31 Ene Los optimistas tienen mejor salud
Los optimistas viven más y mejor, dicen algunos expertos, cuando comprenden que la felicidad no es el final de un viaje, sino parte del paisaje que se atraviesa durante el trayecto.
INFLUENCIA DEL ESTADO DE ÁNIMO EN LA SALUD
En este sentido, el libro Optimizar la vida, de Albert Figueras, editado por Alienta, aporta una serie de estimulantes preguntas y respuestas sobre los mecanismos que nos llevan a ver de diferentes maneras un mismo vaso. Y, lo que es más importante, los impulsos que nos mueven a buscar las fuentes para llenar nuestro vaso y el de los demás.
Según este profesor universitario, doctor en medicina y especialista en farmacología clínica, contamos con una amplia base de estudios que han seguido a grupos de personas durante toda su vida y han concluido que quienes tienen una actitud positiva llenan más y mejor el vaso de su vida, es decir, viven más y mejor. O que las personas con tendencia a la hostilidad presentan un riesgo mayor de padecer fugas en su vaso a modo de enfermedades cardiovasculares, entre otras.
En cambio, los optimistas, argumenta, no sólo tienen mejor salud, sino que también suelen lograr una mejor respuesta frente a dolencias graves. Si, como dice el lenguaje popular, padecer ciertas enfermedades es cuestión de lotería, algunas actitudes vitales negativas sólo sirven para ir acumulando más boletos, concluye. En definitiva, la ciencia parece demostrar que nuestras actitudes inician procesos de llenado o vaciado del vaso de nuestra vida.
Según el autor, la felicidad, entendida como un estado permanente de bienestar absoluto que se puede alcanzar tras un camino arduo (y, a menudo, económicamente costoso), no existe. La felicidad, defiende el doctor Figueras, es un estado, una sensación momentánea, fugaz, que todos experimentamos en varios momentos de nuestra existencia. La felicidad no es el final de ningún trayecto, sino que forma parte del paisaje por el que pasamos a lo largo del viaje. No es ningún destino al que se llega viajando, sino más bien un adjetivo que nos remite a esa sensación que uno tiene -más a menudo de lo que pensamos- durante el viaje de la vida.