Los problemas de las cuarentenas sociales de los mayores ante el coronavirus.

Los problemas de las cuarentenas sociales de los mayores ante el coronavirus.

La población mayor de 65 años o con patologías previas es la más vulnerable. La Comunidad recomienda no usar el transporte público.

Isabel Valdés

A Juan Ramón le parece que «esto del coronavirus es exagerar”. Tiene 76 años y el sol le hace guiñar los ojos. Está sentado en un banco de Madrid Río, esperando a que llegue su “grupete” para ir a dar un paseo y ver jugar a la petanca. Hasta hace unos días, él, como el resto de sus amigos, iban a uno de los centros de mayores de Arganzuela. La Comunidad de Madrid ordenó el pasado viernes el cierre de los 213 centros que hay de este tipo en la región, privados y públicos; una medida de control, prevención y protección frente al coronavirus que se tomó tras la muerte de dos ancianos, en una residencia y en un centro de mayores. La población de más de 65 años, como aquellos pacientes con enfermedades crónicas, son población de riesgo. Madrid, además, es la comunidad con más casos: 1.024 de los 1.931 que hay en España. Se han producido en la región 31 de los 47 fallecimientos relacionados con esta enfermedad.

“¿Qué voy a hacer, estar todo el día en casa? Ahora además que ha empezado a hacer bueno. No me parece que sea para tanto, la verdad. No pasa nada”, espetaba Juan Ramón. En ese momento, en el que este jubilado de la construcción estaba solo, efectivamente no pasaba nada. El riesgo era cero. Lo explica el doctor Ángel Rodríguez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y epidemiólogo que trabaja en el Centro de Investigación Biológica en Red en Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes) del Hospital de Getafe: “En la población de riesgo, además de las medidas generales como evitar tocarse la cara o saludar dando dos besos, hay que limitar las actividades sociales. Cualquier actividad que haga estar a menos de dos metros es una actividad que hay que evitar. Con todo lo molesto e irritante que sea esto. Salir a pasear al aire libre, solo, no conlleva riesgos”.

Sí acarrea problemas el hacerlo con otras personas. Este miércoles, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, ha insistido mucho en la importancia de la “responsabilidad individual” para tomar las medidas que eviten la propagación del virus, sobre todo en aquellas zonas con más casos, y en que el objetivo de las medidas es “reducir la transmisión, pero fundamentalmente reducir el impacto en los grupos de riesgo”. Justo un día antes, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció medidas adicionales a las que ya se decretaron el lunes, como el cierre de las aulas en todos los niveles educativos. Madrid, que es una “zona de alta transmisión”, tendrá a partir de ahora prohibido celebrar eventos en los que haya más de 1.000 personas; a los que acudan menos la asistencia deberá ser reducida a un tercio del aforo y los partidos deportivos de gran afluencia (en Madrid como en el resto de España) se celebrarán a puerta cerrada. Y este miércoles, la Comunidad ha “aconsejado” a los grupos de riesgo “que eviten utilizar el metro y el transporte público en general”.

Rodríguez, junto al doctor Pablo Barreiro, especialista en enfermedades infecciosas y adjunto del Hospital Carlos III-La Paz de Madrid, ha elaborado una guía de medidas de protección para personas en mayor riesgo. En ella explican cómo se contagia, la previsión de un aumento en el número de casos y dan recomendaciones a este grupo de población —mayores de 60 años, inmunodeprimidos o con enfermedades crónicas— que deberían seguir al menos en las próximas semanas. Aparte de las generales —lavado frecuente de manos (con agua y jabón o gel con alcohol), no tocarse la cara si antes no se han lavado las manos, protegerse al toser o estornudar y usar y desechar los pañuelos y no compartir objetos como vasos o cubiertos— se han definido unas específicas, tanto para esa población objetivamente más vulnerable como para quienes les rodean.

Para las personas de riesgo estas consisten en evitar los lugares concurridos, como medios de transporte, espectáculos, reuniones profesionales o centros sanitarios; limitar las visitas de familiares o amigos; consultar a los servicios médicos en caso de síntomas respiratorios (tos, fiebre, dolor de cabeza, cansancio o dificultad para respirar) y adoptar precauciones si hay que visitar el centro médico. Y para quienes vayan a estar en contacto con una persona perteneciente a este grupo, la recomendación es que no visiten a esa persona si se tienen síntomas respiratorios, que eviten el contacto físico y que se mantengan a unos dos metros de ella.

El Gobierno regional también ha lanzado un aviso especial a los mayores: “En la Comunidad de Madrid se pide encarecidamente fomentar el cuidado domiciliario de los mayores (…) Y se hace una especial recomendación expresa a todas las personas mayores, o que padecen enfermedades crónicas, o más de una patología. Se aconseja que eviten abandonar su hogar o residencia salvo estricta necesidad y, en cualquier caso, prescindan de lugares concurridos, en los que no es posible mantener la distancia de seguridad interpersonal de al menos un metro”.

El factor psicológico del aislamiento

Rodríguez asegura que la clave “es la distancia”, tanto en interiores como en exteriores. Sin generar alarma y tomando las medidas preventivas adecuadas, “podemos contribuir a evitar escenarios con más restricciones”. Algo a lo que Paloma, una octogenaria que cada mañana pasea con su yorkshire por el parque Casino de la Reina, en Embajadores, le tiene “pánico”. Vive sola y una de sus hijas, junto a la familia, pasan el fin de semana con ella: “Pero a mí lo que me mantiene bien es poder salir a pasear con mi perra, ver a mis amigas, tomarme un chocolate. Estar en casa a la cabeza no le viene bien. No nos mató la posguerra, no nos va a matar esto”. El doctor Rodríguez reconoce que el bienestar psicológico y emocional de las personas mayores puede verse afectado en circunstancias de aislamiento total o parcial, pero ese aislamiento “compensa el riesgo de que tengan que pasar por un proceso como el de UCI”. “La prevención es indispensable”, insiste.

José Ángel Palacios, de la ONG Grandes Amigos —que acompaña y sensibiliza en este ámbito— apunta a ello: “Lo primero es la salud, y, además, tenemos que amortiguar la alarma y las consecuencias emocionales (de aislamiento, soledad) que puedan tener las personas a las que atendemos”. Son 953, alrededor de 700 en Madrid. Llevan ya varias semanas informando y emitiendo recomendaciones según las indicaciones del ministerio para sus voluntarios (1.078) y a quienes acompañan, un 85% de mujeres. En algunos casos han sustituido el acompañamiento presencial por el telefónico, han cancelado todas las actividades de grupo y, cuando no es posible no acudir hasta los domicilios, piden a los voluntarios que se ciñan a lo recomendado por las autoridades sanitarias.

En Madrid hay 661.645 personas de 65 años o más, 258.744 hombres y 402.901 mujeres. En la Comunidad, con 6,6 millones de habitantes, son el 17,5% de la población.

Madrid, además de Andalucía y Cataluña, superan el millón de personas de más de 65 años. Solo en la capital hay 661.645 personas de 65 años o más, 258.744 hombres y 402.901 mujeres, según el padrón municipal; y son el 17,5% de la población de la comunidad, con 6,6 millones de habitantes. Muchos de ellos, como Juan Ramón y Paloma, ocupan parte de su tiempo haciendo vida social y prefieren no quedarse en casa. Ante el cierre de los centros de mayores, algunos quedan para jugar la partida de cartas en bares, a la petanca en parques o se reúnen para pasear o conversar. De forma más organizada ha ocurrido durante este pasado fin de semana en Fuenlabrada. Este lunes, la Asociación Cultural de Mayores de esa ciudad, con más de 3.000 socios, envió un comunicado “avisando” de que los mayores se habían buscado alternativas al centro.

La “picaresca”

Marcelo Cornella, su presidente, cuenta que “la picaresca española hace que se busquen alternativas para eludir las prohibiciones y hay que insistir en que hay que remitirse a las recomendaciones oficiales”. Este martes, él y otros miembros de la asociación pegaron 500 carteles por las calles y portales de la ciudad madrileña incidiendo en ello. “Hemos calculado que el 40% de los socios que venían a diario se reparten ahora por asociaciones sin restricciones y en bares y parques”, explica. De ellos, dice, solo el 5% son mujeres: “Ellas se quedan más en casa, con las tareas domésticas”. Un portavoz del Ayuntamiento de Fuenlabra explica que no pueden “confinar” a la gente en sus casas, que informan de forma permanente y por los canales oficiales de las últimas comunicaciones del ministerio y como medida preventiva y dentro de sus competencias se han cancelado todas las actividades en lugares y centros públicos.

En la capital, algunos de esos lugares que se habían convertido en alternativa eran las asociaciones vecinales, que tienen un alto porcentaje de población mayor de 65 años. Este pasado martes, la federación regional de estas asociaciones (FRAVM), que aglutina a 287, emitió un comunicado recomendando a sus miembros que cancelaran sus actividades y reuniones para los próximos 15 días y ha anulado “las reuniones, encuentros, talleres y actos públicos en la calle que tenían previstas todas sus áreas y comisiones de trabajo. De esta forma, aunque su sede permanecerá abierta, no se celebrarán en ella reuniones ni otros actos que impliquen la congregación de un grupo numeroso de personas”. Para cuando emitieron esa nota, algunas ya habían cerrado su sede y cancelado su programación, como las de Moratalaz y Hortaleza.

Félix Arias, el presidente de la Asociación de Vecinos de Prosperidad, explicaba que “en solidaridad colectiva” iban a incorporarse de forma voluntaria a la cuarentena; en esa entidad, con 520 socios, el 60% son mayores de 65 años y lo es también el 80% de la gente que atienden. “Pura prudencia”, espeta Arias. Y otras entidades, como las asociaciones o las fundaciones, se decantan por lo mismo. En la Fundación 26 de Diciembre – Mayores LGTB explican que tras la orden del 6 de marzo de la consejería se han cancelado todas las actividades de grupo y solo mantienen las citas previstas con trabajadoras sociales o psicólogas para ayudar a quienes acuden hasta ello; su sede, en la calle de Amparo, está abierta pero a medio gas para tareas administrativas. Ellos atienden a unas 500 personas al año, más las que se suman a las actividades, y también lo ven claro: “Hay que ceñirse a las recomendaciones oficiales, tomar precauciones”.

https://elpais.com/espana/madrid/2020-03-11/los-problemas-de-las-cuarentenas-sociales-de-los-mayores-ante-el-coronavirus.html

 



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