La tecnología será la gran aliada de las personas con discapacidad

La tecnología será la gran aliada de las personas con discapacidad

La robótica social, la impresión 3D o el ‘big data’ combinado con la inteligencia artificial pueden cambiar por completo la vida de los discapacitados motóricos.

ESTHER MACÍAS

Tareas tan cotidianas y aparentemente irrelevantes como coger un vaso, peinarse o caminar un corto trayecto del salón a la cocina pueden conllevar un esfuerzo ímprobo para algunas personas. Así les ocurre a aquellas que padecen Artrogriposis Múltiple Congénita (AMC), una enfermedad neuromuscular rara que ocasiona que los niños nazcan con contracturas en todas las articulaciones y que, además, en casos severos —se estima que puede haber alrededor de 400 tipos de artrogriposis— pueden ir acompañadas de malformaciones de columna, problemas de órganos internos con compromiso vital, fisura palatina, etc., lo que dificulta enormemente su movimiento y su día a día.

Como explican desde la asociación AMC-España, que agrupa a este colectivo y trabaja para concienciar sobre los retos que implica vivir con esta ‘enfermedad’ y trata de aunar recursos para superarlos, las personas que padecen esta condición necesitan fisioterapia de por vida para ampliar y/o conservar rangos articulares y poder moverse, así como órtesis y prótesis diversas e intervenciones quirúrgicas. “La AMC ocasiona que muchos no puedan siquiera caminar, coger objetos o realizar las actividades de la vida diaria”, subraya María Antonia Franco Ávila, presidenta de la asociación.

El exoesqueleto como gran revulsivo

Ésta reconoce, no obstante, el cambio de vida que podrían tener estas personas si tuvieran acceso a determinada tecnología, por ejemplo, a exoesqueletos o brazos robóticos, útiles tanto para los procesos de rehabilitación como para realizar las actividades del día a día. “La tecnología puede ayudar a las personas con enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, espina bífida, lesión medular y, por supuesto, artrogriposis múltiple congénita, desde diversos enfoques —explica—. Por un lado, se encuentran los llamados exoesqueletos, bien para miembros superiores (para ayudar a tareas básicas como comer, asearse, etc.) o bien para los inferiores, que permiten el desplazamiento”.

Franco Ávila asegura que la asociación se puso hace un tiempo en contacto con dos empresas españolas punteras que desarrollan este tipo de proyectos para explorar las posibilidades del uso de exoesqueletos en personas con AMC. Una es Marsi Bionics, cofundada por la doctora en Robótica e ingeniera industrial por la Universidad Politécnica de Madrid Elena García, y la otra es Aura, curiosamente también cofundada por otra ingeniera de la Politécnica de Madrid: Cecilia García Cena.

Mientras Marsi Bionics está más enfocada al desarrollo de exoesqueletos para miembros inferiores y tiene ya algunos pilotos en varios hospitales españoles como el Ramón y Cajal de Madrid y el Sant Joan de Deu de Barcelona, Aura ha desarrollado un robot dirigido a mejorar los rangos articulares de los brazos, “con la complejidad que tiene adaptar esta tecnología a los miembros superiores”, apunta la portavoz. La clave de este proyecto, en palabras de la propia García Cena “no es rehabilitar a Rafa Nadal, sino que una persona pueda comer por sí sola”.

La falta de fondos para investigación es el gran reto

El problema que existe con este tipo de iniciativas, se lamenta la portavoz, es la dificultad que tienen sus promotores para acceder a financiación que posibilite que se siga investigando y que esta tecnología se pueda aplicar a pacientes de forma más generalizada. De hecho, ambas empresas están buscando financiación para proseguir sus trabajos. “En la asociación —señala la portavoz— estamos deseando que se pruebe con niños con AMC. Cuando son niños estos pacientes son más flexibles y es más fácil que mejoren sus rangos articulares; sin embargo, cuando son adultos las articulaciones se vuelven aún más rígidas”. Aunque en principio, explica María Antonia Franco, esta tecnología está pensada para ayudar en los procesos de rehabilitación, “sería ideal que pudiera usarse de forma cotidiana”.

Más allá de la robótica social

En todo caso no solo la robótica puede ayudar a las personas con este tipo de enfermedades. El uso de la tecnología de analítica de datos masivos o big data en combinación con técnicas de inteligencia artificial puede ser muy útil, sobre todo de cara a la investigación genética —muchas de estas condiciones tienen su origen en mutaciones en el ADN— y para la codificación de determinadas enfermedades raras como la artrogriposis (“codificar la artrogriposis múltiple es algo que no se ha hecho aún en el sistema nacional de salud”, indica Franco Ávila).

La presidenta de AMC España también confía en que el auge de la impresión 3D pueda abaratar la fabricación de los múltiples elementos ortoprotésicos que las personas con discapacidad motórica y, en concreto con artrogriposis, necesitan. “La tecnología es fundamental, cada día lo será más, para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad”, sentencia la portavoz de AMC España.

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