22 Ago Miles de vascos intentan conciliar la vida laboral y familiar con ‘turnos antiestrés’
Proliferan en la industria fórmulas pactadas para distribuir mejor los tiempos de descanso.
JOSÉ V. MERINO
No representan una novedad, porque nacieron hace ya muchos años, pero han dejado de ser un elemento extraño en el panorama laboral vasco y, a caballo de la recuperación económica, ahora incluso proliferan. Múltiples empresas de todo tipo -multinacionales y locales, grandes y pequeñas, del metal, la aeronáutica o en particular el sector químico-, aplican los denominados ‘turnos antiestrés’ o ‘ecológicos’, concebidos para minimizar las penalidades que ocasiona el trabajo por turnos: alteraciones de sueño, trastornos alimentarios y, sobre todo, dificultades para conciliar la vida laboral y la familiar, con sus secuelas de malestar físico y psíquico. Todos ellos elementos que repercuten negativamente en el desarrollo del trabajo, en su calidad y en su productividad. Miles de trabajadores vascos ya tienen estos horarios.
Hay muchas modalidades bajo el paraguas ‘antiestrés’, pero vienen a coincidir en la utilización de fórmulas que implican rotaciones más cortas de los turnos de trabajo, lo que evita encadenar varias mañanas, tardes y, sobre todo, noches. De hecho, los estudios consideran que más de tres o cuatro jornadas nocturnas seguidas «no son recomendables». Por eso este tipo de horarios son propios de factorías que, por su naturaleza, no pueden parar la producción; y de empresas con una cierta dimensión.
Cambiar los turnos de trabajo no es fácil. El Estatuto de los Trabajadores dedica a ello parte de un extenso artículo, el 41, pero empresarios y sindicatos son conscientes de que es «mejor, más eficaz y más rápido ponerse de acuerdo sin necesidad de aplicarlo». Fernando Raposo, el responsable del área de Relaciones Laborales de la patronal alavesa, SEA, así lo constata desde su experiencia. «La flexibilidad pactada es buena para las dos partes, porque ambas son empresa: se cubre el trabajo y hay conciliación. Y eso es muy recomendable». Esa idea, la de la flexibilidad acordada, cuadra con la ‘nueva cultura de empresa’ que las patronales vascas están intentando extender, a la vista del bloqueo de las relaciones laborales.
De dificultades para llevar estos proyectos saben bien en Michelin. Los ‘turnos antiestrés’ era un modelo conocido en las plantas de Valladolid y Aranda de Duero, pero una ‘rara avis’ en la factoría principal de la multinacional francesa, la de Vitoria, donde trabajan 3.400 personas -es la segunda más grande del fabricante de neumáticos en Europa- y que puede estar funcionando hasta 354 días al año. ¿Por qué? Pues porque en la capital alavesa nació, en el lejano 1989, el llamado ‘quinto equipo’, que se traducía en ocho días seguidos de vacación todos los meses tras seis mañanas de trabajo y dos descansos; seis tardes y otros dos días libres; y seis noches en el tajo. Algo muy ‘goloso’ como para perderlo por la implantación de los ‘turnos antiestrés’. Hoy, y tras una prueba en un pequeño taller de la planta -el denominado ‘Z’, donde se fabrican mezclas de gomas y trabajan unas 200 personas-, Michelin ha extendido la fórmula a más de 2.000 personas, que tres veces cada mes trabajan dos mañanas, dos tardes y dos noches, y luego libran cuatro días. Y lo ha hecho porque los empleados que primero lo experimentaron le han dado un mayoritario OK a través de una consulta. «No queremos volver a lo anterior, este sistema es mejor», concluyeron. En otoño se volverá a testar la opinión de la plantilla para ver qué se hace, porque detrás de este tipo de turnos hay mucho autodidactismo, mucha prueba y mucho error.
Iñaki Léniz, secretario general de CC OO en Michelin-España y uno de los impulsores de la fórmula, lo tiene claro. «Cuando las empresas hablan de flexibilidad, yo digo: ‘Tú quieres flexibilidad, pero los trabajadores también’. Y en el fondo a las empresas les da igual, porque lo que les interesa es que se trabaje. Y nosotros nos hemos mojado para mejorar la salud mental y física de la gente. Ha merecido la pena».
Los ‘horarios antiestrés’ ya no son raros en las empresas vascas, pero todavía predominan los turnos convencionales. Lo explica Mikel Anderez, responsable de Relaciones Laborales de Cebek, la patronal vizcaína. Le preocupan sobre todo los turnos de noche de diez horas. Son pesados y desagradables, pero tienen una compensación, por lo que eliminarlos suele acarrear problemas con las plantillas. «Y al final muchas empresas siguen con sus turnos tradicionales; es lo que conocemos y lo que no te lleva a discusiones». Por eso, coincide con Raposo, su colega en la organización empresarial de Álava, «o llegas a un acuerdo o lo mejor es no implantarlo». Eso sí, cuando hay un pacto, la traducción para la empresa es «más productividad»; y para la plantilla, «estar más a gusto, porque permite conciliar».
En cualquier caso, la teoría parece fácil; la práctica, a la vista de lo que sucede, ya es otra cosa. Porque implantar esos turnos suele implicar que, en ocasiones, los días de libranza no coincidan con los fines de semana. Y descansar sábados y domingos es una costumbre extraordinariamente arraigada.
* Michelin en Vitoria
«El reparto de jornadas es más equilibrado»
En la planta que Michelin tiene en Vitoria ya no se encadenan ni tantos madrugones, ni tardes seguidas en la fábrica «que ahora con el calor se hacen eternas», ni noches sucesivas de trabajo. «Ahora el reparto de jornadas es más equilibrado y el cuerpo no se cansa tanto. Yo me recupero mejor de los esfuerzos y me he acostumbrado bien al cambio», destaca Gemma Gavilanes, que en menos de tres años en la fábrica ha conocido los dos modelos.
«Sin duda que me quedo con éste yo también», asegura otro operario, José María Gómez de Segura, padre de dos niños y con 14 años de trayectoria en la factoría que produce neumáticos. «Cada vez me cuesta más madrugar o ir de noche. Este sistema se hace menos pesado y además puedo pasar más tiempo en casa y no estar tantos días seguidos sin ver a los hijos. ¡Mi mujer también lo agradece!», reconoce.
Hay voces discrepantes con esta rotación, porque «se ha perdido la posibilidad de tener ocho días seguidos de descanso al mes» que los trabajadores de fuera o con familia lejos de Vitoria los aprovechaban al máximo. Pero en la conciliación diaria «salimos ganando».
Antes
En un mes. Seis días de trabajo de mañana, dos de descanso, seis de tarde, dos descansos, seis de noche y ocho descansos.
Ahora
Cada diez días. Dos días de trabajo de mañana, dos de tarde, dos de noche y cuatro de descanso.
* Aludium, siderúrgica de Amorebieta
«Me ha permitido criar a mi hija con normalidad»
El ‘turno antiestrés’ funciona desde hace lustros en la siderúrgica Aludium. Santiago Fernández, empleado desde hace casi dos décadas en la instalación de Amorebieta, destaca las posibilidades que le brinda para, por una parte, estar con sus hijos y, por otra, desconectar. Al concluir la segunda jornada matinal, los operarios no se incorporan al turno vespertino hasta 24 horas después, al igual que cuando pasan a las noches. «Lo más duro. Pero son dos días, y luego descansamos cuatro». En verano, en cambio, únicamente paran dos al estar parte del personal de vacaciones.
Olatz Ruiz, con once años en la empresa, solo tiene elogios para este formato laboral. «Cuando entré mi hija tenía cuatro años, y no me ha afectado para criarla con normalidad», relata. Ni siquiera necesitó la reducción de jornada. Ruiz trabaja con su marido en el mismo turno para sincronizar horario laboral, días libres y vacaciones. Donde no llegaban ellos con la niña, lo hacían sus progenitores y suegros. El padre de la operaria, por cierto, trabajó en Aludium con turnos ordinarios. «Y nadie querría volver a aquello», anota ella.
Antes
Siempre cuatro descansos. Seis jornadas diurnas, seis vespertinas y seis nocturas. En medio, los descansos.
Ahora
Salvo en época estival. Dos mañanas, dos tardes y dos noches, antes de parar cuatro días. En verano solo descansan dos.
* ITP, parque tecnológico de Zamudio
«Ya no dispongo de puentes, pero veo más a mis hijas»
En la aeronáutica ITP impera la satisfacción con el nuevo modelo de trabajo. Antes alternaban cinco jornadas de mañana, noche y tarde, y ahora están sujetos a un calendario por el que trabajan mañanas, tardes y solo dos noches seguidas, tras lo que paran de dos a cinco días. Cuando la parte social lo planteó, los empleados votaron en contra por temor a no ubicarse, explica el operario y sindicalista Javier Anzules.
Sin embargo, la propia compañía retomó la iniciativa y desde hace menos de un año está vigente en gran parte de la planta.
El modelo ha calado, explica Anzules, «tanto que ahora que en verano hay que volver temporalmente al plan anterior -cinco días seguidos de mañana, noche y tarde-, la gente no está tan cómoda». A él le ha reportado más tiempo con sus hijas. El ‘pero’: «No dispongo de los puentes ordinarios, ya que los días sucesivos libres dependen de los turnos», matiza. Patxi Martínez suscribe los argumentos de su compañero. Tarda menos en reponerse y goza de mejor conciliación familiar. «Antes era un continuo ‘jet lag’, como trabajar cada semana en un continente», sostiene.
Antes
Fin de semana libre. Trabajaban a turnos los días laborables -mañana, noche y tarde- y descansaban sábados y domingos.
Ahora
Amplios descansos. Alternan de forma irregular mañanas, tardes y dos noches, tras lo que paran de dos a cinco días.
* Giovanni Bozzeto, química de Lantarón
«Si no llevo el calendario en el móvil, me pierdo»
En la planta que la multinacional italiana Giovanni Bozzetto tiene en la localidad alavesa de Lantarón -produce aditivos para el hormigón-, el cambio en el modelo de trabajo llegó cuando comenzó a hacerse visible la recuperación económica, «hace cinco años. Había que aumentar la producción y pasamos de tener jornada de lunes a viernes a ampliarla también a los sábados», explica Carlos Andrés. En concreto, la fábrica sólo para su actividad el sábado por la noche y el domingo de mañana y de tarde.
«Son turnos irregulares, la cadencia no siempre es igual y en mi caso si no llevo el calendario en el móvil, me pierdo», reconoce. Estaba acostumbrado a hacer turnos de semana entera con el mismo horario «y no lo cambio por nada. Pero hay que cumplir con la producción».
Se necesita, por lo tanto, esa mayor flexibilidad, en una factoría con 21 operarios. «Puede que no te canses tanto, pero creo que el descontrol para el cuerpo es mayor», asegura un trabajador con 23 años de trayectoria en Giovanni Bozzetto. Y el cierre del ejercicio «es aún más complicado para ajustar días», concluye.
Antes
De lunes a viernes. Una semana de mañana, otra de tarde y otra de noche, hasta ver el fin de la crisis hace cinco años.
Ahora
De lunes a sábado. Son turnos «irregulares»; dos mañanas, dos tardes, dos o tres noches; dos de descanso. Pero varía.
LA NORMATIVA. Estatuto de los Trabajadores
En su artículo 41, recoge que tendrán la consideración de modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo las que afecten a la jornada, el horario y la distribución del tiempo, el régimen a turnos, el sistema de remuneración y la cuantía salarial así como el de trabajo y rendimiento, y funciones que excedan los límites para la movilidad funcional.
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