02 Abr La universidad para mayores, cada vez con mayor demanda
Para muchos de los que inician ciclo o completan su formación, ‘es una forma de continuar vivo’
‘Es la forma más positiva de continuar la vida’, dice rotundo uno de los miles de alumnos que cada año se matriculan en los cursos que ofrecen las universidades para personas mayores, centros que tienen cada vez mayor demanda y donde sin los agobios de examinarse, pero tomándose las clases más en serio que los jóvenes, se acercan a mil y un saberes.
Las universidades ‘senior’ sirven para culminar o incluso también poder comenzar el ciclo de la enseñanza, ya que ofrecen a precios ajustados a los bolsillos la posibilidad de ‘aprender disfrutando’ y ‘disfrutar aprendiendo’, según asegura la directora técnica de Vniversitas Seniorbvs CEU, María García Carrillo.
Un total de 1.543 matriculados en la Universidad para Mayores de la Complutense de Madrid (UCM), 1.403 en la UNED, 1.110 en la de Alcalá de Henares, 450 en el CEU, 378 apuntados este curso en la de Salamanca o 326 en la Autónoma de Madrid son sólo algunos ejemplos de que a partir de los 40 y 55 años -dependiendo de los requisitos de las facultades- el deseo de aprender sigue muy vivo a pesar de la edad.
‘Era el momento, mi familia me necesitaba menos y en ellos tuve un empuje total’, afirma María Teresa Guijarro, que a sus 70 años lleva matriculada en el CEU doce cursos ininterrumpidos y sostiene que ‘no hay edad para esto’. Reconoce que se ha convertido ‘en una esponja’ y que, además, ha creado unas relaciones de ‘amistad y mutua admiración’ con sus compañeros y con los profesores que les atienden. ‘El ambiente siempre es ameno y agradable’, continúa Teresa, que cree que con esta experiencia hace ‘más felices’ a los que la rodean y a ella misma.
REJUVENECIMIENTO
Eugenio Domenech, de 79 años, pensó que ‘por probar no perdía nada’ y se matriculó este curso en el Programa Universidad para los Mayores de la Universidad Autónoma (PUMA), que está celebrando su décimo aniversario.
Una ‘sensación de rejuvenecimiento psíquico’ que le hace depender menos de sus ‘achaques’ es uno de los principales beneficios que está obteniendo. ‘En una ocasión leí un comentario, creo que de Einstein, que decía algo así: ‘Aprender no es una obligación (ni un entretenimiento); es un privilegio’, una opinión que comparte Domenech, abuelo de treinta nietos con los que habla de sus experiencias universitarias y que recomienda este programa a los amigos de su edad siempre que puede como el mejor medio de rejuvenecimiento. Y entre los alumnos de la Complutense está Lola Azcona, que al jubilarse en 2007 quiso ‘seguir aprendiendo y creciendo intelectualmente’, ya que es ‘la forma más positiva de continuar la vida’. Cursos de música o relato audiovisual le aportan una ‘actitud abierta y despierta’, ha podido apuntarse a un curso de teatro intergeneracional y ha realizado viajes de intercambio a Colombia y Cuba, ya que la mayoría de las universidades tienen, además de asignaturas por ciclos o sueltas para esta enseñanza no reglada, programas de conferencias y actividades culturales.
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