04 Oct Las mujeres reciben el doble de antidepresivos que los hombres.
Un estudio constata la brecha de género también en lo relacionado con ansiolíticos e hipnóticos-sedantes.
2024. Público
Fidel Masreal
La brecha de género invade todas las facetas de la vida. También la prescripción de medicamentos antidepresivos. Un estudio de para la Universidad del País Vasco, constata la epidemióloga y profesora Amaia Bacigalupe: «A igualdad de diagnóstico, edad y uso de los servicios sanitarios, las mujeres tienen un 50% más de probabilidades de recibir una prescripción de un psicofármaco».
Esta diferencia entre hombres y mujeres comienza a la edad de los 12-13 años, cuando ya se observan diferencias entre ambos en cuanto a la prescripción de este tipo de medicamentos para problemas de salud mental. Entre las diferentes comunidades autónomas existen notables diferencias. Pero en todas se constata una diferencia en el trato farmacológico entre mujeres y hombres, sin que haya diferencias que se puedan explicar por el diagnóstico o la edad.
Bacigalupe explica el motivo por el que se dan estas diferencias tan notables: «La manera en la que las mujeres hemos representado los síntomas y signos en relación a nuestra mala salud mental ha conllevado que los profesionales de la salud hayan sobrediagnosticado y sobreprescrito muchas veces psicofármacos para atender una necesidad en salud mental que puede ser similar a la de los hombres».
En cambio, en las clases altas se reducen las diferencias de medicamentos recetados a hombres y mujeres. Esto lleva a pensar a la investigadora que se trata de forma más equitativa a las personas de niveles socioeconómicos elevados, en las consultas.
Para esta profesora de la Universidad del País Vasco, la brecha de género afecta a la salud en su conjunto. «Lo que nos ocurre a las mujeres y la manera en que nos ocurre ha sido infraestudiada y, por tanto, en las consultas es más difícil de manejar»: Para todo ello, Bacigalupe propone dos estrategias. En el día a día de los ambulatorios y hospitales, «intervenciones rompiendo estereotipos«.Y a nivel social Bacigalupe propone «reforzar el papel de las mujeres y entender que la manera con la que hemos descrito nuestros problemas de salud no son igualmente entendidos por parte de los profesionales de la salud como sí lo serían si los describieran los hombres». El mar de fondo, añade, es el conocido: mejorar las brechas laborales, de conciliacón y de representación cultural o de valoración social que sufren las mujeres y que repercuten, también, en las desigualdades en la salud. Y en la salud mental.