06 Feb Los cuidadores de barrio realizaron más de 14.000 intervenciones anuales
Mujer vulnerable de más de 80 años, es el perfil tipo de persona que más demanda el servicio de acompañamiento
LUIS CARLOS LLERA
Los jubilados son carne de cañón para los carteristas. Francisco, un octogenario, cuenta que un grupo de rumanas le robó un sobre con 500 euros que acababa de retirar del banco. Le siguieron y esperaron el momento propicio para despistarle y quitarle el dinero del bolsillo. Los pensionistas de seis barrios de Vigo respiran algo más tranquilos que Francisco porque saben que un cuidador les acompañará al banco y les dejará en casa sanos y salvos.
Vigo es la única ciudad de España que tiene consolidado este servicio de asistencia que realiza una labor fundamental entre las personas mayores, las más vulnerables.
Los cuidadores de barrio se encuentran trabajando en el Casco Vello, Teis, O Calvario, Bouzas, As Travesas y Coia. Realizan su labor de lunes a viernes. En los tres primeros distritos de 9 a 14 horas y de 15 a 20 horas. En los otros barrios solo trabajan por las mañanas. Durante el año pasado las 45 personas que trabajan en este servicio realizaron 14.122 asistencias a 278 personas, la inmensa mayoría de edad avanzada.
El servicio es cada vez más conocido porque lleva implantado en Vigo desde el año 2008. Pero muchas personas no se preocupan hasta que tienen una lesión, un problema de movilidad o tienen que estar al cuidado de un familiar. Se puede solicitar la atención a través del teléfono 010 del Concello o hablando directamente con las personas que desarrollan esta labor por las calles. Son fácilmente distinguibles por sus uniformes de colores llamativos.
Ana Álvarez Franco, coordinadora de la asistencia, que tiene encomendada la Fundación Érguete por medio millón de euros al año, señala que tienen un doble objetivo. Por una parte, «prestar un servicio a la ciudadanía más vulnerable y con mayores dificultades» y, por otra parte, «incorporar al mercado laboral a personas en situación de riesgo o exclusión social».
Patrullando la calle para ayudar en general hay 23 personas. Otros cuatro cuidadores que están enfocados a trabajar específicamente con drogodependientes, ayudándoles con sus problemas y tratando de minimizar los daños que sufren por su adicción. Ese es el origen de Érguete y la labor continúa en varios frentes. Además hay cuatro personas que se dedican a gestionar el banco de tiempo, es decir al intercambio de favores.
La plantilla se completa con otros seis técnicos, cinco integrantes de un equipo de apoyos y varias personas encargadas de la limpieza y auxiliares administrativos, en total 45 personas.
Mayoría femenina
El perfil del usuario es el de una señora mayor, octogenaria, y delicada, por sus condiciones de salud. De los 278 usuarios 220 fueron mujeres y 58, hombres. La mayor demanda se produce porque ellas viven más años que los hombres, en términos generales y llegada la vejez acusan una menor fuerza física para cargar con las bolsas de la compra o simplemente caminar por sí solas. Una de las grandes asignaturas pendientes sigue siendo la accesibilidad. En barrios como Teis es posible encontrar hoy día edificios de siete plantas que carecen de ascensor. Y en Bouzas, sin ir más lejos, hay inmuebles de cuatro alturas que tampoco lo tienen. Subir cargados con el carrito de la compra supone para algunos inquilinos un esfuerzo titánico.
El 65 % de los usuarios del servicio de cuidadores de barrio son personas entre 70 y 90 años. Pero se atendieron a 24 nonagenarios y lo más frecuente es que acudan al servicio personas entre 81 y 90 años. Constituyen el tramo de edad más numerosos con 123 casos.
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