04 Sep La perimenopausia es un factor de riesgo para sufrir un TCA. La culpa de que lo sea no está solo en nuestras hormonas.
No solo se explica por la bajada de estrógenos, también por el canon de belleza que nos persigue cuando cruzamos el umbral de los 4o.
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Anabel Palomares
Podríamos pensar que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son una enfermedad muy recurrente en las mujeres más jóvenes. Y lo es, pero no todas encajan con ese estereotipo. Es más, desde hace un tiempo hay especialistas que advierten que cada vez es más frecuente “en personas cada vez más mayores”. Lamentablemente, no eres demasiado mayor para un TCA y la perimenopausia y la menopausia se están convirtiendo sin darnos cuenta en un factor de riesgo para sufrirlo.
Los alarmantes datos. En España, se estima que el TCA es 10 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Para que te hagas una idea, de 2020 a 2022 el número de casos creció un 30%, y 9 de cada 10 afectaron a mujeres. Además, el 70% de mujeres con TCA no recibe tratamiento y la enfermedad se vive en silencio y a solas. Ahora vamos a los casos de mujeres de entre 40 y 70 años que sufren un TCA. Hay estudios que hablan de que afecta hasta un 7% de las mujeres mayores de 40. Otros elevan la cifra al 13% de las mujeres mayores de 50 años, y hay otras investigaciones que estiman que hasta el 30% de las mujeres de mediana edad pueden experimentar síntomas de trastornos alimentarios. Da igual cuál de los tres datos cojan, el más alto o el más bajo, porque hasta el más bajo es alarmante y pone el foco en que el TCA es más alto en mujeres mayores de lo que creíamos.
El Dr. David Brugos, jefe del servicio del Área de Recursos Intermedios de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud, afirmaba en la Ser que la edad de inicio media suele estar alrededor de los 18 años, pero “no nos podemos olvidar que a veces quedan como ocultas las personas con TCA de más de 50 años». El problema de esto es que el diagnóstico es, en muchos casos erróneo, o se retrasa simplemente porque una mujer perimenopáusica o menopáusica, no parece encajar con esa imagen que tenemos de una mujer con TCA.
La perimenopausia como riesgo de TCA. Es cierto que la menopausia y la perimenopausia por fin han salido de entre las sombras y se han despojado del secretismo, consiguiendo ser tendencia en las redes sociales y se hable abiertamente de ellas. Pero existe una cantidad ingente de influencers dando consejos sobre menopausia que no se centran en el bienestar y la salud, sino en perder peso. Por ejemplo, el entrenador personal de Halle Berry enseñó en el Today Show ejercicios para «combatir» el aumento de peso menopáusico. Hasta la revista Time se preguntaba por qué el tratamiento para la menopausia siempre incluye una dieta.
Lo que nadie te cuenta es que las mujeres que se acercan a la perimenopausia tienen ya un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, solo por llegar a la perimenopausia. La Dra. Jessica Baker comentaba en el artículo de Time mencionado antes que de todos los cambios corporales que ocurren durante la perimenopausia y la menopausia, “el aumento de peso es el más comentado, publicitado y anunciado”. Durante la perimenopausia y la menopausia, experimentamos un aumento de la grasa corporal total especialmente alrededor del abdomen debido a la disminución de estrógeno. Esta hormona actúa sobre el apetito, el estado de ánimo y la forma en que el cuerpo almacena la grasa. La clave está en que, según Xusa Sanz, enfermera y dietista-nutricionista clínica especializada en endocrinología ginecológica, también “ocurre en un contexto social que puede empeorar la insatisfacción corporal y el malestar emocional”. Es decir, nos hace más vulnerables aún.
La verdad de por qué se convierte en factor de riesgo: el ideal de belleza. Dentro de los TCA que sufren las mujeres, los atracones son el trastorno alimentario más frecuente entre las mujeres de más de 40 años, seguido de la bulimia. Pero hay una afección algo menos conocida y que se asocia específicamente con la perimenopausia, la ortorexia. La ortorexia se caracteriza por una obsesión por comer sano y hacer ejercicio que no podemos evitar relacionar de alguna forma con el modelo patriarcal de belleza: la presión por estar siempre joven y bella aunque pasen los años. Es lo que se espera de nosotras, que no envejezcamos, que no se nos vean las arrugas. Que no engordemos. Que siempre encajemos en esa imagen de perfección que provoca que nuestro imperio romano siempre sea el peso.
¿No dicen que a medida que creces te vas reconciliando contigo misma y aprendes a aceptarte como eres? Lamentablemente la moda skinny tok o el tremendo auge del Ozempic, juegan en nuestra contra. Y los datos son un reflejo de que cuanto más nos acercamos a la perimenopausia, peor. El 73% de las mujeres de mediana edad afirman sentirse insatisfechas con su cuerpo. Repito, el 73%. La presión social para tener un cuerpo delgado y aparentar una juventud eterna nos afecta tanto, que más del 90% de las mujeres de entre 50 y 69 años desea perder peso y más del 70% hace dieta.
Una sociedad que nos pide estar siempre flacas y una biología que nos impedirá en muchos casos conseguirlo a pesar de que nos esforcemos. La combi perfecta para que suframos un TCA aunque no pertenezcamos ya a ese perfil en el que siempre imaginamos a alguien con un trastorno alimenticio. Parece que con lo que sabemos ahora, la imagen se amplia para englobar aún a más mujeres.
