La salud viaja en bicicleta

La salud viaja en bicicleta

El proyecto Brisa, en el que participan Urban M, el Grupo Arelance, Brain Dynamics, Ams, Tecnalia, la UMA y Fibico, trabaja en la creación de una bici inteligente que se adaptará a las necesidades del usuario

MARÍA LORITE

A través de unos sensores incorporados en el casco, serán capaces de medir el nivel de esfuerzo y cansancio.

­¿Se imagina una bicicleta que sea capaz de adaptarse a sus necesidades personales en cada momento? En 2017, será posible. La creación de una innovadora bicicleta dotada con la última tecnología, y que servirá como terapia y mejora de la calidad de vida de personas con problemas cardíacos y de obesidad, está en plena fase de desarrollo técnico. Se trata del proyecto Brisa, una iniciativa que llevará a cabo un consorcio formado por Urban M, Grupo Arelance, Brain Dynamics, AMS, Tecnalia, la Universidad de Málaga (UMA) y Fibico.

La idea es construir desde cero un elemento tan cotidiano como es una bicicleta, dotándola de la última tecnología en monitorización, asistencia e inteligencia proactiva, según explica a este periódico el director de Urban M, Daniel Caro. «Se hizo un estudio de mercado y detectamos que a mucha gente le gusta montar en bici pero hay ciertas limitaciones para las personas mayores o con problemas de salud», comenta Caro. Actualmente el sobrepeso y las complicaciones cardíacas son problemas comunes en la sociedad y afectan a la calidad de vida de las personas, provocándoles ciertas barreras. El ejercicio físico es vital para la recuperación de las personas que padecen dichas enfermedades, por lo que necesitan productos específicos que se ajusten a sus necesidades. Y así fue como nació la idea de crear una bicicleta inteligente.

¿Y cómo trabaja? La función estrella se encuentra en el casco. Éste tiene integrados unos electrodos que permiten medir la actividad cerebral. Así la bicicleta, en función de las emociones detectadas, monitoriza al paciente y al entorno; es decir, percibe el esfuerzo de la persona y regula la velocidad y el ritmo adaptándose a sus necesidades para que nunca se sienta mal haciendo ejercicio. «Cuando una persona con este tipo de problemas comienza a hacer ejercicio, en muchas ocasiones, no son capaces de mantener la rutina, hay falta de motivación y tampoco ayuda que no cuenten con el instrumento adecuado», incide Caro.

Por ello, el objetivo principal es lograr que el paciente realice la terapia de una manera divertida y sin perder la motivación. Otra de las funcionalidades que tiene el vehículo es la capacidad de detectar la calidad del aire y la contaminación. Cuando ve que está es muy alta, «eleva la potencia del motor para que la persona respire menos polución», explica Caro. De esta manera se controla tanto lo que la persona siente a través de los sensores, como la parte ambiental.

Caro afirma que los hospitales y los centros de rehabilitación, entre otros lugares, están muy interesados. «Los médicos están diseñando la herramienta que ellos saben que van a funcionar y nosotros estamos diseñando una bicicleta que sabemos que va a funcionar porque nos lo están diciendo los médicos», resalta.

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