25 Oct Lanzan una guía práctica sobre acceso a servicios esenciales y participación de los mayores.
La Red Europea contra la Pobreza destaca que el 35,8% de las pensiones no llegan a los 721 euros.
La pobreza es un problema estructural que afecta a todas las edades, también a las personas mayores de 65 años. Según el XIII Informe sobre el Estado de la Pobreza en España elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (@EAPNes), la pobreza y la exclusión social afectaban al 21,3% de la población española de más de 65 años en 2022, es decir, a más de dos millones de personas, según destaca su presidente Carlos Susías.
Aunque en comparación con el resto de la población, presenta menores cifras, también lo es que la tasa «ha crecido de manera prácticamente constante desde el año 2015, cuando afectaba al 14,5%«, señala el informe. La principal razón de estas cifras está en la baja cuantía de las pensiones que reciben una parte importante de las personas mayores. Durante el año 2022, del total de pensiones que se percibieron en España, el 35,8% se encontraban por debajo del umbral de pobreza (el cual para el año 2022 fue de 721 euros en 14 pagas por unidad de consumo).
Conscientes de esta problemática, la red europea contra la pobreza ha desarrollado la guía práctica, El acceso a los servicios esenciales y la participación de las personas mayores en la defensa de sus derechos, un trabajo que contiene pautas prácticas para que las personas de 65 o más años reconozcan y reivindiquen sus derechos, especialmente aquellas que se encuentran en riesgo de pobreza y/o exclusión social. «Las personas mayores tienen mucho que decir, mucho que hacer, mucho que aportar, incluso mucho que aprender. La sociedad no puede permitirse el lujo de prescindir de nuestras aportaciones», señala la guía.
«Por desgracia, en demasiadas ocasiones, las personas mayores se enfrentan a barreras en la participación derivadas fundamentalmente del edadismo y de las diferentes brechas sociales -de género, demográfica, geográfica y digital-, que constituyen una vulneración de sus derechos a una vejez digna y plena, y que suelen asociarse a situaciones de pobreza y exclusión social», señala el presidente de la red, que anima a la participación a cualquier edad, como parte de un envejecimiento saludable. Además, especifica que hay muchas maneras de participar: desde la participación ciudadana, política, social o comunitaria.
«Acabar con esta problemática pasa por la aprobación de leyes y políticas públicas que pongan en el centro a las personas. El Tercer Sector de Acción Social tiene aquí un papel clave, no solo recordando a los diferentes Gobiernos sus obligaciones y compromisos internacionales, también formando parte activa de los espacios donde se toman las decisiones que condicionas los derechos de la ciudadanía», recuerda Susías.
En este sentido -y ante la constatación año tras año del carácter estructural de la pobreza-, «debemos ser una herramienta útil para que la población en situación más vulnerable, especialmente las personas mayores, puedan decidir en primera persona sobre aquellas cuestiones que les afectan, garantizando que el derecho a una vida digna se de en todos los momentos del ciclo vital, también en la vejez».
¿Qué hace falta para garantizar la participación de los mayores?
Para que la participación se ajuste a lo que las personas mayores desean, la red europea de la pobreza destaca que deben producirse cambios estructurales, pero también en el día a día como:
- Ampliar las formas de participar. Debe ampliarse la oferta de actividades para que más personas estén interesadas en la participación. La participación no debe hacerse sólo en actividades o servicios específicamente destinados a personas mayores (como residencias centros de día o los viajes del IMSERSO) si no que deben tener derecho a participar en todos los ámbitos de la vida, de forma que se asegure una integración plena y en igualdad de condiciones.
- Reconocer el valor de las personas mayores y repensar la vida más allá del trabajo. Es importante que la sociedad tenga claro el papel que continúan teniendo las personas mayores cuando llegan a la vejez; como cuidadoras, como transmisoras de conocimientos culturales y sociales, pero también como personas que merecen y deben tener un papel activo en la sociedad. También es necesario reconocer sus intereses, capacidades y conocimientos, admitir que son personas con capacidad de decisión sobre su propia vida.
- No tratar a las personas mayores y sus problemáticas como alejadas de la sociedad. La colaboración intergeneracional es una herramienta que tiene que desarrollarse en todos los ámbitos, para conseguir una integración plena y romper con los prejuicios que rodean a las personas mayores.
- Reforzar los vínculos interpersonales. Para que seamos lo más autónomas y felices posibles, también las personas mayores necesitan de entornos y redes que nos permitan desarrollarnos y cuidarnos mutuamente. Además, conocer a las personas y organizaciones de nuestros entornos facilita tejer una red de intereses comunes y sumar voluntades para la participación. Deben crearse y fortalecerse las estructuras y herramientas que fomenten estos vínculos, y generar espacios en los que encontrarse y poder compartir.
Además, asegura que lo que más activa la participación es animar a las personas de nuestro entorno cercano a participar. También recomienda buscas un tema que te interese, apuntarse a una asociación en nuestra localidad que trabaje sobre ello y unirse con gente cercana para pensar y trabajar cómo mejorarlo o extenderlo a más gente. En este sentido consideran que las confederaciones y agrupaciones de asociaciones y organizaciones más pequeñas pueden aumentar la fuerza y poder de estos movimientos. También mejoran la reflexión conjunta y los servicios entre Administración y sociedad civil.