19 Oct «Los mayores vamos a hacer una revolución»
Alexandre Kalache, el experto en vejez advierte que si la sociedad no abre espacio a estas personas, «vamos a pelear».
ANDREA NOGUEIRA
Hace más de una década que el concepto de «envejecimiento activo» comenzó a circular. Su impulsor, el doctor Alexandre Kalache, quien dirigió el programa de la OMS en este campo durante una década y actual presidente del Centro Internacional de Longevidad radicado en Brasil, quería y quiere revolucionar la manera en que la sociedad entiende la vejez, por él mismo y porque la población global no deja de envejecer. Kalache, que este miércoles ha participado en Vigo en la I Jornada sobre ciudadanía y vejez en Galicia, propone una revolución en la que las personas mayores participen de todos los aspectos sociales, donde la edad no sea motivo de jubilación, estimulando las relaciones intergeneracionales, el aprendizaje continuo y la conversión de los ciudades en entornos amigables.
-Usted habla de redefinir el concepto de vejez, habla concretamente de la gerontolescencia
-Es un poco como la adolescencia para nuestra generación. Antes de los baby boomers la adolescencia no existía, hasta la II Guerra Mundial los niños tenía que trabajar para comer. Vinimos nosotros, muchos, con más salud, conocimiento, con un poco de dinero del bolsillo y pudimos hacer esa revolución; sobre todo las mujeres, que pasaron a tener dominio sobre su vida reproductiva. Eso es una transición. Hoy yo soy la misma persona, pero con muchos años más y no voy a envejecer como mis padres. No puedo definirlo todavía porque lo estamos haciendo, el camino se hace caminando. Dentro de 15 o 20 años, gerontolescencia será definida en los diccionarios.
-A esos gerontolescentes, ¿qué les ofrece ahora mismo la sociedad?
-No vamos a esperar que la sociedad nos ofrezca, nosotros tenemos una conciencia de derechos y un pasado de activismo que otras generaciones de personas mayores no tuvieron, entonces estamos ya exigiendo nuestros derechos, que abran espacio, Si no quieren abrir, vamos a pelear, vamos a hacer una revolución de echo en las calles como lo hicimos, con los movimientos estudiantiles. Yo soy de esta generación, si no me dejan, yo no voy a esperar que me abran espacio, yo lo abriré.
-¿Estamos infravalorando sus capacidades?
-Sí, sobre todo por discriminación, no te dan espacio porque eres mayor de 60 o 70 años. Por eso es que nosotros necesitamos unirnos para abrir ese espacio como activistas que somos. Por otro lado, no estamos compitiendo. Yo hago un trabajo pro bono, porque tengo el privilegio de no necesitar para comer, lo hago porque tengo un propósito de vida. Cuando tienes 25 años, tienes necesidades, familia quizá y estrás haciendo carrera. Yo no, yo quiero dejar huellas, que se acuerden de mí.
-Ahora que la edad ya no es un baremo válido para ciertos aspectos, habría que replantearse conceptos como la edad de jubilación. ¿Cómo lo reformulamos?
-Esa es la cuestión de identidad. Tú eres médico y después eres una persona jubilada. Te sacan la identidad. ¿Qué es necesario hacer en una sociedad donde más de un tercio de la población tendrá más de 60 años? Es imposible mantener el modelo creado por Bismarck en el siglo XIX. En 1871 se creó la Seguridad Social en Alemania, cuando la expectativa de vida era de 46 años. Él, muy sabiamente, pensó, bajo el punto de vista económico esa persona ya no es productiva. Los mandaba a casa, con una pequeña jubilación, y duraban dos o tres años porque tenían enfermedades crónicas para las que la medicina no tenía nada que hacer. 130 años después estamos haciendo la misma cosa: vamos a trabajar, no tenemos tiempo para cuidarnos. Hay que cambiar, hacer una revolución para que puedas llegar a los 60 años trabajando con base en tu experiencia sin estar compitiendo por plazas de trabajo. Hay que prestar mucha atención porque a lo largo de la revolución de la longevidad hay otra que es la tecnológica. Si no tienes acceso a información, te volverás obsoleto.
-Galicia está especialmente envejecida y sufre una fuerte de dispersión territorial. Esto agudiza la soledad de muchas personas mayores. Ahora que el modelo familiar también ha cambiado, ¿quién debe asumirlo y cuidar de estas personas?
-El modelo familiar ha cambiado porque antes eran pocos los mayores y muchas las mujeres que había para cuidarlos, que no vivían mucho tiempo. En general, en ambientes agrícolas, con casas muy grandes y donde siempre cabía uno más. Hoy, o vives en zona céntrica de cualquier ciudad donde no hay mucho espacio, o terminas aislado porque los jóvenes de los pueblos no tienen oportunidades y se van a ciudades mayores. No es que la familia no quiera, es que no está preparada, está fragmentada. Además, hay más divorcios. No es que sea peor o mejor, es que es así. Es el Estado el que tiene que sustituir, el poder público el que tiene que reponer, el que tiene que buscar soluciones. Si vives en un pueblo es necesario pensar en transporte público. Económicamente muchas veces no es viable, pero es así la sociedad moderna. Hay pueblos abandonados en Galicia, y la tasa de fecundidad está en 1,1. Tampoco quieren a los inmigrantes, pero muchas veces son las mujeres inmigrantes las que están cuidando de esas personas mayores cuyas familias no quieren o no pueden cuidar de ellas.
www.farodevigo.es/sociedad/2017/09/27/mayores-revolucion/1757218.html