La lucha de las personas con problemas auditivos para lograr mascarillas transparentes.

La lucha de las personas con problemas auditivos para lograr mascarillas transparentes.

El uso obligatorio de la mascarilla en cualquier espacio público ha supuesto una barrera infranqueable para las personas con problemas de audición, quienes encuentran indispensable poder leer los labios para poder comunicarse.

Sara Velasco Arcas

Según un análisis realizado por investigadores del Imperial College de Londres, más de siete millones de personas en España tienen una discapacidad auditiva de distinto grado y nivel. Y de los recién nacidos cada año, cinco de cada mil presentan algún problema de audición, y uno de cada mil, sordera.

La llegada de la covid-19 trajo consigo el uso obligatorio de la mascarilla en cualquier espacio público. Esta medida ha supuesto una barrera infranqueable para las personas con problemas de audición, quienes encuentran indispensable poder leer los labios para poder comunicarse. Actualmente, este colectivo ha visto mermadas de manera muy considerable todas sus posibilidades de comunicación con todas aquellas personas que no conocen la lengua de signos. Por tanto, acciones tan cotidianas como ir al supermercado o a la farmacia ahora mismo son para ellos prácticamente imposibles de realizar sin ayuda.

egún la ONCE, las consultas a los centros auditivos se han disparado tras el confinamiento. Las personas con problemas de audición han acudido en masa a estos centros buscando una solución que les permita comunicarse como lo hacían antes de la pandemia.

Pero los problemas que afectan a las personas sordas en tiempos de pandemia no se limitan al uso de la mascarilla. La distancia de seguridad, indispensable para evitar el contagio del virus, es otra de las barreras con las que estas personas se están encontrando: «Ya no puedo leer los labios, y además, al mantener la distancia de seguridad de un metro y medio, escucho mucho peor. Las personas con problemas de audición nos apoyamos en la lectura labial y en los gestos faciales para comunicarnos, y eso lo hemos perdido.» afirma Nicomedes Ortega, persona con una capacidad de audición del 40%.

Iniciativas para solventar el problema

Marcos Lechet, persona sorda desde los cinco años, ha lanzado una iniciativa para conseguir la homologación de mascarillas transparentes que permitan la lectura labial. La idea de Marcos consiguió recabar más de 80.000 firmas de apoyo que ya han sido enviadas al Ministerio de Sanidad, dirigido por Salvador Illa.

«Me llamo Marcos, soy sordo y desde hace unas semanas me siento completamente aislado. Hasta ahora, para comunicarme con otras personas, leía sus labios, pero de repente me he encontrado con que todo el mundo los lleva cubiertos por una mascarilla. Mi médico, los cajeros de mi supermercado… y lo que es más duro: mi familia y mis amigos. Hace tiempo que no puedo entender lo que dicen. Y, como yo, las miles de personas sordas o con problemas de audición en España», señala en su petición.

«Yo no quiero que mis seres queridos se quiten la mascarilla para comunicarse conmigo, porque corren el riesgo de contagiarse. Por eso, es urgente que se homologuen las mascarillas con la boca visible y que se facilite su distribución, para que todo el mundo pueda acceder fácilmente a una de ellas», indica el creador de la iniciativa en Change.org: Homologación de mascarillas accesibles.

Pero Marcos no está solo en su lucha. La Federación Vasca de Asociaciones de Personas Sordas (Euskal Gorrak) junto a Tknika, el Centro de Investigación e Innovación Aplicada de FP de Euskadi, está diseñando una mascarilla que pueda ser homologada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. «Es un proceso complicado, ya que el material debe ser microperforado para que entre y salga el aire, y además debe cumplir el protocolo antibacterias», explica Aitor Bedialauneta Arrate, director de Euskal Gorrak. La intención es que en los siguientes meses el diseño cumpla todos los requisitos y pueda empezar a comercializarse.

Una pequeña solución para un gran problema

La CNSE (Confederación de Personas Sordas) ha advertido de que las mascarillas transparentes no solucionan la falta de accesibilidad a la información y a la comunicación a las que se enfrentan las personas sordas. Desde esta asociación llevan mucho tiempo reclamando que no se olviden sus necesidades reales. Aunque desde luego aprecian las iniciativas solidarias como la de Marcos, quieren hacer hincapié en que la lectura labial no es una habilidad al alcance de todos.

«El colectivo de personas sordas es heterogéneo, al igual que lo son sus necesidades. Crear estas mascarillas es atender a una necesidad puntual», aclara Concha Díaz, presidenta de la CNSE.

A pesar de ello, es innegable la importancia de la accesibilidad y de la comunicación para una persona sorda. Por ello, aunque las mascarillas transparentes no sirvan para la totalidad de las personas con discapacidad auditiva, tal y como afirma la CNSE, es muy importante seguir con iniciativas de este tipo, y conseguir la homologación de una mascarilla transparente.

Ante esta problemática, no han sido pocas las empresas privadas que han querido aprovechar esta situación para conseguir beneficio económico, haciendo creer que las mascarillas transparentes que han sacado al mercado están homologadas para todos los ámbitos.

Frente a esta situación, la Federación Vasca de Asociaciones de Personas Sordas ha indicado que este tipo de mascarillas deben estar homologadas por las autoridades sanitarias pertinentes y, además, ser accesibles para todo el mundo, ya que su uso no está enfocado únicamente en las personas sordas, sino para la totalidad de la población.

«Las mascarillas transparentes no son para las personas sordas, sino para las personas oyentes, nosotros somos los que necesitamos leer los labios y ver los gestos faciales para poder comunicarnos», recuerda Marcos Lechet.

Euskal Gorrak ha recibido en este tiempo centenares de llamadas en relación al tema de las mascarillas transparentes. Su director ha querido recordar que «el uso de la mascarilla es solo una de las muchas problemáticas a las que las personas sordas tienen que enfrentarse a la hora de comunicarse, hay muchas barreras históricas que afectan a esta discapacidad que ni las instituciones ni la sociedad tienen en cuenta».

En este sentido, este organismo busca lograr la igualdad de condiciones, que las personas sordas sean respetadas y que se piense en sus necesidades. «Muchos telediarios, series de televisión o películas, no tienen subtítulos y perdemos mucha información», reclama Aitor.

Una iniciativa que beneficia a todos los colectivos

a homologación de las mascarillas transparentes no solo beneficiaría a las personas sordas, también lo están reclamando las personas con trastorno de espectro autista, o el profesorado de colegios e institutos, ya que ver el rostro del profesor calma a los alumnos. «No olvidemos cuánta paz nos produce ver una sonrisa a través de una mascarilla transparente», recuerda Marcos Lechet.

Las personas sordociegas también se han visto afectadas por la aplicación de medidas para combatir el coronavirus. «Nos enfrentamos a un doble aislamiento, por un lado lo que es inherente a nuestra discapacidad en cuanto a barreras de comunicación, de movilidad y de acceso a la información, y por otro lado, nos enfrentamos a las barreras que se están presentando por el covid-19, como el uso obligatorio de mascarillas opacas, el distanciamiento social y la reticencia al contacto» afirma Javier García Pajares, responsable de los jóvenes sordociegos de España.

La forma de comunicarse de las personas sordociegas varía mucho en función de la capacidad visual o auditiva que tengan. Para quienes tienen resto visual, la utilización de mascarillas transparentes es fundamental a la hora de entenderse. Javier ha agradecido el esfuerzo a todas las organizaciones que trabajan para conseguir la homologación de este tipo de mascarillas, pero ha querido recordar que «la mascarilla transparente no soluciona los problemas de las personas sordociegas, el colectivo necesita muchas más cosas: más concienciación, más visibilidad, y más conocer nuestras necesidades.»

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