La otra pandemia: 1 de cada 3 mayores tiene problemas de salud mental pero sólo el 8% recibe ayuda.

La otra pandemia: 1 de cada 3 mayores tiene problemas de salud mental pero sólo el 8% recibe ayuda.

«Es urgente dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de las personas mayores».

Raúl Arias

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Las administraciones siguen sin poner solución a otra pandemia silenciosa que afecta a millones de personas en España –muchos de ellos mayores–: los problemas de salud mental.

En concreto, según el ‘Estudio del impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores’, realizado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), en colaboración con Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, el 61% de las personas mayores encuestadas tiene pensamientos y emociones negativas de forma ocasional debido a su enfermedad, mientras que un 28% afirma tenerlos frecuentemente.

Esto da lugar a que el 47% declare que se relaciona menos o mucho menos que antes debido a su estado de salud, lo cual refuerza la situación de malestar: a menor frecuencia de relaciones el malestar psicológico es mayor y viceversa. En cuanto al perfil de las personas con peor estado de ánimo, son mujeres mayores de 80 años, con estudios y clase social baja, que padecen más de una enfermedad crónica.

Además, el acceso a tratamiento por parte de especialistas de la salud mental es escaso. Solo el 8% están siendo tratados actualmente, cifra que queda lejos del 35% de personas que sienten malestar psicológico con frecuencia.

«Es urgente dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de las personas mayores, habida cuenta de la abundante necesidad, demanda y sobre todo muy elevada prevalencia del malestar emocional», ha afirmado la presidenta de la POP, Carina Escobar.

Por otra parte, cabe destacar que las personas mayores tienen problemas a la hora de acceder a los servicios sociales. Hasta un 51% encuentra «más bien difícil» acceder a recursos asistenciales como la teleasistencia, ayuda a domicilio, estancias de respiro familiar, centros de día, hogares para mayores, centros ocupaciones y ayudas económicas, entre otros. Así, el 23% considera que es «muy difícil», frente a sólo el 4%, que lo encuentra «muy fácil» y un 18% «más bien fácil». El grado de dificultad, según el informe, tiene que ver con la asesoría que reciben estas personas y con la información disponible.

Por contra, las personas mayores valoran con una nota media de 6,5 la atención sanitaria que ha recibido en el último año. Se trata de una encuesta realizada sobre una muestra de 498 personas con una edad media de 72,6 años y que ha llevado por objetivo analizar el impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores, con el fin de identificar el estado de situación de la atención sanitaria y social a la cual tienen acceso, analizar cómo esta atiende al impacto emocional y social que genera la enfermedad crónica y proponer mejoras en dicha atención.

Así, el estudio pone de manifiesto que el profesional que se ocupa del seguimiento de la enfermedad crónica es el especialista de familia en un 44% de los casos y el de hospital en un 53%. En este sentido, el estudio advierte de que hasta un 33% solo recibe explicaciones sobre su enfermedad y tratamiento «de vez en cuando» y hasta un 11% afirma no recibirlas nunca.

«Mayoritariamente, componen este 11% las personas más vulnerables, con un menor nivel de estudios, con posiciones socioeconómicas más bajas y con menor satisfacción por la atención que reciben», ha apuntado por su parte una de las autoras del estudio, la profesora Lucila Finkel, de la Universidad Complutense de Madrid. «Hay una satisfacción media alta, pero con mucho margen de mejora», ha añadido.

«De hecho, los que reciben con más frecuencia explicaciones entienden mejor a los médicos. Además, hemos visto que se mejora la comprensión de la información recibida cuando esta es reiterada, cuando se insiste en la información sobre la enfermedad y su medicación», ha comentado Finkel.

En lo que respecta a la pandemia, hay una parte importante de personas que no están satisfechas en absoluto (16%) con la atención que han recibido en el último año, y hasta un 44% afirma que es «aún peor» desde la irrupción de la pandemia. El 53% la percibe igual y solo el 3% la valora como mejor. «Es decir, la satisfacción general de la asistencia sanitaria desde la pandemia en este colectivo tiene un saldo netamente negativo», concluye Finkel.

Soluciones

Durante el acto, ha estado presente la vicepresidenta de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), Inmaculada Ruiz, que ha pedido «priorizar la atención personalizada a las personas mayores en la Atención Primaria». «Somos seres humanos que tenemos derecho al respeto y a una vida digna a nuestra edad. Queremos llamar la atención sobre mala situación laboral del personal sanitario y la falta de personal en la sanidad pública, especialmente en la Atención Primaria, y las precarias condiciones de trabajo de estas personas», ha lamentado Ruiz. «La pandemia no puede servir de excusa para esta situación», ha sentenciado la presidenta de la PMP.

Por todo ello, la POP ha definido 9 propuestas de mejora para las temáticas consideradas en este ‘Estudio del impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores’:

  • implementar las reformas necesarias para garantizar la atención centrada en el paciente, especialmente en las personas mayores atendiendo su fragilidad y respetando su autonomía y dignidad;
  • realizar una atención más bio-psicosocial atendiendo las necesidades de las personas mayores en situación de vulnerabilidad y determinado por su estado clínico, la soledad, la edad o la disponibilidad de cuidador o familiar;
  • flexibilizar la atención a través de la definición de un modelo que contemple la atención presencial, telemática y domiciliaria acorde con las necesidades específicas de las personas mayores con enfermedades crónicas en cada momento.

Otras propuestas son:

  • mejorar el acceso a la información por parte de pacientes y sus cuidadores sobre los recursos sociales y sociosanitarios a los que pueden acceder;
  • avanzar en la integración e interoperabilidad entre los sistemas sanitario y social de tal forma que las personas mayores cuenten con una historia clínica integrada dotada de información sanitaria y social;
  • asegurar el derecho a unas condiciones sociales básicas que afectan a la salud de las personas: la vivienda, la alimentación o la factura de la luz son también determinantes de la salud;
  • dar respuesta a las necesidades de atención psicológica, mediante la universalización de la atención psicológica en el sistema público de salud y la incorporación de las necesidades particulares de las personas mayores y sus familiares;
  • fomentar la formación de profesionales sanitarios y no sanitarios, y del conjunto del ámbito social en comunicación e información para mejorar la relación médico/paciente/cuidador para dar una respuesta adaptada para personas mayores de mayor vulnerabilidad y el reto de la equidad, y el acceso a los recursos sanitarios y sociales con perspectiva de género.


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