Mujeres con discapacidad empoderadas

Mujeres con discapacidad empoderadas

Personas que suman.

FÁTIMA ELIDRISSI -MADRID

Antes de buscar empleo o acceder al puesto de trabajo soñado, muchas personas necesitan descubrir sus cualidades o desarrollar su autoestima. Más si son mujeres con discapacidad. Para ellas, la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) ha creado el Programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo, una iniciativa desarrollada en colaboración con la Obra Social La Caixa en ocho provincias de España, entre ellas Madrid.

«Vimos que en los programas de empleo habituales no se atendía a las mujeres con discapacidad con un perfil menos empleable. Nosotros no nos centramos en la orientación laboral, sino que trabajamos el empoderamiento, las habilidades prelaborales y la alfabetización tecnológica», explica Isabel Jiménez, coordinadora de este programa que establece itinerarios personales de inserción.

«En el empoderamiento trabajamos roles y estereotipos de género, habilidades sociales o hábitos de vida saludable y participación social. En las habilidades prelaborales trabajamos la actitud ante el trabajo o cómo te relacionas con los demás», dice Jiménez sobre las sesiones en grupo. «Son cosas paralelas al empleo, pero que se consideran necesarias para mejorar tu autoconcepto y tu vida diaria», añade.

En 2017 participaron en el programa 404 mujeres con discapacidad de toda España y 127 de ellas encontraron empleo. «Muchas son mujeres que no han trabajado nunca y que son dependientes de sus familiares o jóvenes con miedo a entrar en el mercado laboral por su discapacidad», afirma Jiménez. Aunque la media de edad se sitúa en 42 años, la coordinadora evita generalizaciones. «Tenemos desde mujeres que todavía están muy lejos de poderse activar laboralmente, porque no tienen la motivación o están acomodadas al desempleo; a personas con un perfil más empleable, que demandan un contexto en el que poder relacionarse con otras personas con discapacidad y orientación individual para marcarse sus objetivos», señala.

Este último es el caso de Sara Antolín, de 27 años, afectada de agenesia en el brazo izquierdo, donde suele llevar una prótesis. «A mí me ha ayudado porque yo no conocía a nadie con discapacidad. Como cada una tiene su punto de vista y una dificultad, entre todas nos apoyamos. Y también aprendemos a relacionarnos con otras personas con discapacidad», cuenta la joven, que quiere trabajar como nutricionista. Para lograrlo, entre semana estudia el máster de Nutrición Humana y Dietética aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y los fines de semana trabaja como dependienta en una asociación. Además, recibe asesoramiento para el emprendimiento. «He trabajado pasando consulta en alguna clínica pero no te contratan. Estoy buscando otras opciones porque no voy a estar esperando algo que igual no llega nunca», cuenta. «Lo primordial es tener seguridad», afirma.

Las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad son una prioridad para este programa e incluyen personas en riesgo de exclusión social, población inmigrante o víctimas de violencia. Además, trabajan de forma coordinada con el Programa Incorpora de la Obra Social la Caixa, que ofrece orientación laboral e intermediación para el empleo a las mujeres en búsqueda activa de empleo.

www.elmundo.es/madrid/2018/01/08/5a5272f2e2704ea3248b45eb.html



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