«Las emociones de Lucas»: un cuento para que los niños autistas se enfrenten a los miedos actuales.

«Las emociones de Lucas»: un cuento para que los niños autistas se enfrenten a los miedos actuales.

Las personas con TEA viven las emociones de una forma más intensa y descontrolada, por lo que los cambios por le confinamiento pueden acarrearles dificultades añadidas.

Nieves Mira

Cuando se declaró la pandemia y los colegios comenzaron a suspender las clases, surgieron de repente decenas de iniciativas, de cuentos y de juegos para que los más pequeños comprendieran qué es lo que estaba pasando ahí fuera; por qué ya no podían ir al parque ni ver a sus amigos. Sin embargo, había pocos contenidos específicos para niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), a los que les cuesta más comunicarse e interactuar socialmente.

Consciente de este vacío, Clara Muñoz, psicopedagoga, maestra de Educación Especial y Especialista en TEA decidió aportar su granito de arena para ayudar a aquellas familias con niños que tienen este trastorno. «Había que trabajar las emociones que están sintiendo, que muchas pueden que no las hayan experimentado anteriormente», cuenta la autora del cuento «Las emociones de Lucas» con ilustraciones de Alberto Moreno, disponible en su cuenta de Instagram. «En el caso de los niños con TEA esto se magnifica. Viven las emociones de una forma más intensa y descontrolada», añade la autora, que trabaja en la Fundación Quinta apoyando a personas con autismo y sus familias.

Con el cuento, Muñoz pretende que los más pequeños aprendan a trabajar las emociones, sobre todo ahora que están viviendo cosas nuevas. «Todas las emociones tienen su función, y es importante sentirlas para protegernos», cuenta la autora. Para identificarlas propone utilizar el «emociómetro», que ayuda a expresar cómo me siento en cada momento, qué sensaciones me hace sentir esa emoción y en qué situaciones se da, «lo que ayudará a los niños con TEA a comprenderlas».

Entre los más pequeños, a modo de ayuda visual, Muñoz propone poner a su alcance pictogramas o imágenes de las distintas emociones para que sea capaz de expresarlas y dar estrategias (visuales también) de qué hacer en esa situación, por ejemplo: «estoy enfadada, quiero escuchar música». «Entre niños más mayores puede ayudar el uso de un diario para expresar cómo se han sentido y cosas que quieran recalcar. Se puede hacer un cuaderno especial con fotos, dibujos… También, si les cuesta todo esto, podemos hacer un registro en el que rellenamos preguntas sobre cómo hemos estado con un tick o números», explica la psicopedagoga.

Pasear o hacer ejercicio, claves

«En el autismo, sus dificultades para entender el contexto y anticipar situaciones hace que les cueste más afrontar esta situación, lo que se une a su inflexibilidad y problemas en aceptar los cambios, por lo que es muy importante darles mucha información (adaptada a su nivel) en esta situación: qué pasa, por qué estamos en casa, cuánto tiempo vamos a estar…», cuenta la autora. A estos niños, que tienen más ansiedad que el resto la situación les puede generar angustia y necesidad de moverse, por lo que Muñoz considera que es muy importante salir y dar paseos o hacer ejercicio en casa de forma adaptada, si la primera opción no se puede.

En el caso de los niños con TEA, suelen tener intereses restringidos (por ejemplo, por los videojuegos) y poco interés social y por el mundo externo, lo que «puede llevar a un retroceso en la comunicación e interacción social», según la autora del cuento. Quizá por ello a estos niños les ha costado más volver a salir a la calle desde que pudieron hacerlo el pasado 26 de abril. «Estaban ya adaptados a la nueva rutina y tranquilos, sin imprevistos ni sobrecargas sensoriales en casa; va a ser difícil que quieran volver a salir», por lo que Muñoz recomienza hacerlo de forma progresiva y con pequeños avances, como sacar la basura, dar una vuelta a la manzana. «Se trata de que vean que no hay peligro», y para ello recomienza anticiparles tanto el itinerario como el tiempo, «dándole a entender que si vamos con mascarilla y sin tocar nada estaremos seguros».

Consejos para sobrellevar la desescalada de forma más controlada, según esta experta

– Tener una rutina establecida: tener un horario visual que revisemos a lo largo del día. Dentro de ese horario se debe especificar qué tipo de tareas/normas tienen que llevar a cabo (qué se espera de ellos), y cuáles serán las recompensas si lo cumplen. Las recompensas deben ser lo más inmediatas y sociales posibles: tiempo con vosotros, leer un cuento juntos, hacer un baile….teniendo en cuenta sus intereses. Es necesario este tipo de apoyo para compensar el déficit en la Memoria de Trabajo, la falta de motivación interna, planificación y anticipación de situaciones. Reflejar si vamos a salir, dónde y cuanto tiempo, de forma muy detallada.

Prevenir situaciones que le pueden generar estrés. Anticipar siempre cualquier cambio que pueda surgir. No son conscientes del paso del tiempo, así que hay que avisarles con tiempo antes de que se vaya a acabar una actividad (ver la tele, por ejemplo). Para gestionar los tiempos de televisor, móvil, baño, comidas… es muy útil el «time-timer».

– Reservar un momento al día para la expresión y trabajo de emociones con apoyos visuales y cuentos.

– Evitar situaciones de rabia fomentando un ambiente tranquilo y predecible, que no dé pie a confusiones. Exigir menos en estas circunstancias, valorar mucho los esfuerzos que están haciendo y sobre todo utilizar un enfoque positivo a la hora de dar recompensas: «Si terminas los deberes a las 17:00 nos da tiempo a jugar juntos».

– Cuando no se ha podido prevenir el enfado o conducta disruptiva, debemos ofrecer un lugar tranquilo donde relajarse que les dé seguridad. En estas situaciones recomiendo tener un apoyo visual que les ayude a encontrar estrategias para relajarse, a modo de «autoinstrucciones», según lo que le venga bien a cada uno: tumbarse, respirar, apretar un cojín, escuchar música, hacer un puzle…De forma paralela se pueden trabajar técnicas de relajación y respiración que puedan acudir a ellas en momentos de rabia y frustración.

– Por último, es importante dejar tiempo de juego libre para que exploren sus intereses y tomen la iniciativa sin seguir una pauta marcada.

– También tiempos de juego y de interacción social entre los miembros de la familia, ya que en esta situación se está perdiendo mucho la parte social que ellos tanto necesitan trabajar.

– Por último, es muy importante exigirnos menos a nosotros mismos y tener más autocompasión, lo que beneficiará al bienestar y ambiente familiar. Es normal que esté más descontrolado y con más ansiedad, no es culpa vuestra.

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