02 Ago Los abuelos, figura «fundamental» en la vida y desarrollo de los menores.
Enseñan de manera natural su árbol genealógico a los nietos y que estos «no están de casualidad en el mundo», apuntan los expertos.
Fernando Morales
Los abuelos son aquellos familiares sobre los que los nietos nunca tienen un mal recuerdo, unas personas que brindan amor, cuidado y consejos a los menores y, en muchas ocasiones, se convierten en modelos a seguir para enfrentarse a los problemas del día a día. Un familiar sobre el que entre abuelo y nieto se genera un vínculo «especial», basado sobre todo en una relación de «protección y cuidado fundamental» para el menor.
Y es que se suele decir que los padres educan y los abuelos permiten. Una figura por la que este lunes, 26 de julio, se celebra el Día del Abuelo, para reconocer y homenajear el papel fundamental que tienen y para poner en valor una relación familiar «importantísima» para los menores, convertidos en ocasiones en segundos padres. Pero aunque el trabajo que realizan los abuelos sobre sus nietos debe ser reconocido y puesto en valor los 365 días del año, lo cierto es que se celebra hoy por ser el día en el que la liturgia católica conmemora a San Joaquín y a Santa Ana, padres de la Virgen María y, por tanto, abuelos de Jesús.
Son los grandes protectores de los menores, una relación en la que el abuelo, en cierta medida por tener más tiempo disponible, intentará siempre complacer a su nieto, más en un momento de crisis en la que muchos no solo ayudan a los menores sino que son el sostén sobre los que vive la familia al completo. «Los abuelos están protegiendo a sus nietos porque los padres están en el paro o porque tienen horarios de trabajo muy duros», asevera la fundadora del gabinete de asesoría familiar Sophya, Sara Pérez-Tomé.
Y aunque la pandemia ha hecho que muchos menores se alejaran de sus abuelos, nadie pierde de vista que son «fundamentales en la vida de sus nietos», no solo por los buenos momentos que después nadie olvida sino porque transmiten «muchos valores, tradiciones, costumbres familiares» y, lo más importante, porque enseñan «a sus nietos el origen de su vida». Este, a juicio de la Pérez-Tomé, es un paso importante en los niños, cuando aprenden a saber que el papa de su papa es su abuelo. «Es el otro proceso de enlace que se consigue con los abuelos porque les están enseñando de manera natural su árbol genealógico y que no está de casualidad en el mundo».
Este año, por las consecuencias tan graves de la pandemia, sobre todo entre las personas mayores, el celebrar el Día de los Abuelos puede ser una ocasión magnífica para reforzar la relación nietos-abuelos en un momento en el que está en crisis tanto la familia como la vida de las personas mayores. Es por lo que ve que hay que reforzar a los abuelos con un acompañamiento «especial» y decirles que los necesitamos en la familia. «Si no lo han hecho nunca que lo hagan ahora y si no lo hacían que lo vuelvan a hacer», continúa Pérez-Tomé, que ve que la pandemia ha afectado de manera dispar a la relación y a la figura del abuelo dependiendo de la familia.
Así, mientras que ha habido abuelos que han salido «muy trasquilados» de la crisis, a otros muchos se les ha recuperado después de saber cómo lo han pasado en las residencias de ancianos. No obstante, a aquellos que han conseguido sobrevivir al virus, desde el gabinete Sophyacreen que un año de pandemia han sido cinco años de su vida perdidos, por lo que es necesario mantener una relación más calurosa con los familiares.
Un puente familiar
Una buena relación con los abuelos, siempre y cuando no asuman el papel de educadores, puede conllevar un aspecto muy positivo en la etapa adolescente del menor. Pueden convertirse en un puente entre padres e hijos. Y es que el abuelo puede decirle al nieto lo mismo que su padre, con el beneficio de que el menor puede que no se niegue tanto a cumplir lo que se le está pidiendo «porque se lo está diciendo su abuelo», asegura Pérez-Tomé. Por tanto, conseguir esta relación puede ser para el padre como tener «un brazo extensible en la educación de sus hijos».
De todas formas, y aun viendo que los abuelos ejercen de educadores en diferentes ocasiones, el papel que juegan los abuelos en la educación de los nietos es «circular», es decir, no están para educar pero tampoco para deseducar, por lo que tienen que hacer un círculo de intimidad con el tipo de modelo de familia del que forman parte sus nietos.
Para ello, aunque en algunos momentos puede ser complicado conseguirlo, y para no perder a sus hijos y ganar a los nuevos nietos, el abuelo, a juicio de la experta, tiene que ser «flexible, creativo y tender la mano a los nuevos tiempos y relaciones». Sea como fuere, el abuelo siempre será esa persona que para un menor puede convertirse en su mayor protector, en un ángel de la guarda del que siempre se desprenderá una sonrisa sobre su nieto y por el que siempre habrá un buen recuerdo. Una persona vital para el desarrollo de los niños.