25 Feb La pandemia destroza la economía familiar: dos de cada tres hogares ya no llegan a fin de mes.
Un estudio de Asufín revela cómo las estrecheces provocadas por el desplome de las rentas se extienden conforme la epidemia se prolonga. La crisis, que amenaza la frágil economía española, azota con especial intensidad a los autónomos, que cada vez con mayor frecuencia recurren a hipotecar sus negocios y casas para salvar sus medios de vida.
Eduardo Bayona
La crisis desatada con la pandemia está destrozando las economías familiares: más del 40% de los hogares carece de capacidad de ahorrar y casi la cuarta parte se ha visto obligada a tirar de ahorros, lo que significa que casi dos tercios de las familias no llega a fin de mes en un panorama en el que la mitad de ellas ha visto reducirse sus ingresos, según señala el primer estudio realizado por Asufín (Asociación de Usuarios Financieros) sobre la situación financiera creada con la covid.
El informe, elaborado a partir de los resultados de 1.655 encuestas online realizadas entre el 17 de septiembre y el 5 de octubre de 2020, tiene como objetivo «medir el impacto de la situación actual, las expectativas y diferentes decisiones financieras que, de manera forzada o como adaptación a la situación real, se estén tomando por los consumidores». «Los datos, que son objetivos, serían más dramáticos todavía si hiciéramos la encuesta hoy», señala Patricia Suárez, presidenta de Asufín.
Los resultados, en cualquier caso, no distan mucho de los del último Focus on spanish society de Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro, según el cual (con datos del Parlamento Europeo) el 31% de los hogares españoles ha tenido que recurrir a sus ahorros durante la pandemia, un «porcentaje que como mínimo duplica al de Francia (15%), Alemania (14%) y Países Bajos (12%)».
Funcas estimaba en un 19% el porcentaje de españoles que «ha tenido dificultades para afrontar los gastos de vivienda» con la pandemia y en un 42% el de los que habían visto reducidos sus ingresos, una tasa netamente superior a las de Italia (33%) y Francia (20%).
El informe de Asufín perfila dos grandes grupos de hogares con tendencias dispares. «Uno que ha sufrido una disminución de rentas y que aguanta como puede, y que habrá que ver cómo sale adelante cuando terminen ayudas como los ERTE –resume Suárez–, y otro al que le salen las cuentas y que con las situaciones de semiconfinamiento está ahorrando».
Aumentan los gastos para la mitad de los que ingresan menos
«Solo un 18% de la población reconoce que está ahorrando más, frente al 40,3% que señala que no lo hace por no tener capacidad para ello«, señala el estudio de Asufín, que anota que un 23,4% de los hogares «afirma que está utilizando sus ahorros para su día a día» mientras el 18,1% restante dice no haber visto modificada su situación.
Paralelamente, casi la mitad de los encuestados (49,1%) ha visto caer sus ingresos, una tendencia en la que, «al margen de los que se encuentran en situación de ERTE, cuya merma es obvia» y generalizada, «son los autónomos los que declaran mayor sangría» al afectar a más de dos terceras partes del colectivo. La caída supera el 30% en casi uno de cada cinco hogares.
Al mismo tiempo, «frente a la disminución de ingresos, hay un relevante 24% de los encuestados que manifiesta haber aumentado sus gastos, lo que nos situaría en un preocupante desequilibrio financiero para muchas familias», aunque lo más habitual es que la reducción del consumo, algo que se ha dado en el 38,3% de los casos en un ajuste que están liderando las mujeres, más de manera considerable (27,1%) que ligera (20,4%), señala el informe.
Esos resultados comienzan a poner sobre la mesa las consecuencias reales que está teniendo en las economías familiares el impacto de una crisis que, desde los inicios de la pandemia y el confinamiento, ha desnudado la fragilidad en la que, en realidad, ya vivían amplios sectores de la sociedad española y de su tejido empresarial antes de que llegara el coronavirus, que ha intensificado y ampliado ese cuadro.
«La lógica merma de ingresos que han sufrido prácticamente todos los autónomos y buena parte de la masa asalariada (básicamente a través de los ERTE) se traduce en la necesidad de ajustar el gasto doméstico, lo que recae en su mayor parte en las mujeres«, destaca el trabajo de Asufín, que llama la atención sobre cómo «escala a cerca de la mitad» de los que han visto reducidas sus ganancias el peso de quienes se han visto obligados a aumentar sus gastos, ya sea por necesitar equipos para el teletrabajo o las clases online, por el imprevisto gasto en higiene y mascarillas o por los mayores requerimientos de electricidad y calefacción, entre otros motivos.
Y eso, advierte, perfila un horizonte de «desequilibrio financiero en las economías familiares, que en el medio plazo podría agravar la situación de muchos hogares si no se produce una recuperación de ingresos». Los efectos de ese escenario de desplome total del consumo en una economía basada en los servicios resultan tan obvios como inquietantes.
Temores e incertidumbre mientras la banca cierra el grifo del crédito
«Estos desequilibrios entre ingresos y gastos pueden cubrirse temporalmente con el ahorro», recuerda el estudio, que añade que «así lo declara un 23,4% de los encuestados, que afirma que lo está usando para vivir»; algo que resulta imposible para «el porcentaje más destacado» de esa cuestión, que se encuentra en «el 40,3% que manifiesta que tanto ahora como hace seis meses, no tiene capacidad de ahorrar».
En el panorama que dibuja la encuesta de Asufín conviven el temor de quien prevé «cambios que dificulten su nivel de vida» (23,6%) con la incertidumbre de quien no se atreve a hacer pronósticos por «la situación de inestabilidad actual» (50,3%) y de quien opta por guardar por lo que pueda venir (20,9%) aunque se muestre optimista.
En ese escenario, casi la mitad de los hogares ha solicitado ayuda económica: principalmente a la familia y los amigos (23,3%) y menos a las administraciones (2,9%) o recurriendo al crédito, aunque en este caso con dos relevantes matices que indican que solo un 5,3% ha optado por los préstamos mientras otro 12,3% tiraba de tarjeta.
«No parece que la gente esté tan dispuesta a endeudarse tras la gran recesión, y los bancos tienen una actitud más cautelosa que entonces a la hora de conceder créditos», explica Julio Rodríguez López, expresidente del Banco Hipotecario y de Caja Granada y miembro de Economistas Frente a la Crisis, que anota que «el saldo de endeudamiento de los hogares no ha crecido apenas, no se advierte una mayor demanda de crédito por parte de los hogares como ha ocurrido con las empresas».