09 Oct Las 8 reglas de oro de un cardiólogo de 95 años para una vida longeva, sana y feliz.
A medida que envejecemos, se pierden ciertas capacidades pero este nonagenario sabe qué hacer para que eso no suceda.
A.M 01/10/2023
Cuenta Mika Cribbs en un artículo publicado en ‘CNBC’ cómo su abuelo, Reizo, siempre ha sido para ella pura inspiración. Y es que a sus 95 años, este cardiólogo jubilado goza de una buena salud y es muy feliz. «Siempre me ha inspirado su mentalidad creativa y comunitaria y su forma de vivir con determinación. Es un gran ejemplo de cómo envejecer con dignidad», escribe la joven.
Es tal la admiración de Mika hacia su abuelo -o sus abuelos, pues su abuela aún vive también y lleva el mismo ritmo de vida que su marido- que la joven ha querido compartir con todo el mundo cuáles son las ocho claves que sigue al pie de la letra su abuelo para disfrutar de una buena vida. Y advierte: «Estas ocho claves son innegociables».
«Mis abuelos son madrugadores. A las 5 de la mañana ya han empezado su paseo matutino. Suelen andar entre 30 minutos y una hora y dan al menos 7.000 pasos», relata la joven. Ya sea dar paseos por el barrio o irse a lugares más lejanos, Reizo y su mujer salen cada mañana para empezar el día con energía.
Como ya os hemos contado en otras ocasiones, pasear no es suficiente para logar una buena salud. El ejercicio de fuerza es fundamental en todas las etapas de la vida pero en la vejez también. Toca, por tanto, menos bastón y más CrossFit.
Conscientes de ello, este excardiólogo, después del paseo, hace un entrenamiento a medida. «Empieza estirando y luego hace una serie de ejercicios de fuerza y equilibrio», relata la joven. «Cada día -continua- elige cuidadosamente qué rutina hacer en función de sus capacidades y necesidades para mantenerse activo sin forzar su cuerpo».
Ya lo dijo la mayor investigación sobre felicidad que realizó la Universidad de Harvard: las relaciones sociales son claves para ser feliz. Y, a medida que envejecemos, éstas se van reduciendo, abocándonos a la soledad. Consciente de ello, Reizo se conecta a internet para estar en contacto con sus seres queridos.
«Después de hacer ejercicio, saca el portátil y se conecta a Facebook e Instagram», relata la joven, pues la familia de este nonagenario se encuentra repartida por EE.UU.
«Desde 2014, dedica unos minutos casi todos los días a escribir sus pensamientos, experiencias y reflexiones en su blog. Hoy tiene más de 1.000 entradas», cuenta la joven, quien reseña la importancia de este tipo de pequeñas acciones, cuyos resultados se ven a largo plazo.
«Mi abuelo es un artista consumado -cuenta Mika-. Todos los días se sienta a dibujar su autorretrato. Mientras esboza cuidadosamente cada línea, cada sombreado y cada detalle, aprovecha el tiempo para conocerse mejor a sí mismo. En un mundo en el que corremos de un lado para otro, verle tomarse el tiempo de frenar y mirar hacia dentro me ha motivado a hacer lo mismo».
Reizo, durante la pandemia, empezó a cultivar un huerto. Y después empezó a tocar la flauta «porque pensó que le ayudaría a respirar y tragar», cuenta su nieta. «Nunca es tarde para aprender cosas nuevas. Me encanta que mi abuelo mantenga una mentalidad abierta y aventurera, que busque siempre nuevas experiencias que alimenten su curiosidad y que nunca tema fracasar».
Este cardiólogo jubilado hace varias pequeñas siestas a lo largo del día. La primera, después de hacer deporte y, por las tardes, mientras lee, suele también quedarse dormido unos minutos. «Su autoconciencia para saber cuándo hacer estas pausas ha contribuido en gran medida a su longevidad», cuenta su nieta.
«Mi abuelo es increíblemente activo, pero también le encantan los placeres de la vida, como saborear carnes rojas, quesos y beber buenos vinos», cuenta Mika, quien asegura que Reizo come de todo y no lleva dieta alguna. Eso sí, su mujer es la que cocina en casa y, entre sus preparaciones, siempre hay una gran variedad de verduras en sus comidas.
«Aunque las normas occidentales podrían tachar de poco saludables algunas de sus elecciones alimenticias, su excepcional bienestar a los 95 años es un testimonio de que muchos factores diferentes contribuyen a la longevidad, y el equilibrio es quizá el más importante», cuenta la joven.
«En Japón -continua- tenemos un concepto llamado ‘ikigai’, una filosofía que encarna lo que es tener una vida sana y feliz. No existe un único precepto para gozar de buena salud y felicidad. Lo más importante es descubrir cuál es tu propósito y, como mi abuelo, seguir ese camino con cuidado, intención y alegría».