La importancia de la familia en el desarrollo infantil y para evitar comportamientos de riesgo.

La importancia de la familia en el desarrollo infantil y para evitar comportamientos de riesgo.

Rebeca Diego y Patricia Jiménez García-Escribano, de la Universidad Internacional de Valencia, analizan en Día de la Familia la importancia del entorno en el desarrollo de los menores.

S.F

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Rebeca Diego, Docente del Máster Universitario en Psicología en la Infancia y Adolescencia de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), recuerda que la familia es el entorno socializador primario de las personas, por lo que debe estar presente y accesible para niñas, niños y adolescentes. «Es donde se aprenden los primeros códigos sobre cómo interactuar en el mundo, algunos de los cuales nos van a acompañar durante toda nuestra vida. Para el desarrollo sano infantojuvenil, crear un vínculo de apego seguro es importante. El vínculo de apego es la relación más temprana que se gesta y la que nos permite aprender a regular nuestro sistema emocional», explica.

Según la experta, gracias a la interacción de los hijos con sus familias, «se desarrollan modelos internos de funcionamiento que influyen en cómo se relacionarán consigo mismas y con las demás personas a lo largo del ciclo vital».

De hecho, «la infancia es una etapa especialmente sensible a este desarrollo y es fundamental que las familias conozcan pautas adecuadas de relación con sus hijos que faciliten un vínculo de apego seguro. Esto implica que, además de asegurarles alimentación, sueño e higiene, existan patrones afectivos y emocionales adecuados, amables, sanos y que aporten seguridad en etapa infantojuvenil».

¿Cómo se puede potenciar?

Para impulsar el desarrollo sano infantil en las familias, Diego recuerda lo que dice la psicología: «el estilo de parentalidad más adecuado es el democrático». La razón es que produce «efectos positivos en la socialización e incluye como características fundamentales la comunicación bidireccional en la familia, el trato cálido y amable, unas acciones que dan seguridad, el respeto a la individualidad, así como a los propios intereses y el establecimiento de valores y lazos afectivos sanos».

Adolescencia

Por otro lado, la Dra. Patricia Jiménez García-Escribano, directora del Máster Universitario en Psicología de la Intervención Social y Comunitaria de la VIU, recuerda cómo la cohesión familiar es clave para evitar comportamientos de riesgo.

«Hoy día, podemos entender a la familia como el conjunto de personas que tienen un proyecto de vida en común, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia y compromiso, en el que se establecen intensas relaciones de intimidad y juega un papel fundamental en el desarrollo infantil», contextualiza la experta. A su vez, recuerda que el papel de los progenitores «no consiste únicamente en garantizar la supervivencia de los hijos, sino que se establecen como promotores de la integración social y cultural de sus hijos, aportando un clima de afecto, apoyo y estimulación desde el cual el menor pueda explorar el mundo».

Por eso, un buen clima familiar y una adecuada cohesión se convierten en factores claves de protección para los adolescentes respecto al consumo de drogas y otras conductas de riesgo. «Es fundamental que la familia cree espacios en el que fomentar mejores vínculos familiares y propiciar una positiva cohesión». Permitir que todos puedan preservar su intimidad o expresen libremente sus emociones, opiniones, quejas y desacuerdos, es vital. «Para ello, desde la familia hay que propiciar la adquisición de competencias personales y sociales, el desarrollo intelectual favoreciendo su participación en actividades formativas, educativas y culturales y el empleo de valores morales que sustente las conductas», concluye.



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