08 Jun La familia, clave para cambiar la percepción social sobre la violencia sexual
Tres de cada cuatro personas citan los centros educativos como la institución que debería informar sobre qué situaciones son violencia sexual, cómo prevenirlas y los procedimientos a seguir en caso de sufrir una agresión sexual. La familia es mencionada por el 37’5% de los entrevistados en la Encuesta sobre la percepción social de la violencia sexual elaborada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
El 93,6% de las personas entrevistadas considera que es necesario educar a hombres y mujeres sobre el consentimiento sexual para prevenir agresiones sexuales. Y de las personas que han respondido de forma afirmativa, el 97,4% considera que habría que educar en el consentimiento sexual antes de los 16 años, siendo un 73,5% quienes creen que habría que hacerlo antes de los 12 años.
La mayor parte de la población condena la violencia sexual, pero según el estudio, cuando se pregunta por comportamientos de violencia sexual que no implican relaciones sexuales o cuando estas relaciones se enmarcan en el ámbito de la pareja, disminuye de forma sustancial el porcentaje de personas que consideran que estos comportamientos deben estar siempre castigados por la ley.
Entre otras conclusiones, destaca que más del 80% de los encuestados rechazan afirmaciones que culpan a la víctima de una agresión sexual de forma explícita, pero este rechazo disminuye cuando las afirmaciones son más indirectas, y que el 40,9% de los hombres y el 33,4% de las mujeres consideren que la responsabilidad para controlar el acoso sexual reside en la mujer acosada.
Una creencia que dificulta que las víctimas pidan ayuda y favorece que los agresores mantengan su comportamiento, fomentando así que la violencia sexual se perpetúe. En cuanto a la prevención de la violencia sexual, el 77% responde que es más importante educar a los hombres a no agredir, frente al 14’8% que considera más importante enseñar a las mujeres a evitar situaciones de riesgo.
El 34% de los hombres encuestados está convencido que las mujeres exageran la violencia machista, algo que también creen el 22’5 de las mujeres encuestadas.
La encuesta refleja que uno de cada dos españoles, el 50% en el caso de los hombres y el 45’6% en el de las mujeres, considera que el alcohol es a menudo el causante de una violación, muestra de la prevalencia de los mitos y estereotipos existentes sobre la violencia sexual y otros tipos de violencia contra las mujeres.
El alcohol sirve de pretexto para eximir de culpa al agresor y, también, para responsabilizar a la víctima: el 15% de los entrevistados culpabiliza a la mujer agredida si ésta ha bebido antes de sufrir la agresión sexual.
La educación sexual, la educación en igualdad, en el consentimiento y la perspectiva de género son necesarias para revertir esa concepción sobre las agresiones sexuales que implica “eximir de culpa al agresor”. Hay una necesidad de “continuar educando y sensibilizando a la ciudadanía” en la materia, según apuntan desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Según los datos de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015, el 13’7% de las mujeres residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia sexual por parte de parejas, ex-parejas o terceros (conocidos, amigos, familiares o desconocidos). Sólo el 18’6% de las violaciones que se producen fura del ámbito de la pareja son cometidas por desconocidos.
Sin embargo, según la encuesta sobre la Percepción social de la violencia sexual, el 43’6% de los hombres y el 37’3% de las mujeres creen que es más probable que una mujer sea violada por un desconocido que por un conocido. También se mantiene la creencia de que muchas mujeres tienden a exagerar el problema de la violencia machista. Aún lo piensan el 34% de los hombres y el 22’5% de las mujeres.
La inmensa mayoría de las personas encuestadas rechaza cualquier tipo de violencia sexual contra la mujer, especialmente las mujeres y de generaciones jóvenes, pero dos de cada diez encuestados no considera necesario castigar por ley el sexo no consentido dentro de la pareja, tres de cada diez en el supuesto de tocarla sin permiso y la mitad en el de besarla contra su voluntad.
Cuando el comportamiento por el que se pregunta no abarca las relaciones sexuales, o éstas se enmarcan dentro de la pareja, el porcentaje de quienes consideran que además de ser inaceptable debe estar siempre castigado por la ley disminuye, especialmente en el caso de la violencia sexual de tipo verbal.
La encuesta refleja la tendencia a la culpabilización de la víctima en la respuesta a preguntas sobre los mitos existentes en cuanto a las agresiones sexuales: uno de cada seis entrevistados cree que a una mujer que vista de forma provocativa no debería sorprenderle que un hombre intente obligarla a mantener relaciones sexuales. El 13’7% responsabiliza a la mujer si camina sola de noche por callejones oscuros, y el 22’4% resta credibilidad a la víctima si ha tenido muchas parejas sexuales.
Entre otras afirmaciones, casi la mitad (43’7%) asegura que las mujeres no deberían coquetear con los hombres si no tienen la intención de mantener relaciones sexuales con ellos, un dato que para la Delegación del Gobierno “implica pasar la responsabilidad de una agresión sexual del agresor a la víctima, debido al comportamiento previo de ésta”.
Los lugares más mencionados como escenario de una agresión sexual son las fiestas y festivales, citados por el 70% de los encuestados, espacios públicos como calles y parques (44’3%), el hogar (31’2%) y el lugar de trabajo (20’8%).
Más del 95% de la población considera inaceptables todos los comportamientos de violencia sexual ligados al uso de las nuevas tecnologías, y el 90% considera que compartir imágenes o vídeos de carácter sexual a través de las redes sociales sin consentimiento debería ser castigado, mientras que el 60% lo considera así en el caso de envío de correos o mensajes no deseados con contenido sexual.
Por otra parte, el 97% considera inaceptable y que deber estar penado obligar a prostituirse a una mujer, aunque el consumo de prostitución es considerado como algo aceptable por el 42’9% de los hombres y el 30’9% de las mujeres y no como una forma de violencia sexual contra las mujeres.