08 Jun La jubilación, una oportunidad para seguir haciendo cosas
El libro JubilARTE cuenta con distintos testimonios de personas que se han retirado del mundo laboral.
MÓNICA SETIÉN
¿Qué hacer cuando llega la jubilación? A los 65 años mucha gente está en plenitud y lo que menos les apetece es apalancarse en su casa. Por todos ellos, Eduardo Madinaveitia ha coordinado el libro JubilARTE, que pretende, además de dar testimonio de personas que han pasado por este trance, convertirse en un movimiento social. La presentación de esta obra se realizó en Salón de Actos de de la Vniversitas Senioribvs CEU.
«Este libro es solo el comienzo de una iniciativa que pretende denunciar las inseguridades y dificultades a las que se enfrentan las personas al llegar a la jubilación y, además, servir de inspiración», explica Madinaveitia que cuenta que, al recopilar testimonios ha encontrado todo tipo de perfiles: «Está Fuensanta, que se ha hecho una experta en conseguir ocio gratis, o Ángel que ha escrito una novela. También narran su experiencia Julio o Carlos, que han encontrado en la navegación una excelente salida a sus energías».
Algunos llegan hasta Shangai…
En la presentación del libro habló Mar Andreu, que fue despedida de su empresa con 52 años: «Decidí reinventarme. Comprobé que la mayoría de las veces, cuando la decisión de echar a alguien está entre un hombre o una mujer, el 64% de las veces somos las féminas las que nos vamos a la calle. Constatar esto me llevó a crear una plataforma de búsqueda de trabajo, para mujeres mayores de 45 años, que ha funcionado desde 2009 hasta 2015».
La vivencia de Jesús es absolutamente esperanzadora: con 59 años y una importante carrera a sus espaldas le mandaron a su casa. Pero su espíritu emprendedor y aventurero y Lola, su mujer, no le han permitido «quedarme sentado en un banco para echarle de comer a las palomas». Se han marchado a China, a Shangai con un proyecto de Lola que consiste en «crear espacios para mejorar la calidad de vida de las personas». Y allí están, junto a su hijo Gabi, impulsando un precioso proyecto y pensando que «algún día tendrá que acabar, que ya somos mayorcetes», pero lo dice con la boca pequeña…
La familia, lo más importante
Carlos Navarro era creativo en una agencia de publicidad. Después de retirarse se dio cuenta de todo lo que supone estar jubilado en el plano familiar: desde ser un apoyo para los hijos, tanto moral como económico, a convertirte el consejero de la familia (aunque a veces se hable de más, tal y como él mismo afirma sin dejar de sonreír). En resumen, los abuelos son, según Navarro «un manantial de cariño y amor»
También está el que ocupa su tiempo y sigue casi sin tenerlo, como cuando trabajaba… Paco González se jubiló y él mismo se gestionó sus papeles, su finiquito y su pensión. Pero su empresa no le iba a dejar escapar tan fácilmente, y durante un tiempo siguió colaborando con ellos. Ahora afirma que sigue haciendo cosas (de hecho, no para), pero tranquilamente, «una detrás de la otra».
No todos los testimonios son de profesiones liberales. Patricio González era minero, y aunque reconoce que su profesión le marcó, asegura que «no puedo negar que soñaba con jubilarme. Ahora que ya lo estoy, dispongo de mucho tiempo para mí y para mi familia. Aún no tengo nietos, pero eso ya no es cuestión mía». Muestra su alegría cuando cuenta que «las cosas han cambiado para bien, lo primero porque ya no tengo que jugarme la vida diariamente sin saber si voy a volver a casa y ver a la familia o no».
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