La juventud va por dentro

La juventud va por dentro

La juventud depende más de la actitud de la personas, que del paso del tiempo.

Por María Lucea. Asesora: Catalina Hoffmann. Directora de Vitalia

La juventud depende más de la actitud de la persona, que del paso del tiempo. Levantarse todas las mañanas a la misma hora, tener siempre a mano un libro, leer todos los días la prensa, quedar de vez en cuando con los amigos y hacer algo de ejercicio.

A pesar de los años del D.N.I., si podemos, no debemos jubilarnos nunca de hacer lo que debemos, lo que podemos, lo que sabemos y aquello con lo que disfrutamos. Tercera edad no es sinónimo de enfermedad, ni de empobrecimiento social o físico. Es evidente que cuando vamos cumpliendo años añadimos achaques a nuestra salud, razón por la que debemos fomentar nuestra buena predisposición a realizar actividades saludables.

Vivir más y vivir mejor

No es lo mismo hacerse viejo en España que en Estonia, ni se disfrutan por igual los años de la jubilación en Dinamarca que en Italia. Un estudio, publicado en la revista médica británica «The Lancet», refleja lo distinta que puede resultar la vejez en función del país europeo en el que se viva. La investigación crea un índice llamado «Años de Vida Saludable», (HLY, por sus siglas en inglés) que fija la pauta sobre la calidad de vida a partir de los 50 años y lo compara con el índice de expectativa de vida de cada uno de los países de la Unión. Pero lo realmente novedoso de este estudio es el citado índice HLY sobre calidad de vida, que demuestra que vivir más tiempo no significa necesariamente vivir mejor. Los investigadores dicen que estos números tienen que ver con la inversión que los Estados hacen en sanidad y atención de las personas mayores. Así, advierten de que los países de la UE tienen que hacer un esfuerzo adicional, si quieren cumplir el objetivo de que un 50% de la población de entre 55 y 64 años esté empleada en 2010. Este hecho es importante, pues los expertos destacan la asociación que existe entre desempleo y un menor número de años de calidad, y entre una formación intelectual continua -más allá de la etapa laboral- y un mayor índice de HLY.

El momento ideal para que nos sobren unos kilitos

El sobrepeso o una «obesidad moderada» puede ser beneficioso una vez que cumplimos los 70 años, ya que la delgadez extrema puede ser más problemática en esta edad, como asegura Luis Moreno, profesor de Nutrición de la Universidad de Zaragoza. La lógica de esta afirmación se basa en que unos kilitos de más ayudan para estar en mejores condiciones para prevenir determinados problemas, como la fractura de cadera ante una caída; además de la posibilidad de acortar la estancia hospitalaria ante una intervención quirúrgica. Eso sí, el profesor Moreno recuerda que en ningún caso y a ninguna edad es recomendable la obesidad, mucho menos mórbida, por lo que se debe llevar un envejecimiento saludable.

En este sentido, estudios recientes establecen en 26% o 27% el índice de masa corporal (IMC) ideal para personas mayores de 70 años, aunque con esos índices -para otras edades- se está en el borde del sobrepeso; mientras que afirman que entre el 21% y 22% se considera un problema de desnutrición o extrema delgadez.

Así, una buena calidad de vida conlleva una alimentación equilibrada, variada y rica en productos frescos como frutas, verduras y hortalizas, que aporten las vitaminas y aminoácidos necesarios.

A esa buena condición física va unida una actividad deportiva, que ejercite nuestro corazón y evite, o al menos retrase, la aparición de diversas patologías unidas al sedentarismo.

Somos abuelos, pero jóvenes

Los abuelos del siglo XXI suelen ser personas más jóvenes, algunos incluso con actividad laboral y cuidando a su vez de sus propios padres. Por eso, los hábitos de convivencia entre abuelos, hijos y nietos también han cambiado mucho. Cada vez son menos los jubilados que viven bajo el mismo techo con su familia. De hecho, en España uno de cada cuatro mayores vive solo y en un 70% de estas situaciones responde a una decisión propia. Es decir, salvo en caso de enfermedad, de escasos recursos económicos o de viudez -únicamente el 48% de viudos mayores de 65 viven solos-, la mayor parte de ellos desea independencia.

Ideas que ayudan

– Levantarse a la misma hora todas las mañanas, ducharse y asearse para empezar bien el día.

– Tener siempre un libro a mano para dedicar diariamente unas horas concretas a la lectura.

– Realizar actividades de gimnasia mental tradicionales, como jugar al bridge, al dominó o al ajedrez con los amigos; o bien, hacer pasatiempos o sudokus en casa.

– Reflexionar sobre temas diversos cada día, es decir, guardarse tiempo para «pensar».

– Hacer ejercicio, por ejemplo, ir andando para solucionar recados, visitar a los amigos o familiares, etc.

– Hacer un esfuerzo por escuchar opiniones diferentes, pues con la edad nace la tentación de dogmatizar. Esto no supone guardar silencio cuando los demás incurran en errores graves, que atenten contra su dignidad. Corregir con prudencia, ternura y siempre a solas.

– Regalar parte del propio tiempo a los demás. Es la mejor inversión de cara a esta y a la otra vida. Fomentar la amistad, el amor de benevolencia hacia los suyos y tener siempre presente que está llamado, por su edad, a ser un experto en el difícil arte de vivir.

– Si se puede, no jubilarse nunca de hacer lo que debe, lo que puede, lo que sabe y aquello con lo que disfruta.

www.hacerfamilia.com/firmasinvitadas/noticia-juventud-va-dentro-20150529113802.html



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