Las viviendas colaborativas, un modelo al alza en España

Las viviendas colaborativas, un modelo al alza en España

Son las personas mayores, normalmente jubiladas y que no quieren envejecer solas, quienes más se han apuntado en los últimos años en España a las viviendas colaborativas.

MIRIAM BURGUÉS – EFE – MADRID

Son las personas mayores, normalmente jubiladas y que no quieren envejecer solas, quienes más se han apuntado en los últimos años en España a las viviendas colaborativas, pero el llamado «cohousing» está poco a poco despertando interés en otros sectores poblacionales.

Las viviendas colaborativas son privadas, pero tienen zonas y servicios comunes en función de las necesidades de las personas que se unen en cooperativas para compartir ese espacio en régimen de «cesión de uso» del suelo.

El equipo de arquitectos Bloque, especialistas en proyectos de «cohousing», tiene un mapa en su página web en el que se puede consultar cuántas iniciativas de este tipo hay en España y conocer, además, su ubicación geográfica, si están funcionando ya o solo en desarrollo, y quiénes las integran (mayores, multigeneracional, mujeres, colectivo LGBT).

Rogelio Ruiz, uno de los miembros de Bloque, explica a Efe que precisamente dentro de esa web donde vuelcan información sobre el «cohousing» y que sirve de plataforma de contacto «lo más útil» es el mapa, y «desde el verano pasado ha habido un subidón» en cuanto a consultas e interés en este tipo de viviendas.

«Cada vez hay más proyectos en marcha, más conocimiento», señala Ruiz al anotar que antes en España «no había referentes conocidos» de viviendas colaborativas, un concepto nacido en Dinamarca hace aproximadamente medio siglo, y ahora «quien más quien menos ha oído hablar» de ello.

El equipo de Bloque está detrás del proyecto Trabensol, inaugurado en 2013 en Torremocha del Jarama (Madrid), pero también son referentes del «cohousing» en España otros como Profuturo (Valladolid), Residencial Santa Clara (Málaga) o Convivir (Horcajo de Santiago, Cuenca).

Para Ruiz, el hecho de que el «cohousing» se haya extendido por ahora sobre todo entre personas mayores de 60 años se explica por la búsqueda de alternativas a pasar en soledad y en una residencia la etapa de la jubilación, especialmente si uno goza de buena salud.

En España hay 8,6 millones de personas mayores de 65 años y se prevé que en 2050 sean más de 16 millones, con lo que más de la tercera parte de los habitantes del país superará esa edad.

Existe «un problema social» que tiene que ver con que los mayores «no quieren envejecer solos» y, además, desean seguir siendo «útiles a la sociedad», argumenta a Efe José Luis Moriano, tesorero de la asociación Ecovivienda Cívica Colaborativa (Ecocivic), creada en Aragón para agrupar y coordinar a personas interesadas en proyectos de «cohousing».

Por tanto, son esos mayores los que demandan estas viviendas con zonas comunes y servicios compartidos, pero Moriano subraya que hay también un «problema habitacional» entre muchos jóvenes que no pueden o no quieren atarse a una hipoteca y cuya alternativa puede terminar siendo el «cohousing».

Nacida en 2016 sin ánimo de lucro, Ecocivic trabaja ahora mismo para hacer realidad una promoción de viviendas colaborativas a través de la cesión de uso de terrenos de administraciones públicas o entidades privadas.

«Es un modelo que económicamente está funcionando», anota Moriano.

Quien tuvo claro que quería «algo distinto» a una residencia para vivir su vejez es Aurora Moreno, fundadora en 1991 de la cooperativa que dio origen a Residencial Santa Clara, un modelo de «cohousing» ubicado sobre una ladera muy cerca del núcleo urbano de la ciudad de Málaga (sur).

«Yo tenía 33 años, nos reunimos un grupo de amigos, pensábamos en los asilos más antiguos y queríamos que fuera una prolongación de nuestra casa (…). Eso nos movió a realizar este proyecto», cuenta Moreno a Efe.

A sus 83 años, lleva 18 viviendo en Residencial Santa Clara, un complejo de 76 apartamentos donde quien quiere, porque hay «plena libertad de acción», según Moreno, puede apuntarse a clases de guitarra y excursiones, ver al sacerdote que reside con ellos o recurrir a los servicios del fisioterapeuta.

Moreno destaca la «calidad de vida extraordinaria» que tiene y la «satisfacción» que le produce recibir llamadas de personas de otros países «con ganas» de realizar proyectos similares.

En México, por ejemplo, existe ya Rancho La Salud Village, un modelo de «cohousing» en la región del Lago Chapala, y en Argentina profesionales de la salud, arquitectura y derecho han creado Espacios Compartidos para Adultos Mayores (ECAM) para poner en marcha proyectos de vivienda colaborativa.

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