Menos bodas que nunca

Menos bodas que nunca

La Tasa Bruta de Nupcialidad ya está en Cáceres por debajo de los tres matrimonios por cada mil habitantes y año. Solo seis provincias no alcanzan esa cifra. La media nacional se sitúa en 3,6

REDACCIÓN

La provincia cacereña registra 2,9 bodas por cada mil habitantes y año, ya sean civiles o religiosas. Es el último dato facilitado por el Instituto Nacional de Estadística. Nunca antes de 2010 esta Tasa Bruta de Nupcialidad había bajado en Cáceres de las 3 bodas por cada mil habitantes. Desde entonces solo se ha recuperado ligeramente en 2016 pero al año siguiente volvió a perder la barrera de 3. Seis provincias españolas están por debajo de esa tasa: Cuenca (2,4), Ourense (2,6), Ávila (2,7), Huesca (2,8), Soria (2,9) y Cáceres (2,9). La media nacional se encuentra en 3,6.

El sociólogo Jesús Moreno pone el dedo en la llaga: «El envejecimiento de la población cacereña es una de las razones principales. Muchas personas ya están viudas o casadas, hay menos jóvenes… Si la tasa solo contemplara la horquilla en edad de contraer matrimonio, seguramente no habría tantas diferencias con otras provincias».

Factores socioeconómicos como la crisis también están detrás de la baja tasa de nupcialidad, «porque sin trabajo ni sueldo fijo se retrasa la edad al matrimonio e incluso se frena», agrega. Pero además existe una clara tendencia a no casarse. «Hay parejas que comparten bienes como la vivienda, que tienen hijos y que no se han casado. La denominada convivencia sin papeles crece a pasos agigantados», subraya el sociólogo.

Y la gente no se casa por una cuestión cultural, porque está cambiando la mentalidad de un notable porcentaje de la población. «Existe un alto grado de individualismo, somos muy celosos de nuestro yo. La autonomía personal está muy sobrevalorada, cuesta comprometerse, firmar papeles…», matiza Jesús Moreno. Eso sí, cuando llegan los hijos «las parejas tienen un nuevo vínculo muy fuerte, un nuevo centro que ya no son ellos mismos, y muchos deciden casarse para protege más al pequeño».

Por su parte, el psicólogo Javier Barrera explica que «las necesidades básicas del ser humano como relacionarse afectivamente, ser querido, cuidado, estar acompañado y tener un vínculo especial de protección y seguridad, no han cambiado, pero sí ha cambiado la forma de satisfacer esas necesidades básicas, sobre todo en las sociedades más desarrolladas, donde ya no se necesitan vínculos tan estables ni duraderos».

Las condiciones socioeconómicas de dichas sociedades están provocando cambios, «de modo que si individualmente puedes satisfacer tus necesidades, las personas requieren menos vínculos estables y exclusivos», indica el psicólogo cacereño, explicando así la caída de la tasa de nupcialidad.

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