Las amistades en la adolescencia influyen en el bienestar al envejecer.

Las amistades en la adolescencia influyen en el bienestar al envejecer.

La aceptación social percibida es el mejor predictor del bienestar adulto, según un estudio.

2024. 65Ymás

Patricia Matey

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«Para muchos resulta muy difícil poder soltar, dejarle ese espacio a su hijo con cierta libertad y acompañarlo sin ahogar. Primero que nada, porque ningún padre quiere ver sufrir a su hijo. Y parte de moverse con libertad es comenzar a tomar decisiones por sí solos, equivocarse, darse contra la pared, y a veces los adultos creemos que lo mejor es ayudarlos a que no se den estos golpes, a que no se frustren, y los sobreprotegemos», documenta UNICEF.

E insiste: «En la adolescencia es esperable que la imagen de padre o madre ideal se vaya deteriorando progresivamente, para dar paso a la imagen real. Durante la adolescencia el hijo deja de vincularse con sus padres desde el rol hijo-niño que pide o demanda, para dar paso al nacimiento de un nuevo tipo de relación, del rol hijo-adulto, que comprende y conoce a un padre o madre humano —no idealizado—, con errores e imperfecciones. Este paso se dará si logran distanciarse en esta etapa adolescente. El padre o la madre ídolos dejan de existir. Ahora los ídolos pasan a estar en el círculo de pares». Sin embargo son necesarias porque:

  • Aumentan la autoestima.
  • Elevan la empatía y la confianza hacia los demás.
  • Proporcionan alto nivel de felicidad y de optimismo.
  • Evitan la depresión y la ansiedad.
  • Mejoran la respuesta al estrés.

La mayoría de las personas desean tener relaciones interpersonales exitosas a lo largo de su vida. De hecho, el desarrollo de relaciones interpersonales buenas desempeña un papel fundamental en el funcionamiento social y emocional positivo a largo plazo de una persona, como documenta un estudio de ‘Social Indicator Respuest’.

Por el contrario, las personas que carecen de este tipo de relaciones (o que no han tenido la oportunidad de desarrollarlas) pueden experimentar interrupciones en su funcionamiento más adelante en la vida, como se reconoce en  ‘Scandinav Jpurnal of Public Health’

La conexión social y el apoyo pueden proporcionar a las personas los recursos que necesitan para manejar el estrés, lo que sugiere que las personas que se sienten más conectadas y apoyadas por sus pares pueden ser capaces de manejarlo , lo que influye aún más en su bienestar. SIn embargo, la investigación hasta la fecha aún tiene que determinar si ciertos tipos de relaciones sociales son más o menos influyentes en períodos específicos de la adolescencia, y no ha examinado los cambios a largo plazo en los múltiples aspectos del bienestar relevantes para las vidas de las personas cuando entran en la adultez temprana.

Nuevas evidencias

Ahora llega una nueva investigación en la que un equipo de científicos liderado por Emily Shah, del Departamento de Ciencias Psicológicas, Universidad de Arkansas, Fayetteville (EEUU) ha descubierto que las amistades adolescentes podrían sentar las bases esenciales para el bienestar en la vida posterior, y que no solo influye el tipo de amistades que experimentan los adolescentes, sino también el momento en que se establecen esas amistades. El estudio ha sido publicado en ‘Frontiers in Developmental Psychology’ y en el también ha colaborado la Universidad James Madison.

«La percepción que tiene un adolescente de cuán ampliamente aceptado socialmente es por sus compañeros en la adolescencia temprana es particularmente influyente para predecir el bienestar adulto. Por el contrario, en la adolescencia tardía, es la calidad de sus amistades más íntimas es más influyente para predecir el bienestar adulto», ha señalado a MedicalXpress.com la investigadora.

Nuestras relaciones con otras personas afectan cómo nos sentimos con nosotros mismos, cómo funcionamos en la sociedad y nuestro bienestar psicológico; eso a su vez afecta nuestro bienestar físico. Esto es especialmente cierto en nuestros años de adolescencia, cuando comenzamos a depender del apoyo de nuestros pares y cuando la pubertad pone nuestros cuerpos bajo tensión. Las relaciones también pueden ayudar a gestionar las estresantes transiciones que enfrentan los adolescentes, desde los exámenes hasta los nuevos trabajos o la salida del hogar.

«Las amistades durante la adolescencia brindan a los jóvenes una de sus primeras incursiones en las relaciones íntimas consensuales. Dado que los amigos pueden ir y venir, las amistades son un contexto en el que los adolescentes deben desarrollar habilidades para mantener y hacer crecer la amistad o arriesgarse a perderla. Es probable que estas habilidades sean útiles posteriormente para formar amistades futuras y relaciones románticas a largo plazo», ha recordado el coautor del trabajo David Szwedo. de la Universidad James Madison.

184 voluntarios

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de Shah analizó a 184 voluntarios, alumnos de un instituto en EE.UU de entre 13 y 14 años y luego los volvieron a ver cuando tenían 17 y 18 años. En ambos casos evaluaron la calidad de sus amistades cercanas, su aceptación social percibida y su simpatía según lo informado por sus compañeros. Finalmente, los investigadores se pusieron en contacto con estos adolescentes como adultos de 28 a 30 años para preguntarles sobre su salud física y mental, satisfacción laboral, inseguridad romántica y experiencia de agresión.

En general, los resultados mostraron que la aceptación social percibida era el mejor predictor del bienestar adulto. Cuando se contactó con ellos de adultos, los adolescentes que pensaban que sus compañeros los querían informaron niveles más bajos de ansiedad social y agresión, mejor salud física, satisfacción profesional y romántica y se sentían más conectados socialmente. Sin embargo, la simpatía que informaron los compañeros de los adolescentes no predijo bien ninguna faceta del bienestar adulto, lo que posiblemente sugiere que la propia percepción de ellos de su éxito social es particularmente importante.

Además, cuando los autores examinaron las dos etapas de la adolescencia por separado, el bienestar adulto se predijo mejor por la aceptación social para los adolescentes jóvenes y las amistades cercanas para los adolescentes mayores. Las amistades cercanas anticiparon menor ansiedad social e inseguridad romántica y mayor satisfacción laboral. La diferencia entre las dos etapas de la adolescencia también sugiere que el momento es fundamental.

Si bien la autopercepción del éxito podría evitar que los adolescentes más jóvenes desarrollen ansiedad social y contribuir a prevenir una peor salud relacionada con el estrés, los niveles más bajos de aceptación social en los últimos años de esta etapa a no predijeron los resultados de salud. Los autores advierten que, aunque el diseño longitudinal les permitió hacer un seguimiento de cómo cambiaba el bienestar con el tiempo, también hay que tener en cuenta que no formaron parte de una población que vivió la pandemia como adolescente, lo que podría afectar significativamente las experiencias sociales de los adolescentes y su bienestar futuro. Además, el estudio se basó en gran medida en medidas autoinformadas; las investigaciones futuras podrían complementarlas con medidas observacionales.

«Quiero que sepan que no están solos . No es fácil ser un adolescente en este mundo, y elijo creer que están haciendo lo mejor que pueden con las habilidades que tienen. Espero que los adultos que interactúan con ellos consideren compartir esa perspectiva, para dar espacio a la empatía y la compasión. Pero hay más a tener en cuenta a la hora de interactuar con adolescentes», ha documentado la autora principal del ensayo.