18 Dic Menor disponibilidad de cuidadores en el entorno familiar
El número de personas mayores que necesitan cuidados de larga duración está aumentando. Por otro lado, la disponibilidad de cuidadores en el seno familiar está disminuyendo. Comentamos en este artículo algunos de los datos disponibles y también sobre los factores que comprometen la capacidad de las familias para cuidar.
El informe ‘¿Quién cuida a quién? La disponibilidad de cuidadores informales para personas mayores en España’ es una aproximación demográfica basada en datos de encuesta, cuyas autoras investigan estas cuestiones en la Universidad Nacional a Distancia y en la Universidad Complutense, analiza cómo ha evolucionado el volumen de potenciales cuidadores de los mayores con discapacidad en España en los últimos 20 años.
Fundamentalmente reúnen datos desde una perspectiva sociodemográfica. Resumiendo, se trata de que una combinación de factores sociales, demográficos y culturales comprometen la capacidad real de las familias para cuidar; entre ellos están, el descenso de la fecundidad, el aumento de los hogares unipersonales entre la población de 65 o más años, y la incorporación plena de la mujer al mercado laboral, sin desdeñar la importancia creciente de las aspiraciones y elecciones individuales más independientes y últimamente una mayor movilidad geográfica de las generaciones jóvenes.
Menor disponibilidad de cuidadores en el entorno familiar
Y, por tanto, mientras la disponibilidad de cuidadores en el entorno familiar desciende por estos y otros motivos, por otro lado, aumenta la necesidad de cuidados entre los mayores…
Este desequilibro demográfico entre la población que provee cuidados y la que los recibe es un importante reto para los sistemas de atención a la dependencia en Europa. Y es que la longevidad aumenta, y la llegada de las generaciones del ‘baby boom’ a edades más avanzadas provoca un mayor volumen de población mayor con necesidades de cuidado, y especialmente de larga duración.
Este informe muestra que existe un patrón intergeneracional de cuidado, en el que son las personas de edad madura las que prestan ayuda a los más mayores. Se trata de hijos e hijas adultos que cuidan a sus padres y madres más envejecidos. Las investigadoras también observan que existe un patrón intrageneracional de cuidado, donde es la población de edad avanzada quién atiende a otras personas mayores con discapacidad.
El rol de cuidador masculino cada vez destaca más
Un dato más a destacar es que cada vez sobresale más el rol de cuidador masculino, que, aunque minoritario, muestra un protagonismo incipiente en las redes de atención a la población dependiente. Y que irá en aumento pues se detecta que a edades más avanzadas predominan las mujeres con algún tipo de discapacidad.
Y finalmente, los resultados confirman que España está experimentando un progresivo descenso de potenciales cuidadores/as informales, esencialmente en lo que respecta al patrón de cuidado intergeneracional.
La disponibilidad de cuidadores informales desciende si hablamos de cuidados propiciados por las generaciones más jóvenes
En las familias el perfil emergente de cuidadores son las personas cuidadoras de más de 65 años. Esto es importante pues hay que considerar que estos cuidadores son personas que ya de por sí presentan una alta vulnerabilidad en términos de salud y bienestar, que podría verse agravada por las consecuencias derivadas de la carga del cuidado informal. Esos/as nuevos/as cuidadores/as estarán proveyendo ayuda en una etapa de la vida en la que seguramente les correspondería a ellos recibirla, debido a sus propias limitaciones y dolencias.
Según indican las investigadoras de este informe hemos asistido a un periodo muy favorable y de cierto equilibrio entre los grupos de población que cuidan y los de mayores con discapacidad durante las últimas décadas. Tened en cuenta que el cuidado informal sigue representando actualmente alrededor del 80% del cuidado recibido por las personas mayores. Sin embargo, está llegando a su fin, y esto sufrirá un desajuste que exigirá medidas, servicios, y políticas sociales a medio y largo plazo. Las investigadoras plantean la necesidad de alternativas sólidas y reales de carácter formal el en contexto del Estado de Bienestar. Si queréis hablamos de ellas en próximos programas.
Consulta el artículo original publicado por Envejecimiento en Red