06 Mar La polémica moda de las ‘doulas’
* Enfermeros y matronas denuncian ciertas prácticas peligrosas para madres y bebés
* El colectivo de ‘doulas’ asegura que la acusación parte del desconocimiento
ANGELES LOPEZ – MADRID
Secta canibalista, intrusismo, gravísimo riesgo para la salud… Son algunos de los apelativos que se mencionan en el Informe Doulas que el Consejo General de Enfermería presentó ayer en Madrid con la intención de exponer las prácticas que ciertas mujeres están llevando a cabo en España al atender a mujeres gestantes en su embarazo y parto e intentar, según este documento, sustituir la labor de las matronas en estas situaciones.
El término doula se remonta a la Antigua Grecia que se usaba para las esclavas o sirvientas que probablemente ayudaban a la mujer de la casa durante el parto. Se viene utilizando desde que, en un estudio publicado en 1980 por la revista The New England Journal of Medicine, un grupo de médicos lo utilizó para definir a las mujeres que acompañaban al parto en Guatemala y cuya labor ayudó a minimizar el número de cesáreas. Desde entonces, el término y la profesión se ha ido generalizando en muchos países, aunque no hay una legislación ni regulación al respecto.
Lo que ayer resumía en rueda de prensa Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería, es que las doulas en España se extralimitan en su labor reconocida de acompañamiento a la embarazada y, en muchos casos, su práctica genera riesgos importantes. Por este motivo, se comprometió a poner fin a esta profesión que tampoco está regulada en España y que no tiene formación sanitaria.
Esa afirmación viene tras una investigación de varios años, en la que enfermeros y matronas han identificado 20 centros de formación de doulas en el país y un total de 547 personas ejerciendo como tales. Un número «que crece cada año». Por la atención que ofrecen durante el embarazo, parto y postparto suelen cobrar unos 1.200 euros «que luego no se declaran», señala González Jurado, quien aseguró haber informado a la Fiscalía General del Estado para que actúe de oficio contra las doulas por atender partos sin titulación. También ha presentado este informe al Ministerio de Sanidad del que espera que «tome las medidas necesarias». No obstante, se queja de la inacción de este gabinete porque el pasado 24 de julio ya presentó un escrito sobre este tema frente al que no hicieron nada.
Una mala formación sanitaria o un equivocado asesoramiento a la embarazada puede «poner en riesgo la vida de la madre y del niño», afirmó en dicha rueda de prensa Gloria Boal, vocal de la Comisión Nacional de Especialidades de Matronas. Entre otros peligros, Boal enumeró el parto prematuro por no detectar contracciones en la gestante, infecciones maternas en el postparto, mala oxigenación del niño por aconsejar posturas erróneas en el parto, eclampsia si no se identifica una preeclampsia… «Una información no veraz y sesgada puede hacer que la mujer no tome decisiones correctas», aseguró.
Sin embargo, el intrusismo que denuncian enfermeros y matronas también es criticado por las propias doulas, quienes se muestran en total desacuerdo con el Informe Doulas al no sentirse reflejadas en unas actuaciones que ellas no defienden ni ejercen. «El informe parte de una base incorrecta. Dice que hacemos labores sanitarias, algo que no hacemos y el resto del documento se pierde en cuestiones que tratan de defender que no estamos capacitadas para ello. Pero es que no lo hacemos», explica Beatriz Fernández, miembro de la Red Circular de Doulas y presidenta de la Asociación Española de esta profesión (AED), estamentos nacionales de los que forman parte unas 200 doulas en España.
Fernández asegura que son ellas las que demandan una «regularización y, sobre todo, una unificación. Es en lo que estamos trabajando las asociaciones que tenemos por objetivo común que no haya intrusismo y llegar a la normalización que hay en otros países con esta profesión».
En cuanto a cuáles son las fuentes en las que se basa su información dirigida a las mujeres que esperan un hijo, María Arroyo, doula desde hace 10 años, asegura que son documentos científicos. «Cuando una mujer pregunta, le damos información de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio de Sanidad, basada en la evidencia científica. Y sé de lo que hablo porque soy doctora en ciencias físicas, a lo que me dedico».
De la misma opinión es Ruth Cañadas, doula de Madrid que asegura que no ha hecho ni ha incentivado ninguna de las prácticas que el informe menciona, como la placentofagia (alimentarse de la propia placenta). «Sí que conozco casos de mujeres que han comido su placenta, incluso sé que de algunas matronas que lo recomiendan. Pero nosotras sólo acompañamos, y es la madre quien decide sobre su embarazo. En cuanto a la función de asistir al parto, la persona de referencia es la matrona».
Ni Cañadas ni ninguna otra de las doulas contactadas por EL MUNDO han mencionado haber tenido algún problema con las matronas, «todo lo contrario». «La doula no es personal sanitario. Si opina sobre qué hacer con el cordón, con las vacunas, etc. eso es intrusismo. Es peligroso y actuaría fuera de su ámbito. Nuestro trabajo es un acompañamiento espiritual. Es un trabajo precioso, porque es un privilegio que una familia te haga partícipe del nacimiento de su hijo», asegura Cheli Blasco, que lleva cuatro años en esta labor a la que se dedica por completo junto con la crianza de tres hijos y uno que está por venir.
La formación y los honorarios de estas mujeres son pie a otro debate. Según el Informe Doulas, los «cursillos» de doula no tienen ninguna validez legal o académica y su precio está en torno a los 2.000 euros. Por otro lado, ninguna de las doulas consultadas por este periódico dice cobrar la cantidad de 1.200 euros que según el informe suele costar a una madre el servicio de acompañamiento durante todo el proceso del embarazo, parto y postparto. «Ojalá fuera ese dinero, pero no es así, aunque las tarifas son libres y varían», asegura la presidenta de la AED. Arroyo insiste en que «lo ideal sería que la profesión se pudiera reglar. «Me encantaría que se iniciara una mesa de debate entre doulas y matronas para que se pudiera armonizar mensajes», asegura. Y señala, al igual que sus compañeras, que nunca ha tenido problemas con este colectivo.
Por último, las doulas aseguran que el informe del Consejo de Enfermería se debe al desconocimiento. «Llevamos poco tiempo ejerciendo, en torno a unos 15 años. Pero hay estudios que muestran que nuestra labor se vincula con beneficios para la madre y los bebés», concluye Fernández.
Encapsular la placenta
Tras analizar los contenidos de más de 70 webs, el Informe Doulas señala que, en algunas de ellas, se recomienda el «encapsulado de placenta». Con este procedimiento, «se puede disponer de todos los beneficios de su ingestión no sólo tras el parto sino durante el principio del puerperio», reza la web bebeagogo.com en la que se ofrece paso a paso el procedimiento o la posibilidad de contratar a alguien para que la encapsule. Ninguna de las doulas consultadas recomienda esta técnica.
‘Nacimiento lotus’
La práctica de dejar el cordón umbilical sin cortar, o nacimiento lotus, consiste en dejar al recién nacido unido a la placenta de la madre hasta que el cordón se desprenda por sí solo, algo que suele ocurrir entre los tres y 10 días tras el parto. Durante ese tiempo, la placenta se coloca en un recipiente, «lavándola y bañándola en agua con sal y aceites esenciales», indica la web CrianzaNatural.com, según recoge el informe de Enfermería. Dicha práctica no es defendida por las doulas entrevistadas por EL MUNDO.
Quema del cordón umbilical
«Simbólicamente, quemar el cordón sella la comunión de cuatro elementos en los que el aire es el primer respiro que realiza el bebé, el agua es el líquido amniótico del que procede, la tierra es el acto de nacer en sí mismo y el fuego es la llama de la vela que lo separa». Así explican en placentera.com esta práctica que se ha ido extendiendo por occidente y que es rechazada por matronas y doulas, debido a que puede generar infecciones graves en el pequeño.
www.elmundo.es/salud/2015/02/17/54e2453722601de93e8b457c.html