirido, o una esclerosis múltiple», apunta.
Manuel Sequera, que incide en la idea de que estas terapias deben realizarse siempre por un profesional titulado –las universidades españolas ofrecen un máster de formación en musicoterapia–, explica asimismo que también está indicada en casos como el autismo, en niños con síndrome de down o en geriatría. Este último es uno de los campos con mayor aplicación: en demencias, en envejecimiento activo… «Es una terapia que cada vez cobra más auge y que está basada en la evidencia científica, en ensayos clínicos y revisiones bibliográficas», apunta.
Recordar a través de la música
La aplicación dentro de la geriatría es una de la más extendidas. Uno de sus usos es con las personas que sufren demencia o alzhéimer. «Es una actividad que activa muchas áreas del cerebro a la vez, y por ejemplo podemos activar el hipocampo, activando la reminiscencia, y este es donde se almacena la memoria emocional», dice el musicoterapeuta.
A través de canciones que formen parte de la vida de una persona podemos activar el lenguaje y la memoria episódica. Un ejemplo audiovisual reciente es la película animada «Coco», en la que en la escena final (perdón por el destripe) vemos como una ancianísima abuelita, que ha perdido la capacidad de habla, consigue recordar a su padre gracias a que su nieto le canta «Recuérdame», una de las canciones más importantes de su vida. «Hay personas con demencia que no pueden hablar porque su patología no les deja, pero pueden cantar una canción entera. Esto es lo que trabaja la musicoterapia», afirma Manuel Sequera.
Pero, la aplicación de estas técnicas también puede darse en el ámbito psicológico. Lo primero que advierte el musicoterapeuta es que es importante no confundir estas terapias con, simplemente, escuchar música. Explica que «una cosa es ponerte los cascos y Spotify» y otra distinta pasar por un proceso pautado por un profesional. «Si nos apetece podemos escuchar música en un momento concreto, porque queremos evadirnos, por no aburrirnos, por querer reforzar un sentimiento… pero es importante saber que no es lo mismo que la musicoterapia. Esta es un proceso que se hace a través del tiempo y de la mano de un profesional», asevera.
Analgésicos naturales para tener bienestar
En el caso de sus usos más psicológicos, la musicoteparia no es solo beneficiosa en pacientes que sufren de estrés y ansiedad, sino que también puede aplicarse en casos de desarrollo personal, ya que esta puede favorecer el estado de relajación. «El canto genera serotonina y endorfinas, analgésicos naturales que son las hormonas del bienestar a nivel fisiológico», afirma Manuel Sequera, que apunta que, tras un proceso traumático, «la música aplicada científicamente puede disminuir los esos niveles de cortisol –la hormona del estrés– en sangre».
Hay muchos estudios científicos que han demostrado que la musicoterapia es efectiva para disminuir el nivel de estrés y ansiedad, así como ser ayuda en casos como los ya mencionados: demencias, pérdida de capacidades psicomotrices o daños neurológicos. Puede incluso aplicarse en los cuidados paliativos. Y es que, aunque es demasiado grandilocuente afirmar que «La música hace milagros, Milagros», como le recordaba constantemente en la película «La Llamada» Sor Bernarda a la joven novicia Milagros (de ahí el juego de palabras), está claro que, aplicada de manera científica, tiene casi inumerables beneficios. Si se hace con un terapeuta, que sepa utilizar todos los parámetros musicales y psicológicos, la musicoterapia nos ayudará a conseguir bienestar si padecemos ansiedad o estrés o a recuperarnos con mayor facilidad si hemos sufrido un daño neurológico. «Tiene multitud de aplicaciones», concluye el musicoterapeuta.