01 Feb Lo que la película Campeones ha hecho por la discapacidad
Además de cosechar buena prensa, taquilla y favor del público, la cinta de Javier Fesser ha logrado algo que bien merece un Óscar: dio valía a todo el colectivo con una sonrisa.
ÉRIKA MONTAÑÉS
Son campeones. Lo demuestran en cada gesto. En cada acción. Pero llegó una película, les dio nombre, provocó una carcajada y otorgó valía a personas que todos los días de su vida deben demostrar lo capaces que son.
Hasta ahora, quizás no se había hecho con una sonrisa. Al menos, no una hilaridad sonora y masiva, porque la cinta de Javier Fesser logró buena prensa, éxito de público y de taquilla, coronado por una decena de nominaciones a los premios Goya y la preselección en la carrera a los Óscar. Aunque finalmente se haya quedado descolgada de los reconocimientos de Hollywood, puertas adentro, el filme de Fesser ha recabado un rotundo mensaje unánime por parte de quienes trabajan con el colectivo: ha supuesto un antes y un después en España.
Cómo se despierta
Tal vez en otros países, cuentan desde esas entidades volcadas con las personas con discapacidad, la visibilidad del colectivo se consiguió con «otros métodos». Cómo despierta cada sociedad es un misterio. Lo hace, movida por un pulso cultural definido, a través de una campaña de sensibilización, una película, un libro, un referente icónico como una «celebrity» o, simplemente, se naturaliza a través de una legislación específica.
España fue dando pasos. Pero las fundaciones y entidades que trabajan mano a mano con algunas de las 3,84 millones de personas con alguna discapacidad que hay en nuestro país (sea física, sensorial, orgánica o intelectual), coinciden curiosamente en un diagnóstico: Campeones dio visibilidad a un colectivo que ya la tenía, pero lo hizo «sin ternurismos, sin concesiones a una emotividad ñoña, con talento y respeto a una realidad que tiene pocas oportunidades de lucirse en la gran pantalla. Campeones conecta con una sensibilidad generalizada que tiene la ocasión de ver y apreciar a personas, que se muestran en primera persona», resume Luis Pérez Cayo Bueno, presidente del Cermi (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad).
Continúa el dirigente de Cermi, el máximo exponente de la discapacidad en España:«La obra cinematográfica merece todos los premios, pero no como un favor a la película, sino como favor a un público mundial que disfruta de una historia de gente que no solo sueña, sino que sobre todo hace soñar».
Para el director de Comunicación e Imagen del Grupo Social ONCE,Antonio Mayor Villa, no es menos cierto que las personas con discapacidad han logrado en los últimos años un destacado avance en derechos de ciudadanía, que, opina, «no hubiera sido posible sin la enorme transformación que la sociedad ha recibido en cuanto a la imagen de estas personas». Concita: «Hemos transitado por décadas en que se hablaba de minusválidos, de disminuidos, postrados o sufrientes y, con mucho esfuerzo y demostrando todas nuestras capacidades, hemos llegado a que nos valoren por lo que somos, por nuestro talento y no por nuestra discapacidad».
Recibe un baño de realidad
«Por ello –ultima Mayor Villa–, cuando una película entra en este mundo y muestra con acierto y bendita normalidad esta realidad el efecto es el logrado por Campeones. La sociedad recibe un baño de realidad que, aun inmerso en ficción, logra un impacto muy importante y positivo».
En opinión de Agustín Matía, director de Down España, que representa a las 100.000 personas con síndrome de Down en el país, la clave está en la «humanización» que ha logrado la película de las personas con discapacidad intelectual. A su juicio, el mensaje que se transmite es el de que lo más importante del ser humano, es decir, su dignidad, no reside en la parte intelectual, «sino en los valores de la propia persona, que van más allá».
En ese recorrido por los progresos paulatinos que ha logrado el colectivo, ha fallado históricamente uno: el empleo. Entidades que trabajan para integrarlos en el mercado laboral reivindican la trascendencia de pedir ese empleo con una comedia como instrumento. Desde la Fundación Juan XXIII Roncalli, Miguel Ángel San Juan esgrime que la película «llegó para dar un empujón que era precioso. Supuso un soplo de aliento».
Ana Muñoz de Dios, directora general de la Fundación Integra, cree que la conquista de Fesser y su equipo ha sido «inédita». «Quita etiquetas y hace que podamos acercarnos a la discapacidad con normalidad y naturalidad, haciéndonos ver que todos somos diferentes, en tono de humor, con optimismo, sin dramas ni compasiones. Rompe barreras tocando la parte más emocional y lanzando un mensaje: es necesario vivir de cerca esta realidad para darnos cuenta de que hay que integrar en nuestra sociedad urgentemente a personas con discapacidad porque nos aportan mucho. Son personas entregadas y motivadas que trabajan desde el corazón». Además, arguye Muñoz de Dios, «la película evidencia cómo estas personas son “sobrecapacitadas” emocionales frente a la “discapacidad emocional” de otras personas que no tienen el certificado de discapacidad».
Beneficio social
La inclusión es enriquecedora para la sociedad. Nunca lo ha dudado Almudena Martorell, presidenta de la Fundación A la Par, que acogió uno de los cástings con actores muy reales que organizó Fesser para la cinta (Stephan, el joven que rueda desde una pelota de baloncesto a un pedazo de fruta). «Campeones ha superado con creces el reto de pasear por el filo de “reírse de” a “reírse con” –dice Martorell–. Nos ha brindado un momento histórico, una ventana de sensibilidad que debemos aprovechar al máximo para seguir cambiando las cosas».
Si, como dijo recientemente un reconocido actor, una sociedad se mide por cómo trata a sus eslabones (también a los que en apariencia son más débiles), Campeones nos ha mejorado un poco a todos.
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