La gripe altera la microbiota intestinal y cambia la resistencia a los antibióticos.

La gripe altera la microbiota intestinal y cambia la resistencia a los antibióticos.

La resistencia depende de las bacterias que estén presentes y sus mecanismos de resistencia.

2024. 65Ymás

Laura Moro

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La gripe A cambia la microbiota intestinal, afectando especialmente a su resistencia frente a antibióticos muy comunes como, por ejemplo, los que se emplean para tratar infecciones de oído y garganta. Esta es la principal conclusión del estudio, publicado en la revista Microbiology Spectrum de la Asociación Americana de Microbiología, que ha sido liderado por investigadores de la Universidad CEU San Pablo, de los Grupos Virología e Inmunidad Innata y MICROAMB-Biotecnología bacteriana ambiental, junto con el Geneva Center of Inflammation Research, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra, y la Icahn School of Medicine del Hospital Mount Sinai de Nueva York.

Tal y como explican los expertos, el análisis que han llevado a cabo muestra que durante los días posteriores a la infección, la capacidad que tiene la microbiota intestinal de metabolizar azúcares se reduce, y se recupera entre cinco días y una semana después: “Hemos analizado cambios relativos a la resistencia frente a antibióticos en comunidades bacterianas intestinales de ratones infectados con un virus de la gripe. Se ha observado que en la microbiota intestinal aumenta transitoriamente la resistencia a familias de antibióticos tan comunes como las cefalosporinas, que se utilizan para las infecciones de oído, garganta, neumonía o meningitis, entre otras enfermedades”, explica el virólogo, Estanislao Nistal, uno de los autores principales en la nota de prensa publicada por la Universidad.

Por su parte, el coautor principal del estudio, Pedro Jiménez, añade que «tradicionalmente el estudio de la resistencia antibiótica se realiza a partir de poblaciones de bacterias aisladas de un paciente. Nuestra aproximación estudia esta resistencia en comunidades de bacterias, en las que muchas bacterias juntas determinan la resistencia de la comunidad. Esta estrategia permitiría una mejor elección de los antibióticos en tratamientos más individualizados. Conocer el comportamiento de una comunidad microbiana (como, por ejemplo, las bacterias intestinales) podría permitir anticiparse a un fracaso terapéutico por la aplicación de un antibiótico ineficaz para un paciente».

La resistencia antibiótica en comunidades bacterianas

Los autores de este estudio han explicado que todavía existe bastante desconocimiento acerca de la resistencia antibiótica en comunidades bacterianas debido a lo compleja que resulta su interpretación.

Y es que, como ellos mismo aclaran, la resistencia ante un determinado antibiótico varía en función de qué bacterias y qué mecanismos de resistencia estén presentes en una comunidad. Lo que muestra el estudio es que las infecciones por gripe alteran la composición de la microbiota intestinal, su capacidad metabólica y respuesta a ciertos antibióticos. En otras palabras, las enfermedades que afectan a la microbiota intestinal pueden alterar su actividad y función metabólica, entre ellas, la resistencia a antibióticos administrados por vía oral.

“La caracterización funcional de estas comunidades complejas es esencial, aunque actualmente se limita mayormente a descripciones taxonómicas. Conocer los cambios funcionales podrían influir significativamente en las estrategias de tratamiento, especialmente en infecciones causadas por varios microbios a la vez”, aclaran los autores Marina Robas y Jesús Presa.

Por otro lado, es relevante saber que en algunos órganos de nuestro cuerpo se encuentra la microbiota donde las bacterias son fundamentales: “Gracias a las técnicas de secuenciación genómica avanzada, ahora podemos identificar las bacterias presentes en nuestro cuerpo, incluso aquellas difíciles de estudiar en el laboratorio debido a su resistencia para ser cultivadas, en este estudio planteamos técnicas para estudiar su ‘respuesta grupal’, más allá de su uso tradicional”, detalla Nistal.

En definitiva, este descubrimiento ha servido para mejorar el tratamiento de enfermedades intestinales inflamatorias, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, y ha abierto el camino para comprender mejor la relación entre las disbiosis con afecciones neurológicas o algunos tipos de cáncer.

No obstante, el equipo aclara que a pesar de conocer qué bacterias están presentes, en la mayoría de estudios no se investiga qué determina su comportamiento grupal y sus consecuencias. Por eso, este estudio supone un paso adelante para comprender el funcionamiento de las bacterias a nivel grupal.



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