05 Ago Mínimo, cuatro abrazos al día
Este gesto sencillo puede mejorar nuestra calidad de vida: sube la autoestima, baja la presión arterial y nos da una sensación de paz. Practíquese sin moderación
CAROLINA GARCÍA
El abrazo es beneficioso para todos. «Cuando abrazamos y nos abrazan todos los órganos de nuestro sistema se activan: el corazón, el cerebro, los sensores de nuestra piel y nuestro sistema endocrino. Este gesto nos beneficia con una energía extra y una sensación de paz y equilibrio». Pero no es todo. Más que una palabra de aliento en momentos difíciles, al intercambiar abrazos en esas situaciones “las personas son más susceptibles a despertar al niño que llevan dentro”, sostiene José Antonio Serrano, musicoterapeuta y facilitador de biodanza del Centro Terapias Creativas. Nos libera de preocupaciones y nos hace «disfrutar más las cosas».
Según el psicólogo Matt Hertenstein, “el simple acto de abrazar no se siente solo en el cuerpo”. Está demostrado que este simple gesto reduce la segregación de cortisol, una hormona que se produce en el organismo ante situaciones estresantes, según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, en sus siglas en inglés). Hertenstein explicó a la cadena de radio estadounidense NPR que propicia la segregación de oxitocina, hormona cuya principal función es hacer que el individuo se sienta bien y cariñoso. Su efecto químico también está relacionado con la bondad social, cuyo objetivo es la función de conectar a unas personas con otras.
Cuando alguien es tocado, acariciado o abrazado, los receptores de la piel también se activan. Estos mandan señales al nervio vago del cerebro, responsable de reducir la presión sanguínea, según concluye un estudio, elaborado en 2010 por la Universidad de Miami, en Florida. A más abrazos, menos presión sanguínea. Algunos expertos aseguran que son recomendables cuatro diarios para vivir bien, según explican fuentes de la Asociación Mexicana para la Superación Integral de la Familia (AMSIF), mientras que otros como Serrano ponen en 12 este mínimo.
«Todos los tipos de abrazos sirven: a un amigo, el de un padre o de una madre e, incluso el de un desconocido. Nosotros, desde nuestro centro, salimos a la calle a dar abrazos a la gente y, aunque en un principio se muestran reacios, pero luego lo disfrutan mucho», añade el experto. Y no son los únicos que practican el abrazo altruista. La iniciativa comenzó en 2004 en Australia bajo el nombre de Free Hugs y fue ideada para superar las situaciones de desamparo a las que se enfrentan habitualmente los ciudadanos, como son las condiciones adversas; los estragos de la crisis; los problemas sentimentales, u otros de cualquier otra índole emocional.
Para los seguidores de este movimiento, el abrazo es un acto de cordialidad y calidez y tiene como finalidad impulsar la interacción afectiva entre los individuos. «Los abrazos son un gesto recomendado para todos, pero están, especialmente, indicados para aquellos que padecen desórdenes emocionales. Y es muy efectivo en la terapia grupal. Es una actitud que se está perdiendo debido a la sociedad del individualismo en la que vivimos, hemos perdido ese contacto con el otro, esa relación con el otro, de compartir con el otro», continúa Serrano.
Gracias a esta iniciativa, los científicos comenzaron a estudiar los efectos de los abrazos en las personas, área que se denomina abrazoterapia –práctica alternativa destinada a mejorar el estado físico y psicológico mediante el contacto físico– y que en los últimos tiempos ha demostrado que produce unas consecuencias muy positivas en individuos que padecen estrés, depresión u otro trastorno afectivo. El objetivo de esta terapia es generar una sensación de bienestar que obtenga múltiples beneficios de las personas que sufren.
Según afirmó el doctor Víctor Pérez Segura, director del Institut de Neuropsiquiatria i Addicions, en el VII Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), solo en España, el 15% de la población padece depresión –trastorno caracterizado por la apatía, la abulia (falta de voluntad o iniciativa y de energía) y la anhedonia (falta de placer por las cosas)–. Abrazar puede ayudar a mejorar los resultados del tratamiento de los trastornos emocionales.
Una investigación sobre la autoestima, publicada en el Journal of Science Psychology, reveló en 2012 que los abrazos también reducían de forma significativa la preocupación por morir y mejoraban su actitud ante los miedos existenciales. La Universidad del Estado de Ohio advirtió que el contacto físico y los abrazos son cada vez más importantes y necesarios según se van cumpliendo años. En su investigación, sus resultados mostraron que cuanto “más frágiles somos más importante es este contacto para la buena salud”. Otros estudios han demostrado que la soledad, particularmente asociada a la edad, tiene efectos muy adversos en el bienestar.
Por último, “¿quiere hacer algo por las generaciones futuras? Hay que abrazarlas”, así fueron de tajantes los científicos de la Universidad de Emory, en Atlanta. Su estudio, elaborado con ratas, encontró una fuerte vinculación entre el contacto físico y la reducción del estrés, principalmente, en las primeras etapas de la vida.
elpais.com/elpais/2014/06/16/buenavida/1402926988_290345.html?rel=lom