La soledad adolescente: los datos de una epidemia preocupante.

La soledad adolescente: los datos de una epidemia preocupante.

Nuevas tecnologías y redes sociales han sustituido a la calle, la conversación y el contacto humano como formas de relación. Están más solos ellos que las personas mayores.

2024. Diario Vasco

Fermín Apezteguía

Enlace página oficial

La era de la comunicación se ha convertido en la era del aislamiento. La soledad impuesta, con la carga de sufrimiento y enfermedad que conlleva, se ha convertido para los jóvenes en un problema mucho mayor incluso que para sus abuelos. Hay ya más adolescentes y jóvenes encerrados en sus habitaciones, aburridos frente a una pantalla de ordenador, que personas mayores abandonadas a su suerte frente al televisor. Nuevas tecnologías y redes sociales han sustituido a la calle, la conversación y el contacto humano como formas de relación. Las sonrisas de Instagram y TikTok no son tan abiertas, ni tan sinceras como parecen verse en el móvil. Esa es la realidad, y los chavales la están pagando con su salud.

Hasta hace cuatro días la soledad de jóvenes y adolescentes era una sospecha sobre la que se debatía en foros profesionales de psiquiatría y psicología. Pero desde el pasado febrero es una realidad con datos que requieren, cuando menos, una reflexión social. ¿Qué está pasando? Un reciente estudio promovido por la Fundación ONCE en colaboración con la organización Ayuda en Acción asegura que uno de cada cuatro jóvenes de 16 a 29 años (el 25,5%) declara sentirse solos.

Si ese dato no le parece como para echarse a temblar, lea con detenimiento el siguiente: tres de cada cuatro, el 75,8%, dice sufrir soledad no deseada desde hace más de uno año; y casi la mitad de la juventud, el 45,7%, tiene ese mismo sentimiento desde hace ya… ¡tres años!

Unos 1.800 jóvenes participaron en el estudio que llegó a estas conclusiones, y que no se limitó a la realización de la clásica encuesta. El trabajo incluyó un análisis profundo de los factores de riesgo significativos que provocan esta situación, además de un grupo de discusión con expertos y colectivos vulnerables para definir soluciones y recomendaciones sobre posibles programas sociales.

Conectados solo por un click

«Resulta curioso constatar que vivimos en una sociedad envejecida y solitaria, y que quienes manifiestan un mayor grado de soledad no sean precisamente las personas mayores, sino los jóvenes», reflexiona la catedrática de Neuropsicología de la Universidad de Deusto, Natalia Ojeda, presidenta de la Asociación Internacional de Neuropsicología. «A pesar de que supuestamente lo tienen todo y deque hoy están más conectados que nunca, se sienten solos». ¿Por qué? Por algo tan sencillo (quizás también tan complejo) y tan ligado a la condición humana como que las personas, para su bienestar emocional, necesitan relacionarse. «La sensación de compañía y de estar bien con los demás no necesariamente viene dada por las relaciones que se entretejen a través de internet», resume la experta.

Una pantalla y un ratón no bastan para construir la confianza, la cordialidad, el respeto y, muy importante, los afectos necesarios para forjar una relación de amistad. Aunque las redes sociales, según la investigación recientemente conocida, no sean la causa determinante de la soledad juvenil, sí lo es, y en gran medida, la presencialidad que con ellas se ha perdido.Lo que vale es verse las caras de verdad.

En la complicidad que requiere la creación de una relación de amistad –como en la de pareja o en cualquier otra–, no sólo cuentan las palabras, por mucho vídeo y audio que se comparta. Pesan y enriquecen –además del compromiso, por supuesto– el gesto, la entonación, la mirada que le acompaña, la escucha atenta, las reacciones que provoca cada momento… En definitiva, el calor humano, la vida vivida.

Salir a la vida real

Las carencias que acarrean la soledad no buscada de jóvenes y adolescentes no tienen que ver con las relaciones de familia, los estudios o el entorno laboral, que sí consideran buenas. Lo que echan en falta son amigos de verdad, de carne y hueso, y no virtuales, que los tienen a porrillo. «Parte de la psicoterapia de hoy está dirigida a enseñar a los jóvenes a dejar las redes virtuales y salir a la calle, a enfrentarse a la vida real para que comiencen a relacionarse con sus iguales», detalla Natalia Ojeda.

El acoso escolar o laboral, del que se quejan el 37,2% de los jóvenes, y la salud mental, presente en forma de ansiedad y depresión (en la mayoría de los casos percibida, no diagnosticada) en un 89,2% de los encuestados, explican la incomunicación que les asuela. «La tecnología seguirá con nosotros. Cualquier forma de aprendizaje y desarrollo de habilidades tendrá que contar con ella», advierte la neuropsicóloga.