LA RISA ES PODEROSA

LA RISA ES PODEROSA

Autor: Ana Isabel Esteban.
Presidenta de Solidaridad Intergeneracional

Vivimos momentos históricos de gran complejidad que nos abruman y asustan a cada paso que damos. Cuanto menos entendemos, más nos alarman. Basta con poner las Noticias de Interes de la TV o la radio para vivir preocupados por si la prima de riesgo se encuentra por encima de 200, o si el Ibex de la bolsa baja de los 8500 puntos (como si nuestros ahorros estuviesen allí) o bien si el Gobierno aprueba medidas que nos perjudican, como por ejemplo paralizar un año la incorporación al sistema de personas dependientes moderadas, subir los impuestos de la renta por persona física (IRPF), no solo a los trabajadores de más renta y también a los jubilados, o bien aprobar la nueva reforma laboral que elimina derechos que los trabajadores creíamos consolidados.

Las crisis, sean personales, sociales o económicas conllevan cambios. Los cambios exigen adaptación y saber adaptarse a las circunstancias que nos toca vivir a lo largo de la vida, es la clave de nuestro éxito personal y social.

España es el país donde a la mayoría de los europeos les gustaría vivir. Tenemos buen clima para producir alimentos y para disfrutar; servicios públicos y gratuitos (educación, sanidad, servicios sociales, atención a la dependencia, etc), prestaciones sociales como la pensión no contributiva, la renta garantizada, las prestaciones y subsidios por desempleo, etc. Vivimos en un país que ofrece y da seguridad a su ciudadanía y recursos técnicos que nos facilitan el aprendizaje, el acceso al conocimiento, a la información a lo largo de la vida, bien a través de las tecnologías de la información y comunicación (TICS) o bien a través de talleres formativos, cursos o charlas que se imparten en los pueblos.

Tenemos razones para preocuparnos porque todo apunta a que habrá recortes económicos importantes que afectarán a la mayor parte de la sociedad y veremos disminuir nuestros derechos que creíamos intocables. Pero también tenemos que recordar, que para ser feliz no necesitamos ni un gran coche, ni una casa en la playa, ni una impresionante cuenta bancaria, ni ropa de marca cara, ni presumir de lo que no tenemos. Para ser feliz solo necesitamos volver a reírnos como cuando teníamos 6 años. Reirnos de la vida, reirnos de nosostros, reirnos con los amigos, los familiares. Reirnos de las situaciones dramáticas que nos toca vivir, reirnos de las dificultades para afrontarlas con responsabilidad, con sentido del humor. Mirar los problemas desde lejos y desde cerca, desde distintas perspectivas, solos o/y acompañados y así lograremos soluciones nuevas a los problemas que la sociedad ha sufrido en cada momento histórico.

Dejemos de preocuparnos y ocupémonos de dar respuesta a los nuevos retos y dificultades que se nos presentan, pero sin olvidar que al menos hemos de reir 3 veces al día un minuto, porque ello mejora nuestra calidad de vida y viviremos más; porque con una sonrisa dibujada en la cara se logra más, que con malas caras; porque riendo mejoramos la salud física, psíquica y tendremos a nuestro alrededor más gente con la que compartir los buenos y malos momentos.

Reir es sano, genera endorfinas, hormonas que nos dan placer, y nos liberan del estrés, nos baja el azúcar, la tensión y nos descomprime los pulmones y evita los accidentes cardiovasculares y además cura. La risa no tiene edad, es transformadora y liberadora y además es gratis. Que no nos asusten, riamos con ellos, si es preciso de ellos.



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