29 Jun Los autónomos con discapacidad sensorial han tenido más problemas durante la pandemia.
La pandemia ha sido un handicap especial para los autónomos con discapacidad sensorial. Muchos de estos profesionales necesitan tocar superficies o leer los labios para trabajar, y ambas cosas no eran posibles por el riesgo al contagio.
El parón y confinamiento decretado por la crisis sanitaria no ha sido igual para todos los ciudadanos, ni tampoco para todos los negocios. Algunos autónomos tuvieron que soportar las dificultades como estar obligados a cerrar o abrir con restricciones. Pero hay un colectivo concreto que sumó a las demás dificultades la de tener que trabajar con algún tipo de discapacidad sensorial que les dificultaba aún más el cumplimiento de las medidas sanitarias.
Cada día hay más personas con discapacidad que deciden emprender. Para muchos de ellos, montar su propio negocio es la mejor vía para conseguir un medio de vida, máxime cuando existen aún muchas trabas para que puedan acceder a ciertos puestos de trabajo. Según un estudio realizado por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), junto con Fundación ONCE, en España hay 50.000 autónomos con discapacidad.
Sin embargo, “ni todas las personas con discapacidad son de riesgo, ni a todos estos autónomos les ha afectado del mismo modo el Estado de Alarma”, apuntó Francisco Zuasti, coordinador del Área de Diversidad e Inclusión Social de ATA. Por ello, ante esta situación hay que distinguir entre autónomos con discapacidad sensorial o física. Buena parte de los primeros han visto multiplicadas sus dificultades desde que comenzó la pandemia.
Muchos cesaron su actividad por riesgo de contagio
Tener alguna discapacidad no convierte a una persona automáticamente en » vulnerable. Sin embargo, sí es cierto que gran parte de ellos tenían patologías o alguna condición por la que presentaban un mayor riesgo a contagio o posteriores complicaciones. Por ello, la gran mayoría cesaron su actividad” explicó Zuasti.
A lo que añadió que, “los que pudieron, siguieron con su actividad a través de la modalidad del teletrabajo, lo cual favorece mucho a personas con movilidad reducida y, en buena parte de los casos, ha sido una gran ventaja para este colectivo”.
De esta forma, mientras unos han sufrido un confinamiento con muchas dificultades, otros se han visto beneficiados en cierta medida. «Aquellos con discapacidad sensorial, como puede ser auditiva o visual, son los que se están viendo más perjudicados frente a las medidas de seguridad”.
Es el caso de las personas con discapacidad que necesitan usar el tacto y, esto, aumenta exponencialmente el riesgo de contagio y hace mucho más difícil estar al frente de un negocio. Según Francisco Zuasti hay “que tener en cuenta que las personas ciegas necesitan tocarlo todo, por lo que están en riesgo de contagio constante. Además, desconocen esa distancia de seguridad y no pueden garantizarla”.
Por su lado, los que tienen discapacidad auditiva necesitan leer los labios, y las mascarillas y cubrebocas no permiten esa comunicación. “Gracias a dios salieron las mascarillas transparentes. El problema es que el que tiene que llevar dicha mascarilla es el interlocutor, no la persona sorda”, dijo zuasti.
El teletrabajo ha sido una ventaja para muchos de ellos
Aunque cada vez son más las personas con discapacidad que acceden al mercado laboral, todavía hay mucho camino por recorrer para lograr una inserción plena de este colectivo. En este sentido, el teletrabajo es una de las prácticas que más se ha extendido para mejorarlo.
Para algunos autónomos con discapacidad, especialmente física, el impulso del teletrabajo a raíz del COVID-19 supuso una gran ventaja que les permitió seguir desarrollando su actividad, incluso en mejores condiciones. De hecho, «para la mayoría, el tema de la digitalización y poder trabajar en remoto es bueno y les aporta muchos beneficios”, aseguró el coordinador del Área de Diversidad e Inclusión Social de ATA
«Aún no tenemos datos, pero hay casos de personas con discapacidad que se han dado de alta como autónomo gracias al teletrabajo. Las reuniones virtuales y el trabajo en casa sirve para que personas con impedimentos físicos con movilidad reducida puedan realizar funciones que antes no podían”, aseguró Zuasti.
Nuevas tecnologías, «aliadas» del autónomo con discapacidad
Precisamente en este sentido, el informe Tecnología y Discapacidad elaborado por la Fundación Adecco apunta que las nuevas tecnologías se han convertido en aliadas imprescindibles para la mejora y normalización de la vida de las personas con discapacidad, así como en su acceso al empleo.
El impacto de la tecnología ha sido decisivo para muchas de estas personas, abriéndoles un inmenso abanico de posibilidades que quizás antes no estuvieran a su alcance. Así, una persona con tetraplejia podría estar al frente de su propio negocio manejando el ordenador a través de la voz; o un profesional con discapacidad visual leer un documento, recién salido de una impresora braile.
Por ello,continúa el documento de Adecco, ahora el reto está en dar a la tecnología una dimensión más social. Si bien en los últimos años se ha avanzado de forma espectacular en tecnologías inclusivas, el ámbito de la discapacidad sigue siendo un gran desconocido para el sector tecnológico. Según Francisco Mesonero, “desde la Fundación Adecco ya hemos apoyado algunas iniciativas para la creación de herramientas creativas y sostenibles que reviertan en una sociedad más igualitaria e inclusiva”.
Ayudas para autónomos con discapacidad durante la crisis
Lo que está claro es que sea cual sea la medida, son muchos los autónomos de diferentes sectores los que han visto muy difícil seguir al frente de su actividad . Por ello, Fundación Universia, impulsada por Banco Santander, y en su objetivo por favorecer el desarrollo sostenible e inclusivo de la sociedad desde una perspectiva de igualdad y diversidad, lanzó un programa de ayudas para autónomos por y para la discapacidad que han visto afectada su actividad empresarial.
Se trata de ayudas dirigidas a aquellos autónomos o autónomas que se vieron obligados a suspender sus actividades debido a la situación provocada por el COVID-19, provocándoles graves pérdidas económicas o incluso empujándoles al cese definitivo de éstas.
“El problema es que se trata de 90.000 euros para aquellos que estén beneficiándose de la prestación extraordinaria por cese de actividad. Sin embargo, hay otros autónomos con discapacidad que requieren de esta ayuda no porque cumplieran con las condiciones del cese, sino porque sus limitaciones no les permiten realizar su actividad y están en riesgo”.
11 pautas para una nueva normalidad accesible
Por otro lado y con el fin de promover una nueva normalidad más accesible para todos los autónomos, independientemente de cuáles sean sus limitaciones, las principales organizaciones representativas del colectivo elaboraron una guía con 11 claves para una nueva normalidad accesible.
Se trata de un documento elaborado por La Fundación ONCE, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y el Real Patronato sobre Discapacidad. En él, recogen recomendaciones para la adecuación de los espacios y edificios públicos teniendo en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad de cara a la “nueva normalidad”.
Así lo indicaron los impulsores de este documento, que recoge, de manera «fácil y sencilla» algunas directrices para hacer que este colectivo lo tenga más fácil durante los próximos meses. Las pautas van desde consejos relativos a la ‘Adecuación de Equipos de Protección’; pasando por los ‘Espacios de separación mínima’ o el ‘Transporte colectivo’ y ‘Reducción de aforo de espacios públicos’, entre otros..
En cada uno de estos elementos se proponen consejos que reflejan aspectos relacionados con los grandes colectivos de personas con discapacidad como son discapacidad visual, auditiva, física, cognitiva y psicosocial, para que «el nuevo cumplimiento normativo en los entornos públicos y laborales no se convierta en una barrera para la libre circulación y desarrollo de actividades por parte de las personas con discapacidad».
Respecto a la información, se recomienda el uso de pictogramas y la lectura fácil, así como que los mensajes que se ofrezcan en formato sonoro en espacios públicos incorporen alternativas en formato escrito o en lengua de signos.
En relación con las mascarillas, se afirma que pueden provocar «desconfianza» por parte de personas con discapacidad cognitiva o psicosocial «al dejar oculto parte del rostro». Además, se advierte que disminuyen la vocalización y volumen entre los interlocutores, lo que incide «negativamente» en la comunicación con personas con discapacidad auditiva.
En cuanto al gel hidroalcohólico, se considera «necesario plantear un criterio de cara a normalizar su ubicación y facilitar su localización por parte de las personas con dificultad visual y asegurar su cómoda manipulación a quienes tengan problemas de destreza en los miembros superiores».