«Los tópicos sobre las personas mayores están obsoletos».

«Los tópicos sobre las personas mayores están obsoletos».

En ‘Conversaciones de Mayores’, iniciativa de ABC y la Fundación ‘la Caixa’, se apuntó que «la vida no se acaba a los 70. Podemos hacer muchas cosas».

2024. ABC

Laura Peraita

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Débiles, frágiles, un poco tacaños, poco hábiles para manejarse en relación a cómo lo hacen otros grupos de edad e, incluso, menos inteligentes… Estos son algunos de los tópicos más generalizados en nuestra sociedad en relación a la población mayor. Según Andrés Losada, catedrático de Psicología de la Universidad Rey Juan Carlos y vicepresidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), el problema es que se trata de una idea asumida y que se mete a todos los mayores en el mismo saco. «No debe ser así. No todos ellos se enmarcan en la actualidad bajo estas etiquetas que llevan arrastrando durante años. La situación ha cambiado. Es imprudente generalizar porque, al igual que dentro de la infancia, adolescencia o adultez existen grandes diferencias, no todos mayores son iguales», apuntó dentro del programa ‘Conversaciones de Mayores: Rompiendo tópicos en la generación senior’ de ABC y la Fundación ‘la Caixa’.

Este panorama negativo se alimenta, según Losada, debido a que a partir de los 65 años se producen ciertos eventos que despiertan en ellos la sensación y convencimiento de que son mayores, como ocurre, por ejemplo, cuando llega la jubilación. «El edadismo se va interiorizando a lo largo de la vida y ante determinados sucesos críticos, como el de pasar página a la vida laboral, se activa la creencia de entrar en la vejez, empezar a tener dependencia o peor salud mental, lo que está en el origen de muchas soledades. Por un lado, se aísla al grupo de personas mayores, pero, a su vez, son ellas mismas las que se apartan por creer que es lo que les corresponde por edad. El impacto de lo anterior, en el contexto demográfico actual y futuro, es crítico. Evitar el edadismo (y el autoedadismo) tendrá influencias determinantes en el retraso de la dependencia o de enfermedades asociadas a problemas de salud mental. El efecto que el envejecimiento de la población pueda tener sobre la futura situación socioeconómica también es un factor clave a tener muy en cuenta».

A pesar de que los estereotipos hacen mucho daño, lo cierto es que cada vez más personas cuando cumplen los 70 años se sienten muy bien. Pero, ¿por qué se perciben y ven más jóvenes las personas más longevas? «La respuesta es compleja –señala el vicepresidente de la SEGG–. En líneas generales, la población senior vive hoy mejor gracias a los imparables avances sociosanitarios, a que se encuentran en mejores condiciones físicas, emocionales y mentales que sus iguales de generaciones pasadas, a que su capacidad económica es mejor que en otros grupos de edad y, además, disponen de más tiempo libre para ocio, tienen menos preocupaciones por los hijos, no padecen el estrés y las prisas de las obligaciones laborales, mantienen más relaciones sociales, disfrutan de una mayor experiencia que les permite gestionar mejor sus problemas… «Para muchos mayores los 70 años son los nuevos 20. Eso sí, sin obviar que, efectivamente, hay personas que a esta edad pueden estar en peores condiciones económicas y de salud».

Andrés Losada insiste en que lo primero que hay que hacer para evitar que se sientan discriminados por su edad es acabar con el edadismo, que es el primer paso para que se produzca maltrato y negligencia en este grupo de población. «Resulta sorprendente que se hayan emprendido en los últimos tiempos campañas contra el racismo, el machismo, la violencia de género… y no contra el edadismo porque, aunque sólo sea por egoísmo, todos, sí o sí, acabaremos siendo mayores y nos veremos afectados por esta visión que hay hacia las personas en la última etapa de su vida».

Para cambiar este panorama este experto recomienda comenzar por establecer medidas educativas. Apunta que desde Primaria hay que romper la visión estereotipada de los mayores que aparece en los libros de los escolares. Igualmente, los medios de comunicación, las series de televisión o películas deben dejar de mostrar una imagen equivocada de la vejez que no refleja para nada la nueva realidad, sin olvidar que sí hay mayores que requieren ayuda o son dependientes».

Sin franjas de edad

Añade que desde la SEGG y el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP) están trabajando en la línea de eliminar estereotipos y fomentar el camino de la vida sin limitarlo en franjas de edad. «Ahora solo hace falta que las instituciones públicas nos hagan caso porque hemos asistido al experimento natural de la pandemia que ha desgraciadamente ha demostrado que las entidades no tienen interés en que cambie la situación de la población longeva. Mejorar su situación requiere un gran esfuerzo».

Señala, además, la conveniencia de favorecer contextos intergeneracionales, permitir que apenas se note la diferencia entre grupos de edad en términos de mantener el interés por diferentes áreas de valor y poder actuar sobre ellos, establecer mecanismos que eviten los efectos negativos de la brecha digital, etc., «Son, sin duda, otros grandes retos sociales».

«Parece que nosotros no tenemos nada que hacer»

Manuel Granados, de 68 años, recuerda que se fue de luna de miel desde Extremadura a Alemania donde su mujer y él encontraron un trabajo. Tuvieron dos hijos y tras una dura enfermedad que le supuso a Granados pasar 19 veces por el quirófano, él soñaba con vivir su jubilación en España y cerca del mar. No ha podido ser. Su suegro necesitaba cuidados y el matrimonio regresó a Villanueva de la Serena para poder atenderle. «Cuando parece que tienes todo el tiempo del mundo tenemos que ocuparnos de otros mayores o de los nietos. Parece que nosotros no tenemos nada que hacer y los hijos en cuanto pueden te sueltan a sus pequeños para que les cuides. Pero es un tópico que hay que desterrar porque nuestro tiempo también vale».

Y es que Granados imparte clases de informática a jóvenes con problemas de salud mental en el Centro de Mayores de la Fundación ‘la Caixa’ de su localidad. «También enseño a los jubilados a hacer trámites a través de internet y me he apuntado a pilates. No soy el mayor típico… Según los tópicos. Tengo mucha actividad y me encanta. Mi mujer, igualmente, va a clases de matemáticas, literatura, hace deporte… Los estereotipos sobre la gente senior están obsoletos. La vida no se acaba a los 70, 80 años. Podemos hacer muchas cosas interesantes y motivantes. La edad está en la mente. Yo no me siento con 68 años, me percibo más joven. Por cumplir años en esta etapa no debemos pisar el freno».

La solución para acabar con esta forma de pensar «está en nosotros mismos», advierte Granados. «No debemos pedir a las autoridades, ni a los alcaldes ni al Gobierno nada. Debemos ser nosotros los que actuemos para generar el cambio y romper estos esquemas que hacen tanto daño. Hay que mentalizarse de que no somos inútiles y dejar de pedir cosas a los hijos en cuanto no sabemos algo. Debemos coger la iniciativa y seguir activos, demostrar que podemos seguir haciendo cosas».

Mayor motivación

En la misma línea se manifiesta Helena Gorostiza, de 76 años, que nació en Mondragón pero vive desde hace muchos años en Valladolid. Asegura que parte de su tiempo lo dedica a ser ama de casa y abuela. Pero no es lo único que hace. Participa en varias iniciativas de la Fundación ‘la Caixa’ donde imparte clases de lectura y de cultura general a personas de entre 65 y 90 años. «No cabe duda de que la población senior es muy diversa, pero lo cierto es que cada vez tienen mayor motivación por hacer cosas y más ganas de aprender. El cliché de que este sector de población no hace nada, es muy inculto, solo quiere jugar a las cartas o ir a sentarse en Benidorm a mirar el mar, debe caer por su propio peso porque, al menos por lo que veo, tienen más ilusión, interés por aprender y vivir experiencias».

Confiesa que no le agrada escuchar estos tópicos u otros como ‘que somos roñosos’. «Hay que tener en cuenta que hemos vivido una infancia con muchas carencias económicas y una vida difícil, lo que hace que nos conformemos con poco en la actualidad. Debemos tener más pretensiones. Pero esta mentalidad va cambiando y, además, depende de la localidad en la que se viva y si es rural o urbana. Una mujer de 60 años tiene hoy una dinámica de vida muy distinta a la de esta edad hace unos años o a una de 80 hoy».

En su opinión, no hay que olvidar a aquellos que viven solos o no tienen motivación para hacer cosas. «Hay que animarles porque la sociedad ha hecho que interioricen que por edad ya no pueden hacer cosas. Y sí pueden. Lo primero, les mejora su autoestima, pero necesitan alguien que les empuje. Por un lado depende de nosotros, de la actitud, pero también de las organizaciones sociales y políticas, que deben facilitar ayudas y poner en marcha ideas y servicios a nuestro favor. Las personas mayores también contamos porque tenemos sabiduría y experiencia, que son valores muy importantes para toda la sociedad».



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