24 Sep Mayores solos y voluntarios comparten vacaciones para luchar contra la soledad y establecer vínculos
Mujer, de 85 años, que vive sola y con dificultades para caminar, perfil de los beneficiarios.
EUROPA PRESS – MADRID
Fundación Amigos de los Mayores ha organizado unas jornadas de convivencia intergeneracional durante los meses de julio, agosto y septiembre en el hotel rural Hacienda Los Robles, en Navacerrada (Madrid) ya que el verano, sinónimo de alegría para muchos, se convierte en una de las épocas más duras para cada vez más personas mayores que viven o se sienten solas pues los escasos lazos afectivos con los que cuentan durante el resto del año, desaparecen en los meses estivales.
«La sensación de soledad aumenta en verano y para paliar este sentimiento organizamos estas jornadas. El círculo social de las personas mayores va reduciéndose con los años o van teniendo dificultades de movilidad. Lo que hacemos es regenerar ese círculo social», indica a Europa Press el portavoz de la Fundación Amigos de los Mayores, José Ángel Palacios.
Esta iniciativa tiene como objetivo que los mayores puedan «vivir nuevas experiencias fuera de su rutina habitual–explica Palacios–hay personas que han trabajado toda su vida pero que nunca han disfrutado de unas vacaciones. Se trata de un fin de semana en un entorno rural, lo que supone una gran experiencia en un ambiente de alegría, tanto para los mayores como para los voluntarios».
En el transcurso de estas jornadas participan entorno a 50 personas mayores y 50 voluntarios, en varios turnos de un día completo o de un fin de semana cada uno de ellos, dependiendo de las necesidades de cada mayor. Además de dejar atrás el sentimiento de soledad y sus consecuencias, la iniciativa busca generar vínculos intergeneracionales que contribuyan al empoderamiento de las personas mayores.
«El ritmo de vida de las grandes ciudades cada vez dificulta más este tipo de relaciones. Estamos intentando generar más vida de barrio. Durante las jornadas la convivencia será de igual a igual, es decir, voluntarios y mayores realizarán las mismas actividades», comenta Palacios.
El perfil de los mayores que participan en estas vacaciones compartidas suele ser el de una mujer, de unos 85 años, con dificultades para caminar o salir de casa y que vive sola y aunque tenga lazos familiares, no puede ser visitada «todo lo que quisiera».
A partir de compartir comidas, conversaciones, excursiones y actividades lúdicas de grupo, como gimnasia, juegos o karaoke, surgen nuevas amistades entre las distintas personas mayores y los voluntarios.
«No queremos un enfoque asistencialista sino recíproco. Las personas mayores se verán beneficiadas pero también los voluntarios, quienes aprenderán con las personas mayores y disfrutarán juntos–asegura Palacios–ahora se estigmatiza a los mayores, algo que no contribuye a paliar la soledad, sino que la agudiza. Es algo que sentimos a diario».
DE VOLUNTARIOS A AMIGOS
Una de las voluntarias que ha participado en estas jornadas durante el mes de julio, Mónica, ha expresado a Europa Press que para los mayores «son unas vacaciones como si hubiesen estado un mes en la playa».
«Como voluntaria me lo pasé genial. Está todo muy bien atado, desde que recogen a los mayores en sus casas hasta que llegamos al hotel. La persona a la que acompaño me decía que estaba muy cansada pero que se lo había pasado tan bien que no se acordaba ni de los dolores –relata Mónica– Además, al ver las fotos de la estancia es como si estuviesen allí de nuevo y les sirve para darse cuenta de que hay cosas que aún pueden hacer y que se olviden de la soledad».
Mónica lleva cuatro años en Amigos de los Mayores y recuerda su experiencia con la anterior persona a la que acompañaba con nostalgia. «Hace cuatro años se me pasó por la cabeza comenzar con el voluntariado y acompañé a un mayor hasta que falleció. Cuando eso ocurrió ya no era el mayor al que iba a acompañar. Era mi amigo», relata Mónica.
«Un mayor no pide nada. Todo lo que le des le va bien y lo que no saben es que lo que nos dan a los voluntarios porque por muy poco recibes mucho», concluye.
Por su parte, Carmen relata a Europa Press que ha participado en «casi todas» las vacaciones compartidas que han organizado Amigos de los Mayores y recuerda que desde que conoció la asociación ya no siente «la soledad y la depresión».
«Tratan de darte alegría, hacemos juegos, echamos una partida a las cartas y estamos entretenidos. Conocí Amigos de los Mayores hace dos años porque me lo recomendó la trabajadora social. Desde entonces voy a todas las excursiones y comidas que organizan. Con mi voluntaria salgo a dar un paseo o tomamos un café. Estoy encantada porque la soledad es muy triste», explica Carmen.
En este sentido, el portavoz de la fundación advierte de que cada vez son más los estudios que están demostrando que la soledad es un factor de riesgo que afecta a todos los grupos sociales.
ESPAÑA ESTÁ CADA VEZ MÁS ENVEJECIDA
Según el estudio ‘Soledad y Envejecimiento’ realizado por la propia fundación, España adolece de una sociedad envejecida, en la que una de cada 5 personas son mayores, lo que supone el 19,2% de la población (mayores de 64 años). Además, esta cifra se triplicará en menos de un siglo, por lo que en el año 2066 estiman que las personas mayores supongan el 34,5% de la población.
Asimismo, 1.960.900 personas viven solas de las cuales el 59% sienten soledad, lo que supone un factor de riesgo de pérdida de autoestima; depresión; deterioro cognitivo; demencia; pérdida de movilidad; hipertensión; enfermedades cardiovasculares; merma del sistema inmunológico; y mortalidad temprana.
«Las personas que participan como voluntarios están empezando a saber como es la situación a la que se pueden enfrentar. Por eso, como sociedad deberíamos empezar a gestionar la soledad como un problema que está ahí. El participar desde joven en proyectos como este, te prepara para llegar con una red social de contactos y apoyo afectivo más fuerte cuando llegue el envejecimiento», manifiesta Palacios.
Además de estas jornadas, Fundación Amigos de los Mayores lleva a cabo actividades similares durante todo el año, donde los voluntarios, quedan con los mayores una media de dos horas a la semana para tomar un café o charlar.
«Nosotros nos encargamos de ponerles en contacto y gestionar el primer encuentro. A partir de ese momento son ellos los que generan una relación de apoyo afectivo mutuo. La semilla de una amistad verdadera», concluye Palacios.
Amigos de los Mayores recuerda la necesidad de encontrar más voluntarios ante el aumento de la soledad y de las solicitudes de personas mayores que contactan con la fundación para recibir acompañamiento afectivo y amistad.
La Fundación Amigos de los Mayores es una ONG de voluntariado y sin ánimo de lucro que lucha para paliar la soledad no deseada y el aislamiento de las personas mayores a través de la compañía, el afecto y la amistad de voluntarios. Fundada en Madrid en 2003, también está presente también en Móstoles, San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz (Madrid), Vigo (Pontevedra) y Donostia y Lasarte-Oria (Gipuzkoa).
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