26 Feb La generación milenial, la que más ingresos pierde con la pandemia.
El 66% de los que tienen entre 24 y 39 años asegura percibir menos salario por la crisis de la covid y el 49% ha visto reducida su jornada laboral, según una encuesta de 40dB.
Ana Torres Meránguez
La factura de la pandemia en los jóvenes ya puede medirse. Los mileniales ―mayoritariamente, conocidos por el término en inglés millennials―, los que ahora tienen entre 24 y 39 años, son la generación que más ha sufrido una reducción de ingresos, la que más horas de trabajo ha visto recortadas y la que en mayor medida ha tenido que reducir su gasto desde marzo de 2020. Así se desprende del informe El impacto generacional del coronavirus, un sondeo que se presenta este lunes para el que la agencia demoscópica 40dB ha encuestado a mil personas entre 16 y 75 años para conocer en profundidad los estragos económicos y emocionales que la crisis sanitaria ha dejado en sus vidas. “La pandemia ha acentuado la tendencia que ya veníamos viendo desde la debacle de 2008; una vez más son estos jóvenes los grandes perdedores de este clima político”, sostiene Stephan Zao, analista de 40dB.
Con una tasa de paro juvenil del 40,9%, el 66% de los mileniales encuestados asegura que ha visto reducido su salario, un porcentaje que en el caso de la llamada Generación Z —los que tienen entre 16 y 23 años— baja al 60% y en el de la Generación X —los que tienen entre 40 y 54 años— al 50%, señala el informe, que forma parte del proyecto Genera, impulsado por la Fundación Felipe González y la Fundación de Estudios Progresistas Europeos para reducir la brecha entre generaciones. Los mileniales son además los que más han visto reducida su jornada laboral (un 48,9% de ellos así lo asegura, frente a un 36,8% de la población general) y los más afectados por la pérdida de empleo (un 8,5% frente al 5,1% de la población general).
Javier Blasco, director del Adecco Group Institute, asegura que las cifras recientes son demoledoras: “El paro entre los menores de 25 años subió un 40,5% interanual, mucho más que entre los mayores de esa edad (un 20,3%), y con una pérdida de 116.900 puestos de trabajo. La sensación es que tendremos que hacer cosas distintas si queremos salir del bucle”. Y añade: “Ni la implantación del programa europeo de garantía juvenil de 2014 ni el reciente plan de choque por el empleo joven 2019-2021 parece que hayan avanzado mucho en la solución a este problema casi congénito de nuestro mercado de trabajo desde hace más de 40 años”.
El encierro también ha colocado a los mileniales en la primera posición en el recorte de gastos, especialmente en ocio (un 60% de ellos así lo manifestó, unos puntos por encima del 54,8% de la población general) y en productos de primera necesidad (un 30,4% frente a un 26,5% de la población general). La pérdida de capital también ha tenido efectos sobre la vivienda: un 21,1% de los jóvenes entre 24 y 39 años aseguró haber desactivado la calefacción para ahorrar, frente a un 18,5% del resto de la población.
Laura, que no quiere dar su apellido, tiene 31 años, vive en Madrid y hace meses fue consciente de su precariedad por un incidente con el horno de su cocina. “¿En serio hay gente de mi edad que tiene ingresos fijos? Me cuesta creerlo. Durante el confinamiento se me rompió el horno y me di cuenta de que ni coche ni vivienda son los temas de mi generación, la cosa va de hornos, no tengo dinero para comprar uno nuevo”, cuenta esta graduada en Periodismo. Desde 2008 no llega a final de mes. Después de encadenar años de becas, consiguió un trabajo mileurista, que ahora ha quedado en un ERTE al 100%. “En la Universidad nos vendieron la idea de que las becas son un trampolín al mercado de trabajo, pero en realidad son un salto a la frustración, las empresas solo nos ven como mano de obra barata, no creen que invertir en nosotros valga la pena”.
El pesimismo es una de las sensaciones compartidas por las diferentes generaciones, señala el estudio. Un 63,9% de la población general asegura sentirse más desanimada a raíz de la pandemia, aunque en este caso son los jóvenes de la Generación Z los más afectados: un 78,3% frente al 65,9% de mileniales.
”Necesitamos incrementar la colaboración público-privada y una mejor coordinación entre las Administraciones para que el mercado sea más eficiente. Hay que acelerar el paso para mejorar los sistemas de capacitación y recualificación dentro de las políticas activas de empleo, donde la Formación Profesional Dual —la que compagina estudios y prácticas—, los perfiles que demandan los empleadores y las condiciones que ofrece el mercado tienen amplias áreas de mejora”, apunta Javier Blasco.
Menos gasto en formación
Bárbara Ballesteros, de 24 años, es el rostro de otro de los resultados llamativos del estudio: los mileniales son el grupo de población que más ha tenido que recortar en gastos de formación. Un 16,5% de ellos se vio en la obligación de reducir la inversión en educación por problemas económicos, frente al 12,2% de la Generación Z o el 10,7% de la X. “Mi padre está jubilado y mi madre recibe una pensión por invalidez, vamos con el dinero justo y veo arriesgado continuar con mis estudios cuando no tengo claro que las clases vayan a ser presenciales”, explica la joven, que solo cuenta con el graduado en la ESO. El 20% de los mileniales ha abandonado desde el pasado marzo algún tipo de estudio, frente al 13,7% de la población general.
“Mayores medidas” de protección social que en 2008
Un 51, 6% de los mil encuestados por 40dB. se mostraron “muy de acuerdo” con la afirmación que planteaba que “comparado con la crisis de 2008, en esta ocasión se han puesto en marcha mayores medidas de protección social”. En cambio, un 74,1% no se mostró de acuerdo con que “el Gobierno está protegiendo a los jóvenes de la crisis generada por el coronavirus”. Una cuestión en la que la Unión Europea salió menos perjudicada: el 67,5% de los encuestados entre 16 y 75 años consideró que las políticas europeas no están a la altura de las necesidades de los colectivos de menor edad. Sin embargo, las medidas sociales implementadas por el Gobierno (como los ERTE o el Ingreso Mínimo Vital) recibieron una puntuación media de 8 sobre 10.