11 Mar Los hermanos de niños con discapacid tienen una mayor empatía cognitiva.
Tener un hijo con una discapacidad o un retraso en el desarrollo suele ser una experiencia estresante para toda la familia, según una investigación.
S.F
Un nuevo estudio internacional ha examinado cómo crecer como hermano de un niño con discapacidad puede fomentar la empatía, en lo que constituye uno de los primeros trabajos que examinan y revelan los posibles efectos positivos de crecer con un hermano con discapacidad, según adelantan sus autores en la revista ‘Child Development’.
La investigación, realizada por investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y la Universidad de Toronto (Canadá), se realizó porque tener un hijo con una discapacidad o un retraso en el desarrollo suele ser una experiencia estresante para la familia y los hermanos de estas familias pueden estar expuestos a un mayor estrés y a desafíos, pero hasta ahora había pocas investigaciones sobre los efectos positivos de crecer con un hermano con discapacidad.
«Los resultados indican que los hermanos de niños con discapacidad pueden tener una mayor empatía cognitiva (es decir, comprensión de los pensamientos y sentimientos de los demás), lo cual es importante ya que la empatía cognitiva es clave para las habilidades sociales», explica Yonat Rum, investigadora postdoctoral de la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Cambridge.
Los investigadores examinaron los datos del Estudio Longitudinal Israelí de Gemelos, que incluye 1.657 familias de gemelos nacidos en 2004-2005 con características demográficas similares a las de la población mayoritaria judía de Israel. Se identificaron 63 familias en las que uno de los gemelos tiene una discapacidad y el otro tiene un desarrollo típico.
Los hermanos gemelos de desarrollo típico de los niños con discapacidades se compararon con 404 hermanos gemelos de desarrollo típico del resto de la muestra, en medidas de empatía cognitiva y emocional y prosocialidad, completadas cuando todos los niños tenían 11 años.
A los niños participantes se les administró un cuestionario de autoinforme de evaluación de la empatía cognitiva y emocional y una tarea informatizada diseñada para evaluar el comportamiento prosocial. Además, los padres de los niños participantes completaron un cuestionario para evaluar los comportamientos prosociales de sus hijos.
Los datos mostraron que los niños con desarrollo típico que tenían un gemelo con discapacidades puntuaban más alto que los niños con desarrollo típico que no lo tenían, en la empatía cognitiva autodeclarada. En contra de las predicciones, no se encontraron diferencias en la empatía emocional y la prosocialidad.
«Estos efectos positivos podrían deberse a la ‘ventaja’ específica de la empatía cognitiva para comprender mejor a su hermano con discapacidad y apoyar la relación entre hermanos», explica Ariel Knafo-Noam, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los autores reconocen el carácter preliminar de los resultados y piden que se realicen más investigaciones utilizando diferentes modos de medición en este campo tan descuidado.