Mujeres con discapacidad reivindican su talento como artistas: «Tenemos alma y algo que contar, como todo el mundo».

Mujeres con discapacidad reivindican su talento como artistas: «Tenemos alma y algo que contar, como todo el mundo».

La Bienal de Arte de Fundación ONCE regresa a Madrid con una muestra protagonizada por ‘Mujer y discapacidad’.

Patricia Marcos

Enlace noticia original

Frida Kahlo, Judith Scott o Ángela de la Cruz. Son pocos los nombres de mujeres con discapacidad reconocidos en el mundo del arte que, como otros sectores, ha invisibilizado a estas personas. Sin embargo, para todas ellas, el arte supone su forma de expresión y la vía con la que defender sus capacidades, por encima de sus limitaciones físicas o intelectuales.

La Fundación ONCE visibiliza esta realidad con la octava edición de la Bienal de Arte Contemporáneo, inaugurada este martes, Día Internacional del Artista. Una iniciativa que vuelve este año, tras el parón en 2020 por la pandemia, y estará en Madrid hasta el próximo 29 de enero. La exposición, bajo el lema ‘Mujer y discapacidad’, está compuesta por obras de más de 50 mujeres, más del 70% de ellas con discapacidad, y podrá verse en CentroCentro, La Casa Encendida y el Museo Lázaro Galdiano.

La exposición busca reconocer la capacidad de estas mujeres para ser artistas, con un centenar de obras que articulan discursos críticos en torno a los estereotipos relacionados con el género y discapacidad, tal y como explica el director de Accesibilidad Universal e Innovación de Fundación ONCE, Jesús Hernández: “Queríamos dar visibilidad a la mujer artista con discapacidad que tiene esa doble discriminación, de la discapacidad y de ser mujer, y que en el mundo del arte ha tenido una discriminación permanente”.

“Las obras, todas ellas autobiográficas, tratan sobre cómo viven y cómo interpretan ellas la discapacidad”, señala la jefa del Departamento de Cultura y Ocio de Fundación ONCE, Mercè Luz.

Costa Badía: “Siempre somo las personas con discapacidad las que estamos intentando adaptarnos”

Entre las más de 50 mujeres que forman parte de la exposición está la madrileña Costa Badía, artífice del vídeo performance Conversaciones en el museo’ , con el que quiere mostrar “un cambio de roles” entre las personas con y sin discapacidad. “Estuve trabajando de vigilante de sala en un museo y me llamaba la atención como yo, una persona con discapacidad, estaba diciendo a un visitante, con un cuerpo normativo, cómo tenía que comportarse”, explica la artista, con discapacidad auditiva, visual y motora.

Siempre somo las personas con discapacidad las que estamos intentando adaptarnos al mundo normativo, por lo que es como una gamberrada mía”, cuenta, mientras muestra el vídeo, rodado este mismo año.

A Costa le apasiona “crear”, por eso se graduó en Bellas Artes. Desde entonces, ha expuesto sus trabajos en museos de prestigio como el Thyssen y el Reina Sofía. Entre sus obras también se encuentran pinturas: “A mí la técnica me da igual, utiliza una u otra dependiendo de lo que quiero contar”.

“Yo lo que quiero es que me tengan en cuenta por cómo soy, y si eso incluye mi discapacidad, que lo incluya, pero no como la persona que tiene que ver y oír bien para incluirse en la sociedad. Acéptame con mi discapacidad visual, auditiva y motora y dame las herramientas para poder vivir en sociedad”, reivindica, por partida doble: «Los estudios de personas con discapacidad no distinguen entre hombres y mujeres y, por ejemplo, hay un 70% de mujeres con discapacidad en paro”, apunta.

El arte se convierte en la vía con la que estas mujeres visibilizan su integración en una sociedad que no siempre se lo pone fácil. En el caso de la artista Tolkyn Sakbayeva, tenemos que viajar hasta Kazajistán para entender los obstáculos a los que tuvo que enfrentarse. La joven, de 31 años, sufre una parálisis cerebral que le obliga a ir en silla de ruedas y contar con la ayuda de una persona para poder comunicarse. Su obra, Teen Park (2019) es una crítica al trato que la sociedad kazaka da a las personas con discapacidad.

Su obra está representada en la exposición por un vídeo en el que la artista aparece atada entre cuerdas y suspendida en el aire. Se trata de una performance que realizó en Kazajistán hace tres años y fue publicada en la revista Forbes. “Es una metáfora de cómo la sociedad de mi país me quería atar”, explica. Una realidad de opresión que contrapone a varias pinturas de óleo del parque de El Retiro, que representan la libertad: “Yo soy libre, soy todo color.”

Tolkyn no entiende su vida sin el arte. Su familia se dio cuenta de su capacidad para razonar cuando, de pequeña, la vio dibujar. Pero hasta lograr convertirlo en su forma de vida, tuvo que luchar contra las voces que le decían que no podría estudiar una carrera, casarse o tener hijos. Nada más lejos de la realidad, ya que se ha convertido en una artista de reconocimiento internacional. Ahora vive en Madrid, junto a su hija y su marido, quien le acompaña y aclara. “Son igual o más capaces. Fue la primera de su generación en la universidad”.

“Tenemos alma y algo que contar, como todo el mundo”, asegura Tolkyn, quien reivindica que, “antes que una persona con discapacidad, es artista”, aunque también reclama que las personas con discapacidad “tienen las mismas posibilidades que el resto”. Por ello, entre sus próximos proyectos está el diseño de un logo en el que la discapacidad no esté representada solo por una silla de ruedas. “Soy una mujer que va en silla de ruedas”, aclara.

Fátima Calderón y su versión de ‘El jardín de las delicias’

La andaluza Fátima Calderón también comparte la pasión por el arte. Autora de las series El Inferno y El Jardín (2021), trabaja en un proyecto mayor con la idea de completar una versión de El jardín de las Delicias, de El Bosco.

A pesar de su discapacidad intelectual y su dificultad para expresarse, impresiona la capacidad artística de Fátima con la pintura. “Ella creó el personaje y durante muchos años ha estado profundizando en ese personaje, que tiene nombre y apellidos. Ella ha creado un universo muy personal a través de estos personajes”, cuenta su acompañante.

Fátima, asegura, está “muy contenta” de participar en esta Bienal de Arte Contemporáneo y reconoce que pintar es una forma de “entretenerse”. “Es una manera de crear un mundo propio a través del cual expresa mucha de sus realidades, sus intereses, todo lo que va viviendo. También sus ficciones”, cuenta su familiar.

Inclusión laboral y accesibilidad

La Bienal de Arte Contemporáneo busca “crear empleo para personas con discapacidad a través del arte y demostrar como una exposición puede ser totalmente accesible”, asegura Jesús Hernández. Una accesibilidad que se materializa en una tecnología creada para facilitar que la información llegue a cualquier persona, independientemente de su discapacidad.

La inauguración, a la que han acudido distintos representantes de la Fundación ONCE y de la Comunidad de Madrid, contó con la interpretación musical de la joven violinista Clara Saval y con la actuación de la compañía ‘José Galán de Flamenco Inclusivo’.

La subdirectora General de Museos Estatales y del Ministerio de Cultura y Deporte, Mercedes Roldán, ha admitido en su intervención que, pese a los avances conseguidos, también en el ámbito de la inclusión cultural, queda mucho camino por recorrer, sensibilizando a artistas e instituciones. “Solo la colaboración llevará a la cultura democrática, inclusiva y sostenible”, ha asegurado.

Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE, Alberto Durán, ha señalado que la Bienal “trata de ser una disculpa para convencer a la inteligencia y a la voluntad de que las personas con discapacidad merecen una oportunidad”, especialmente las mujeres, “que necesitan imperiosamente mejorar”, al partir de situaciones muy complejas.

La Bienal se desarrolla en tres escenarios: CentroCentro, La Casa Encendida y el Museo Lázaro Galdiano, que acoge también ciclos de Cine y Danza, talleres y otras actividades paralelas. Además de la exposición de arte, que cuenta con un servicio de visitas guiadas, esta iniciativa ofrece actividades educativas gratuitas para fomentar la interacción con las obras y la participación lúdica del público.

El objetivo es facilitar las herramientas de autoaprendizaje para la interpretación del arte contemporáneo, así como incentivar experiencias de sensibilización y comprensión de la diversidad.



Pin It on Pinterest

Share This