31 Oct La generación de los baby boomers quiere envejecer en viviendas colaborativas
Pertenecer a una comunidad y favorecer la vitalidad y el dinamismo son algunas ventajas del cohousing.
REDACCIÓN – BARCELONA
Paulina Ballbè, directora del Postgrado de Gestión y Dinamización de Proyectos de Envejecimiento Activo y Saludable de la BSM, la escuela de management de la UPF, considera que la generación de los baby boomers que empezaran a llegar pronto a la edad de la jubilación se decantarán bastante por la forma del ‘cohousing’ porque les permitirá un envejecimiento activo y saludable compartiendo intereses y gustos con personas de su misma edad y con un nivel socioeconómico y cultural parecido.
“Hay diversas formas de vivir en la etapa de la vejez y deberíamos hacer el esfuerzo de informarnos para visualizarlas en la edad adulta para ir preparándonos, señala Ballbé para quien tiene muchas ventajas la vivienda colaborativa “cohousing”.Otras serían: el envejecer en casa (”ageing at home”) o en pisos con servicios o en residencias para personas mayores.
Ballbé agrega que en el postgrado, expertos, alumnos y profesores analizan la necesidad de adaptar o cambiar el entorno con perspectiva de futuro, “no esperar a ser muy mayores para tomar las decisiones necesarias para poder vivir la vejez con comodidad, hacer los cambios cuando aún tenemos la energía para llevarlos a cabo y podemos decidir por nosotros mismos”.
“Organizamos una mesa redonda donde se invita a usuarios y usuarias de los diferentes modelos. Visitamos proyectos y hablamos con las personas que los lideran o los gestionan”, cuenta.
Insiste en que es muy importante la previsión. “Tenemos que pensar si hay que ir a una vivienda mas pequeña, por ejemplo, o desplazarnos a vivir más cerca de la familia o vender la casa para entrar a formar parte de una cooperativa de cohousing.
Ana Fernández y Daniel Nassar, arquitectos del estudio cohousing_LAB creen que hay que reconocer que la crisis económica obligó a repensar la conducta de las personas y que el cohousing propone la ayuda mutua en un tiempo en el que colaboración es inevitable. Pertenecer a una comunidad, empoderar a las personas, favorecer la vitalidad y el dinamismo, y tener acceso a una vivienda más asequible que las del mercado libre son algunas ventajas de las viviendas colaborativas.
Fernández y Nassar señalan que en todos los países donde prospera el cohousing, la administración ha creado distintos mecanismos para facilitar su desarrollo. Destacan Dinamarca, donde nació esta fórmula, y Uruguay y la reciente creación de la primera organización promotora de proyectos de vivienda cooperativa en la que participan Austria, Holanda, Francia y Alemania.
Los dos arquitectos coinciden en que en España es un movimiento con muy pocos ejemplos en el pasado pero que tiene porvenir, aunque falta que los agentes sociales, la banca y la administración, se adapten y promuevan esta nueva fórmula de acceder a la vivienda.
Su estudio está trabajando en un proyecto para un grupo de personas afectadas por la esclerosis múltiple que crearon la cooperativa aflorEM con el fin de desarrollar sus propias viviendas colaborativas con espacios comunitarios.
La cooperativa busca ahora nueve socios residentes más para terminar de formar el grupo y ha ampliado el colectivo a personas con discapacidad física en general. Nassar y Fermáncez dicen de ella que es una iniciativa “privada, integradora social y vitalizadora personal” y que las particulares características de las personas que conforman la cooperativa aflorEM, lo conviertan en un colectivo vulnerable debido a su enfermedad crónica que merma notablemente sus capacidades físicas y consiguientemente provoca su exclusión social.
En este contexto apuntan que el cohousing es un proyecto de vida integrador y estimulante, precisamente por el hecho de pretender mitigar la exclusión social y destacan que los usuarios podrán compartir los espacios con los familiares que los acompañen.
Los integrantes de la cooperativa de distintas edades, aspiran a normalizar en lo posible su vida, por lo que no se pretende que el edificio sea un centro asistencial al uso sino su espacio vital a todos los efectos.
El cohousing aflorEM constará de 12 unidades habitacionales, piscina climatizada para ejercicios, gimnasio-fisioterapia, sala polivalente, comedor comunitario, lavandería, jardín y dos terrazas.
El edificio estará adaptado a las circunstancias y limitaciones de los usuarios, pero ante todo debe suponer su hogar. Debe por ello ser cómodo, hermoso, agradable, como toda persona aspira a que sea su lugar de residencia.
https://www.lavanguardia.com/economia/management/20191004/47792700095/envejecer-vivienda.html