16 Abr Los psicólogos insisten: “Si se flexibiliza el estado de alarma, los niños deben ser los primeros en salir”.
Los expertos inciden, siempre respetando las medidas del estado de alarma, que las salidas deben ser controladas, nada de parques, y solo un adulto debe acompañar al menor.
Carolina García
Desde que se inició el confinamiento debido al estado de alarma, son muchas las voces que reclaman que los niños puedan salir a la calle; menores que ahora llevan más de un mes en casa. Diversos expertos en Infancia llevan tiempo incidiendo en la importancia para los más pequeños de dar un paseo, ya que no hacerlo puede tener consecuencias para su salud. Estos, además, mantienen que los padres son conscientes de la responsabilidad que debe haber con el cumplimiento de las medidas impuestas por el estado de alarma para no perjudicar ni a ellos, ni a sus hijos, ni a terceros. Una demanda que lleva activa desde hace semanas y que alcanza más relevancia este miércoles 15 de abril, Día del Niño 2020 en España.
Las declaraciones del ministro de Sanidad, Salvador Illa, esta semana no hacen prever que se suavice el confinamiento de los más pequeños en breve: «Siendo conscientes del grado de sacrificio que comporta para las familias y los niños, por prudencia y con cautela, conforme a la información que disponemos, hay que mantener todavía esta medida. Hay que actuar con máxima cautela. Somos conscientes del esfuerzo que significa para el conjunto de la sociedad y en particular para estos mantener, ya inicianda la quinta semana, unas medidas que evitan que ellos puedan salir. Cuando creamos que se dan las condiciones de seguridad para que se pueda tomar esta decisión la daremos a conocer», concretó.
Illa admitió que las medidas que se han tomado en España son «unas de las más estrictas» de Europa y explicó que se han tomado por prudencia porque «los niños son un vector de transmisión de la enfermedad». Si bien, también aseguró que el Gobierno está al tanto de lo que han determinado otros países en este sentido. Por ejemplo, Países como Francia, Italia o Bélgica ya permiten a los niños salir una hora a pasear, acompañados de un adulto y en las inmediaciones de su casa.
Efectivamente, en cuanto el riesgo, o al cumplimiento o no de las medidas del confinamiento en España, Heike Freire, experta en innovación educativa y defensora de los derechos de la infancia, explica que, en este aspecto, se dan dos puntos que el Gobierno debe tener claro: “Por un lado que las familias están tan aterrorizadas que no van a salir a tropel y, segundo, y también muy importante, los españoles somos responsables y sabemos cuidar de nuestros hijos e hijas”.
«Me han hecho diversas entrevistas desde distintos países y mi conclusión es que Europa está conmocionada porque España sea el único país en el que los niños y niñas no pueden salir», argumenta esta mujer. «Estamos planteándonos llevar una queja a la Unión Europea y también hemos enviado cartas a todos los portavoces de los parlamentarios para pedirles que se debata en el Parlamento. No tenemos noticias ni de Presidencia ni del ministro de Sanidad, Salvador Illa», prosigue Freire. Según explica Freire, la sensación es que hay miedo y no saben por qué, «pero es una pena que por ese temor, lo estén pagando los más débiles. Francamente, una sociedad que no habla de sus niñas y niños y no se organiza para cuidarlos, es una sociedad que no es humana, es una sociedad inhumana», concluye la experta.
“Yo percibo por parte del Gobierno prudencia, mucha prudencia. Y acepto el argumento de la Salud pública para no levantar el confinamiento. Puedo entender que hay que estirarlo tal y como está ahora. Lo puedo entender, pero probablemente si hubiera que tomar una medida prioritaria en el momento que se viera que se puede flexibilizar un poco, creo que niños, niñas y adolescentes deberían ser los primeros en salir a la calle”, argumenta José Antonio Luengo, psicólogo, especialista en Psicología Educativa y Sanitaria, secretario de la Junta de Gobierno del Colegio de Psicólogos de Madrid y que ha participado en el Comunicado del Consejo General de la Psicología de España a este respecto. “Y deben hacerlo por encima de cualquier otro segmento de población”, incide.
Para el experto, los menores están soportando una situación de encierro terrible. Hay que tener en cuenta distintas variables como, por ejemplo, el lugar donde lo están pasando: “No es lo mismo tener un jardín que vivir en una casa de 60 metros cuadrados, y no, no es suficiente con que el niño salga a la ventana para que le dé el sol”.
Hablar de la infancia y de la adolescencia como si todos fueran iguales
Otra variable es la personalidad de cada uno. “Si cada persona es un mundo, cada niño en esta situación es especialmente un mundo. Los adultos, todos, entendemos lo que está pasando y que tenemos que ser responsables y el 95% de nosotros lo está cumpliendo. Pero cada menor tiene su propia capacidad de contextualizar y hay que diferenciarla por edades, ya que cada grupo de edad tiene unas necesidades que pueden ser tremendamente diferentes”, añade Luengo.
Por ejemplo, el experto mantiene que diferenciaría la salida por grupos de edad, que se corresponden con las etapas educativas. “En primera instancia, deberían salir los niños que cursan Educación Infantil, hasta los seis años, son menores muy apegados a sus padres, que suelen ir de la mano y no se suelen escapar. Y luego sería positivo que salieran Primaria y Secundaria en bloque. Es tan importante para un bebé que le dé el sol como para un adolescente desfogarse un poco en la calle”. Todo esto significa un poco de calidad de vida para todos ellos. “Y no, no, los padres no van a arrollar los parques”.
“Por ejemplo”, prosigue, “si yo ahora te digo que una mamá con sus hijos de dos años salga a la calle, seguramente la gente me va a decir enseguida que se va a pasar con la distancia o el tiempo, o que va a sacar a niños de tres años diciendo que tienen dos. Siempre surge ese alegato a la irresponsabilidad cuando se habla de flexibilizar el confinamiento. En cambio, nadie lo ha hecho a la hora de hablar de los animales. Es vergonzoso». Un ejemplo que cita Luengo y que puede ser extrapolable, aunque no de una manera cuantitativa, es que “los niños con discapacidades han salido, salen, y no se ha producido un aumento de contagios. A lo mejor, esto puede indicar algo. Que somos más responsables de lo que creemos”.
Consecuencias psicológicas del confinamiento en niños
Para el experto, el problema del confinamiento no se da mientras dura, sino después, “es cierto que los niños se adaptan mejor que los adultos, pero eso no quiere decir que no estén sufriendo”. Según mantiene, a lo mejor estos no son capaces de expresarlo de la misma manera que un adulto. Y los datos lo avalan, “un último estudio hecho en china, habla de que un tercio de la población padece o padecerá Trastorno de Estrés Postraumático, y este es un trastorno que aparece después, es difícil de tratar, es correoso y se encasilla”.
Entre los rasgos que pueden percibir los padres ahora en cuanto a este trastorno, Luengo cita ejemplos como que el niño esté irritable, muy, muy activo, o al revés aletargado, “claro, está, esto no es un día, sino de forma constante”.
“El confinamiento es una carrera de fondo, es duro para todos, y los niños entran en este sufrimiento. Hacer que mejore su experiencia de esta epidemia es una obligación de todos, de toda la sociedad. Entiendo la prudencia de las autoridades, pero en cuanto se pueda flexibilizar, que se haga, y que ellos, repito, sean los primeros”, concluye este experto.
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