26 Oct La hipertensión y su relación con la demencia.
Todo el mundo sabe que la presión arterial alta no tratada puede provocar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares como el ictus. Lo que no todo el mundo sabe es que distintos estudios han demostrado que existe una relación directa entre la presión arterial elevada y el deterioro de la función cognitiva.
Desde la Fundación Española del Corazón (FEC) indican que se ha observado a lo largo de los años que aquellos pacientes hipertensos que reciben un tratamiento eficaz tienen una menor incidencia a la hora de desarrollar demencia, en comparación con los no tratados. «Así, los especialistas creen en la hipótesis que defiende que bajar la presión arterial podría ser beneficioso para la prevención de la demencia», resalta la entidad.
Así, el doctor Ángel Martín Montes, vocal del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN) recuerda que la presión arterial elevada es uno de los principales factores de riesgo vascular. «Su relación con el ictus está claramente establecida y su tratamiento resulta fundamental para prevenir esta entidad», subraya el neurólogo.
Ahora bien, este experto incide en que la hipertensión arterial también es un factor de riesgo de deterioro cognitivo y de demencia, por lo que su tratamiento es fundamental en la prevención y en el control de sus síntomas. Sin embargo, también advierte de que hay que tener en cuenta que la presión arterial es la que nos va a asegurar una adecuada perfusión sanguínea del cerebro.
Por este motivo, el doctor Martín Montes afirma que si reducimos excesivamente la presión arterial, corremos el riesgo de empeorar el funcionamiento cerebral, que se va a ver afectado en situaciones de hipotensión arterial, aumentando el riesgo de mareo, de confusión o de síncopes.
A su juicio, resulta además fundamental realizar un control estrecho de las cifras de tensión arterial en pacientes con deterioro cognitivo, manteniendo éstas en un rango de normalidad (la mayoría de estudios señalan como cifras óptimas una presión arterial sistólica por debajo de 120 mmHg) aunque evitando cifras de hipotensión arterial (tensión arterial sistólica por debajo de 100 mmHg) para prevenir mareo, síncopes, o caídas», remarca.
Por tanto, el doctor Martín Montes reitera que en la actualidad existe consenso en que el tratamiento de la hipertensión arterial, al igual que el de otros factores de riesgo vascular, son fundamentales también a la hora de prevenir la demencia; «un hecho que no es sólo aplicable a la demencia de causa vascular», según valora en una entrevista con Infosalus.
«Sabemos que existen muchos tipos de demencia, algunas son secundarias a otras enfermedades o condiciones médicas (daño cerebral tras traumatismo craneal, causas metabólicas, endocrinológicas, tóxicas, carenciales, entre otras); y otras demencias son neurodegenerativas, siendo la más frecuente la enfermedad de Alzheimer, aunque también encontramos otras entidades como la demencia con cuerpos de Lewy, la demencia frontotemporal, etc.», según detalla el experto
En concreto, indica que la demencia de causa vascular se considera una entidad secundaria al daño de los vasos sanguíneos que aportan sangre al sistema nervioso central. Sin embargo, advierte de que frecuentemente este daño aparece también asociado a otras demencias degenerativas, siendo muy frecuente encontrar por ejemplo, un paciente con enfermedad de Alzheimer que tienen también daño vascular. «Por este motivo, el tratamiento de la hipertensión arterial es útil tanto en los casos de demencia vascular como en los casos de enfermedad de Alzheimer», resalta el doctor Martín Montes.
Es más, el neurólogo va más allá y sostiene que en individuos que todavía no tienen un deterioro cognitivo o demencia, el tratamiento de la hipertensión arterial reducirá el riesgo de que se produzca un daño vascular cerebral y, por tanto, va a ayudar a disminuir la aparición del deterioro cognitivo asociado al mismo.
Con todo ello, el vocal de la Sociedad Española de Neurología insiste en que parece claro que el tratamiento de la hipertensión arterial puede reducir el riesgo de padecer demencia, incluso en aquellos casos en los que la demencia es primariamente degenerativa, ya que de esta forma se ayudaría a controlar o evitar el componente vascular asociado. «Resulta importante tratar la presión arterial de la forma más eficaz, haciendo énfasis también en la modificación de los estilos de vida (ejercicio físico, dieta equilibrada etc)», incide el neurólogo.
FACTORES A LA HORA DE PADECER DEMENCIA
Asimismo, el doctor Martín Montes recuerda que, al margen de las demencias secundarias, en las que la causa la vamos a encontrar en alguna otra enfermedad o condición del paciente (traumatismos craneoencefálicos, alteraciones metabólicas, endocrinas, desnutrición, tóxicos, entre otros), las demencias neurodegenerativas primarias continúan siendo enfermedades de causa desconocida en la mayoría de los casos.
«Los estudios señalan que la mayoría de las demencias degenerativas se producirían por una combinación de factores genéticos predisponentes y por factores ambientales (muchos de ellos aún desconocidos) que desencadenarían la aparición de depósitos de proteínas en el cerebro de estos pacientes», aclara el neurólogo.
Si nos fijamos en la enfermedad de Alzheimer como paradigma de demencia degenerativa, según subraya, en la actualidad sabemos que existen muchos factores genéticos predisponentes, denominados ‘polimorfismos’ (el principal el polimorfismo el ‘ApoE4’), aunque los casos genéticamente determinados mediante mutaciones representan menos del 5 %.
Al margen de los factores genéticos, el neurólogo mantiene que el principal factor de riesgo de la enfermedad de Alzheimer es la edad. Por otro lado, remarca que se han descrito muchos factores de riesgo potencialmente modificables.
«Algunos están relacionados con la prevención de la enfermedad cerebrovascular como el control de la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la hipercolesterolemia, o la obesidad entre otros factores. Por eso, la promoción de la reserva cognitiva y la realización de ejercicio físico regular han sido considerados como un factor protector de deterioro cognitivo en varios estudios», concluye el doctor Ángel Martín Montes, vocal del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.