07 May Lo que cuesta mantener el bienestar de las personas mayores
Los pensionistas suponen un 85% de la factura farmacéutica del SAS, pero aun así tienen que hacer frente a muchos pagos de productos sanitarios
A. F. LÉRIDA – SEVILLA
El Servicio Andaluz de Salud gastó en 2014 1.400 millones de euros en medicamentos, productos sanitarios y productos dietéticos prescritos a través de recetas para pensionistas, lo que supone un incremento de un 1,88% respecto a 2013, ejercicio en que se libraron 1.370 millones. Esa cantidad que se gastó en 2014 supone un 85% del total empleado en recetas en toda la región que llegó a 1.638.965.404,20 euros, según datos del Ministerio de Sanidad.
Los grupos de medicamentos más demandados por los mayores, según fuentes del SAS, son los antihipertensivos (21,8 millones de envases), antiulcerosos (10,2), analgésicos y antipiréticos (9,1), tratamientos para el colesterol (6,8), antitrombóticos (6,5 millones), ansiolíticos (6,3) y antidiabéticos orales de los que se han consumdio 4,6 millones de cajas.
Otro dato relevante es que los productos sanitarios más consumidos son los absorbentes para incontinencia urinaria (1,5 millones de envases), tiras reactivas (771.000 envases) y apósitos (574.000 envases).
El copago farmacéutico
El SAS destaca que, a diferencia de otras comunidades autónomas, el sistema de receta electrónica de Andalucía, Receta XXI, permite evitar que los pensionistas andaluces tengan que adelantar dinero para retirar en las oficinas de farmacia los tratamientos que les receten los profesionales sanitarios tras la aplicación del nuevo copago farmacéutico, impuesto por el Gobierno de la nación, ya que el sistema identifica cuándo se ha alcanzado el tope establecido para cada pensionista.
Sin embargo, a pesar de que el gasto en medicamentos y otros productos farmacéuticos para pensionistas financiados por el sistema público va en aumento, quedan fuera muchos otros que son necesarios para mantener el bienestar de los mayores como, por ejemplo, mantas eléctricas, cremas dermatológicas, bragas de plástico para incontinencia, empapaderas, gafas, gotas oftalmológicas, vendas, esparadrapos o apósitos por no citar las camas articuladas cuyo coste supera los 1.000 euros.
Respecto a las vendas, gasas y apósitos, muy demandadas para curas que han de hacerse los mayores con cierta periodicidad, los centros de salud les dan a los pacientes esos productos cada vez que van a la consulta para que no tengan que comprarlos en la farmacia ya que actualmente no se financian. No obstante, es frecuente que el usuario necesite más existencias de las que les han dado en su ambulatorio o les ha llevado a casa el enfermero de cabecera. Entonces, en vez de pedir cita y desplazarse o esperar a que sea día hábil, si le sorprende en festivo, acude a la farmacia y compra las gasas que vienen a costar unos 5 euros la caja con entre 10 ó 20 unidades.
Los pañales
Otra cuestión sin resolver es la de los pañales. Una caja con 4 bolsas y 20 unidades cuesta unos 54 euros en la farmacia de los que el pensionista paga 4 euros después de que se lo prescriba su médico siempre para un tiempo determinado y con una pauta de tres al día de absorción media, y uno de noche. Eso quiere decir que, si consume más porque tengan menos retención urinaria, ha de comprarlo de su bolsillo hasta que se le pueda volver a dispensar.
El precio de los pañales desechables hace años que no ha subido pero a costa de una celulosa cada vez más endeble que no absorbe y obliga a los usuarios a utilizar más que lo que marca la pauta, hasta dos a la vez, y «aun así siguen sin empapar», dicen varios farmacéuticos consultados por ABC.
Las cremas para dolores articulares forman parte, según los farmacéuticos, de otro epígrafe de gran demanda que tampoco está financiado. Un envase, según marca y principio activo, viene a salir por unos 8 ó 9 euros , lo mismo que las cremas hidrantantes que «aunque parezcan baladí tienen más importancia de la que se cree para las personas mayores».
Otras de las necesidades de los mayores que no financia el SAS son las gafas graduadas que, no obstante, ellos demandan persiguiendo la natural calidad de vida. Entre 60 y 200 euros puede llegar a costar según el tipo de lentes y modelos que haya en la ópticas que confeccionan las lentes bajo prescipción facultativa.
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