10 Sep Los alimentos ultraprocesados pueden triplicar el riesgo de fragilidad en los ancianos.
Se trata de un estado de especial vulnerabilidad que aparece ante situaciones de estrés y que se asocia a la pérdida de peso no intencional.
Servimedia
El consumo de alimentos ultraprocesados se asocia a un riesgo hasta tres veces superior de desarrollar el síndrome de fragilidad en personas mayores. Se trata de un estado de especial vulnerabilidad que aparece ante situaciones de estrés y que se asocia a la pérdida de peso no intencional y a una lenta velocidad al caminar.
Un estudio, publicado por la revista ‘The Journals of Gerontology’ y liderado por investigadores del Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) y del de IMDEA-Food Institute, aporta una nueva evidencia sobre los beneficios de la restricción de los ultraprocesados -aquellos que se transforman física o químicamente en su elaboración- en la dieta de los mayores para prevenir la pérdida de función asociada a la edad.
En este estudio, los investigadores hicieron un seguimiento durante 3,5 años a 1.822 personas de más de 60 años en España. En este periodo, se constató que aquellos que consumían mayor cantidad de alimentos ultraprocesados tenían «un riesgo hasta tres veces mayor de desarrollar síndrome de fragilidad que aquellos con menor consumo de estos productos», explica Pilar Guallar, una de las coordinadoras de este trabajo.
Entre los productos que más se asocian al desarrollo de fragilidad se encuentran los lácteos ultraprocesados (azucarados, endulzados y saborizados), las galletas, pasteles y bollerías, así como los zumos industriales.
Sin embargo, este síndrome es potencialmente reversible, a través de la actividad física y de una dieta saludable y de mejor calidad. En este sentido, los investigadores subrayan que «estos resultados refuerzan la necesidad de promover el consumo de alimentos frescos o mínimamente procesados y evitar los ultraprocesados en la dieta de las personas mayores».