16 Abr La protección de la infancia, el reto oculto de la pandemia a nivel mundial.
117 millones de niños de 37 países podrían no recibir la vacuna del sarampión por la crisis del coronavirus.
EP
La ONU estima que el 99 por ciento de los niños viven en países o territorios en los se han adoptado restricciones de movimiento para contener el coronavirus. El temor a que los niños se conviertan en las «víctimas ocultas» de la pandemia ha llevado a varias organizaciones a pedir a las autoridades que tomen medidas para garantizar su protección.
La práctica totalidad de los menores de edad viven con alguna forma de restricción de movimiento y, para seis de cada diez (1.400 millones), existen aislamientos totales o parciales en un total de 82 países, ha alertado el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), que ha advertido de que los retos de la pandemia trascienden el ámbito sanitario a corto plazo.
La directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, ha subrayado que los niños y jóvenes pueden sufrir el Covid-19 directa o indirectamente, lo que amenaza con «dañar perfectamente nuestro futuro común». En este sentido, ha recordado que «esta pandemia no es diferente» a otras en las que son los más vulnerables quienes «sufren de manera desproporcionada«.
Fore ha abogado por compatibilizar la protección de la salud con otras medidas para «minimizar y prevenir cualquier daño colateral», lo que pasa por «resistir la tentación» de reducir las inversiones en cuestiones fundamentales como educación, protección infantil, salud y nutrición, ya que en algún momento «el mundo se abrirá nuevamente».
«Sin una acción urgente, esta crisis de salud corre el riesgo de convertirse en una crisis de los derechos de los niños. Solo trabajando juntos, podemos mantener a millones de niñas y niños saludables, seguros y aprendiendo.», ha enfatizado la máxima responsable de UNICEF.
La directora de promoción de derechos de niños y niñas de Human Rights Watch (HRW), Jo Becker, ha coincidido en este mensaje, subrayando que «los riesgos que genera la crisis del Covid-19 para la infancia son inmensos». Ante ello, ha agregado, los gobiernos no solo deben garantizar la atención durante la pandemia, sino también cerciorarse de que las acciones «contribuyan a asegurar en la mayor medida posible los derechos de la infancia una vez terminada la crisis».
A nivel sanitario, y antes de la actual emergencia sanitaria, el 32 por ciento de los niños con síntomas de neumonía no fueron trasladados a un proveedor de salud, lo que ha llevado a la directora de UNICEF a preguntarse «qué sucederá cuando el Covid-19 golpee con toda su fuerza«.
La ONU ha denunciado las interrupciones en las campañas de vacunación, con el riesgo que ello conlleva para la extensión de enfermedades prevenibles. Según un estudio en el que han participado UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS), 117 millones de niños de 37 países podrían no recibir la vacuna del sarampión por la crisis del coronavirus.
Suspensión de las clases
Al contrario que en otros brotes, los niños no son población de riesgo en esta pandemia. Sí están considerados importantes vectores de transmisión, uno de los motivos que ha provocado que la suspensión de las clases fuese una de las primeras medidas adoptadas en la mayoría de los países del mundo.
Más de 1.570 millones de niños y jóvenes se han visto afectados por el cierre de los centros educativos en 192 países -desde centros de educación infantil a universidades-, lo que implica que más del 91 por ciento de los alumnos de todo el mundo están a día de hoy sin clase, según la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La jefa de UNICEF ha avisado de que los niños que dejan de ir a clase durante periodos prolongados de tiempo «tienen muchas menos probabilidades de regresar cuando se vuelven a abrir las aulas«. Además, ha recordado que para muchos el cierre de la escuela supone quedar fuera de programas de nutrición.
HRW ha señalado que la suspensión de las clases ha puesto de manifiesto las diferencias en cuanto a disponibilidad de materiales de estudio o conexión a Internet, herramientas clave para el aprendizaje a distancia. En casi la mitad del mundo no hay acceso a Internet y no todas las escuelas disponen de la tecnología o equipos necesarios.
Aumenta el riesgo de abusos
Sin escuelas, los menores corren un mayor riesgo de explotación, violencia y abuso infantil, como quedó de manifiesto en la epidemia de ébola de África Occidental (2014-2016), que derivó en picos de trabajo infantil, abusos sexuales y embarazos tempranos. Ya antes de la pandemia, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimaba que había 152 millones de niños trabajando.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido del riesgo que medidas como el confinamiento pueden acarrear en materia de violencia, especialmente de puertas para dentro. Fore ha insistido en este mensaje, recordando que, en el caso de los niños, «la forma más común de violencia (…) tiene lugar en el hogar». «En la mayoría de los países, más de dos de cada tres niños son sometidos a una disciplina violenta por parte de los cuidadores. ¿Qué sucede cuando esos niños no pueden salir de casa, desconectados de sus maestros, amigos o servicios de protección?», ha expuesto la directora de UNICEF.
La amenaza del abuso se cierne también en las redes, vistas en muchos casos como una vía de conexión y escape hacia el mundo exterior. La agencia Europol ya ha detectado un aparente aumento de la actividad en Internet de quienes buscan materiales relacionados con el abuso infantil.
Además, las organizaciones han alertado en estas últimas semanas del riesgo de menores en especial situación del vulnerabilidad, desde los desplazados o refugiados hasta los recluidos en cárceles o centros detención, para los que UNICEF ha solicitado «alternativas». En estos contextos, el acceso a servicios médicos o medidas de higiene básicas suele ser precario, lo que agudiza el riesgo.
El día después
Jo Becker ha señalado en nombre de HRW que la pandemia «ha puesto al descubierto los graves desatinos en las protecciones que muchos países dan a los niños y las niñas, como la atención de la salud y los sistemas de protección social inadecuados, hacinamiento en establecimientos de detención y la falta de planes de emergencia para cuando se produce un cierre masivo de escuelas«.
Por este motivo, ha recalcado que de las decisiones que adopten los distintos gobiernos durante estas semanas depende no solo «mitigar los perjuicios más serios de la pandemia», sino también «beneficiar a los niños y las niñas en el largo plazo«.
La directora de UNICEF ha coincidido en que, junto a la «preocupación inmediata de mantenernos sanos», se debe recordar «a los millones de niños que corren el riesgo de convertirse en las víctimas olvidadas». «El aspecto que tendrá su mundo mañana, su futuro, en última instancia también es nuestra responsabilidad hoy», ha remachado Fore.