Mamá se va a la guerra contra el cáncer

Mamá se va a la guerra contra el cáncer

¿Cómo se puede explicar a un niño que tienes cáncer de mama? Irene Aparici convierte su lucha en un cuento para sus hijos

Marta de Andrés / Madrid

Hay personas y personas, e Irene Aparici es una de esas que merece la pena conocer. De las que consiguen que se te mueva algo por dentro, de las que convierten lo malo en bueno con su actitud y creatividad. Hace un año le diagnosticaron cáncer de mama, uno de esos casos menos habituales para los que los protocolos médicos no tienen una solución infalible. Más o menos como ella, que se sale de la norma.

O si no, lean este fragmento de su blog en el que narra un día normal en el hospital: «Esta mañana estuve en el hospital. La rutina de siempre: análisis, defensas bien, consulta con el oncólogo y tratamiento. Ya sabía yo que el General (su oncólogo), a pesar de lo contento que estaba el último día con la respuesta al tratamiento, no estaba conforme con cómo me veía el pecho. Esta mañana me ha dicho que quiere que me hagan una resonancia magnética para ver qué está pasando por ahí dentro y poder evaluar si me operan ya. Redefinición de la estrategia nuevamente. No tengo capacidad para valorar si es mejor o peor una cosa u otra. Simplemente me resigno a aceptar el mejor criterio de su equipo, que para eso ya me tomé el esfuerzo de ver a varios médicos en su momento y elegirlos a ellos. Ahora solo me queda esperar que cada etapa vaya llegando cuando toque. El estudio genético dio negativo. Es decir que no tengo alterados los mismos cromosomas que mis primas. Es una buena noticia en el sentido de que solo tendrán que actuar donde haya tumor, pero abre nuevas incógnitas sobre el origen de este cáncer. Como dice el General, todos los cánceres tienen origen en una alteración genética, solo que aún no se ha estudiado al completo el genoma humano ni se saben todas las causas que producen esas alteraciones. Algunas parece que son claramente de tipo hereditario, pero otras no se sabe aún».

Las primas de Irene padecieron cáncer de mama, y ella lo llevaba en sus genes, y en su pensamiento. «Me asustaba la idea desde siempre, pero evitaba pensar en ello como intentando exorcizarlo…cuando todas las pruebas apuntaban en esa dirección, yo sabía la respuesta».

«Pacto de felicidad»

«Todo empezó un día de junio de 2011 -nos cuenta- cuando mi dedo empezó a inflamarse sin motivo aparente; luego fue el brazo y, después de un periplo de pruebas, teorías y opiniones médicas, llegó el diagnóstico de cáncer». Le dieron los resultados en el Hospital de la Zarzuela, y reconoce que fue impactante, el médico de hecho se mostró mucho más afectado que ella en ese momento. La razón quizá fuera un «pacto de felicidad» que había hecho con su mejor amiga, Cristina, unos meses antes. La promesa de que nada de lo que habían pasado, a sus cuarenta y pocos, con amores, desamores, hijos y trabajos, o lo que fuera a venir, les alejaría de su objetivo de ser felices. De hecho, fue Cristina la que acudió rápidamente al hospital para pasar con ella ese día raro, diferente, en el que Irene comenzó su lucha contra la enfermedad. Un cuento muy real.

Mientras Irene esperaba los resultados de las infinitas pruebas a las que tuvo que someterse después, su más profundo pensamiento estaba centrado en cómo iba a explicarle aquello a sus dos hijos pequeños, Segio y Javier, de 9 y 11 años, que conocían a una madre invencible. Y así se gestó la idea, convertida ahora en un precioso cuento, de «Mamá se va a la guerra». «Era, sin duda, lo más complicado…¿cómo les explicaba a los chicos lo que me estaba pasando, y les preparaba para lo que me quedaba por pasar, sin asustarles?», explica Irene.

Así lo cuenta en su libro, en el que ella es una reina con una cabellera larga y un gesto siempre confiado: «Principitos, hijos, tengo que hablaros de algo muy importante: en mi territorio se ha declarado un enfrentamiento (….) Escuchad bien: mis vigías han detectado a unos grupos de locos peligrosos que se mueven en pandillas. Quieren invadir mi reino. (…) Mi batalla se llama cáncer de mama y esos locos son unas células que se están asociando y multiplicando sin control. Pero no tenéis que asustaros, porque hay medicinas que las pueden destruir para siempre».

Y así sucedió en la vida real. «Lo que cuento en el libro es una representación de cómo afrontamos esa situación mi familia y yo», afirma. Irene reunió a sus hijos y a su exmarido para dar la noticia, y sacó su mejor arma, la confianza y la palabra, para que los chicos la entendieran en su lenguaje, y se sintieran seguros. «Mi exmarido y yo hicimos lo mismo cuando nos separamos, se lo explicamos juntos a los niños para que les afectara lo menos posible».

Por un puñado de amigos

Resuelto el tema de los niños, que a partir de ahora podrá servir de ayuda a otras madres valientes que tengan que explicar a sus hijos una situación dura, Irene tenía que pensar como contárselo a su «ejército aliado»: sus amigos. Tanto médicos como psicólogos defienden que trabajar las emociones, y canalizarlas hacia actitudes positivas, es una de las mejores armas contra el cáncer. Irene se saldría de todas las estadísticas. Ella es una mujer muy sociable, con necesidad de comunicarse con su entorno, con ambiciones y hobbies, y amigos en todas partes. Por eso, su primera «estrategia» fue mandar un email, el mismo, desde el corazón, a toda la gente que le importaba, unos 100, confiesa.

«La idea del blog se gestó ahí -explica- en las respuestas de mis amigos, en la necesidad de comunicarme con ellos. También lo hice para evitar estar hablando siempre de lo mismo. En mi blog tienen el “parte” médico, y así cuando me ven o hablo por teléfono con ellos me hablan de cualquier otra cosa».

www.abc.es/20121019/sociedad/abci-mama-guerra-contra-cancer-201210182214.html