La «epidemia» de la soledad pesa más en Navidad

La «epidemia» de la soledad pesa más en Navidad

En España hay 1.859.800 personas mayores de 65 años que viven solas y sufren con mayor añoranza en estas fechas la de compañía familiar.

LAURA PERAITA

Margarita Varillas siempre se ocupó de su madre hasta que falleció. Con 50 años se casó con un hombre que la amaba con locura, pero que murió a los cuatro años. «Parece que mi destino es estar sola», asegura esta mujer a sus 90 años.

Solo tiene un hermano de 81 años muy delicado de salud. «Paso la Navidad sola en casa. Eso sí, pongo el Belén que me regaló mi marido y enciendo una vela porque soy católica. Son fechas muy complicadas porque te asaltan a la memoria muchos recuerdos de épocas pasadas y de personas que ya no están. Todas mis amigas han fallecido».

Aún así, es una persona vital y con su simpatía es capaz de conquistar el afecto de los más jóvenes cuando sale a la calle o de los voluntarios que van un par de veces por semana a su casa. «Estar sola al final de la vida es muy triste, pero como no me queda otra intento llevarlo lo mejor que puedo y no me quiero quejar porque en la vida hay muchas calamidades. Mi fe en Dios me ayuda mucho», confiesa.

La soledad es una de las peores situaciones que puede padecer una persona mayor, sobre todo cuando es impuesta. Lo saben muy bien las 1.859.800 ciudadanos (503.500 hombres y 1.356.300 mujeres) que están en esta situación en nuestro país, según los últimos datos del INE.

Los motivos por los que llegan a esta situación, –explica Aurelio López-Barajas, Ceo de Super Cuidadores– son muy variados: «desde que las parejas tienen menos hijos y muchos viajan a otras ciudades o países para trabajar, a que cada vez las familias son más desestructuradas, hay más divorcios y hace que muchas personas se queden solas en su última etapa de la vida».

Manuel Nevado, vocal de Ciencias Sociales y Comportamiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (Segg), explica que las nuevas generaciones se están acostumbrando a esperar ellas mismas este final en sus hogares, precisamente porque lo están viendo ahora en sus padres o abuelos, «sin embargo, los mayores provienen de tradiciones muy arraigadas donde los valores familiares tienen un gran significado. Cuando no tienen cerca a sus hijos o hermanos padecen mucho sufrimiento. Los mayores creen aún en el «debería»: mi hijo «debería» estar a mi lado, «debería» encargarse de cuidarme…».

Transmitir sentimientos

En este sentido, añade que es muy importante que transmitan a sus hijos que se sienten solos. «Es muy habitual que por no querer ser una «carga» acepten que programen viajes o vacaciones en estas fechas para descansar y les dejen solos. Pero –insiste este experto–, deben atreverse a comunicar sus sentimientos: «me gustaría que estuviérais a mi lado estas navidades». Cuando esto no es posible porque la familia está lejos, o no la tienen –prosigue–, deben aceptar su situación y demandar ayuda a los Servicios Sociales u otras organizaciones, aunque no sea la ayuda que, con el corazón en la mano, les gustaría recibir».

Desde Super Cuidadores, entidad impulsada por la Universidad Internacional de la Rioja, destinan un 2% de su facturación a la Asociación Adopta un Abuelo para paliar la soledad en Navidad. El objetivo es concienciar a sobre lo que supone vivir sin compañía.

Los expertos en la materia aseguran que parece que la sociedad se va dando cuenta poco a poco de esta situación, aunque queda muchísimo por hacer. «Hace falta un mayor apoyo social y también por parte del Gobierno a las personas mayores y dependientes porque cada vez vivimos más y, antes o después, a todos nos va a tocar demandar cuidados porque no podremos valernos por nosotros mismos».

Programa innovador

Añade que el mundo empresarial también debe tomar cartas en el asunto «para facilitar que los empleados atiendan mejor a estos familiares porque cuidar a los mayores es uno de los asuntos que más afecta a las personas, concretamente al 25% de la población y, por tanto, influye en la productividad de los trabajadores».

Para paliar la falta de compañía, Manuel Nevado apuesta, además, por un mayor apoyo comunitario, empezando por los barrios más envejecidos de las grandes ciudades. «Es urgente tomar medidas para evitar este abandono».

En este sentido, la asociación Amigos de los Mayores cuenta en nuestro país con un programa muy innovador, ya que en el mundo solo existe en París, y que se llama «Grandes Vecinos». Consiste en poner en contacto a estas generaciones que viven aisladas en sus casas con el resto del vecindario con el fin de fomentar una relación entre ellos y así prevenir su soledad.

Además, esta asociación organiza cada Navidad una fiesta para reunir a estas personas. «Este año –apuntan desde este organismo– nos juntamos hasta 400 mayores en dos hoteles. Haremos una merienda, actuaciones, baile… El objetivo es que pasen una tarde entrañable en compañía, que sientan que tienen algo que celebrar. No hay que olvidar –destaca– que uno de cada cinco mayores pasa todo el día solo en su domicilio».

El peso de la soledad

Almudena Quevedo, de Desarrollo y Asistencia, insiste en que hay situaciones muy dramáticas de personas de 90 años que viven solas y a las que cada mañana profesionales de Servicios Sociales levantan de la cama, asean y las sientan en un sofá. «Antes de marcharse les dejan sobre la mesa comida para que cuando tengan hambre coman, aunque se les quede fría. Por la noche regresan y les acuestan».

Apunta que el peso de la soledad a estas edades es enorme, «es una epidemia». «Por eso intentamos que nuestros voluntarios les acompañen». Explica que en Navidad, como en el resto del año, todos estos mayores reciben su visita, pero en estas fechas les llevan algún regalo y en Nochebuena y Navidad siempre les llaman por teléfono para felicitarles y que sientan que hay alguien a quien les importa».

No hay que pasar por alto que la soledad, y más aún en estas fechas navideñas, provoca un estado de ánimo muy bajo, ansiedad, mayor tristeza, desgana, pérdida de apetito, incapacidad de disfrutar de cualquier elemento que recuerde a la Navidad, nostalgia, desinterés por el autocuidado, por la higiene personal, por ingerir la medicación recetada, por salir de casa y moverse. Además, supone una mayor predisposición a padecer hipertensión arterial, diabetes, infecciones…

Redes de personas mayores

Según Miguel Ángel Maroto, psicólogo gerontólogo, director de Ahora Centros, añade que aunque les cueste mucho, «los mayores deben aprovechar siempre que puedan para salir a la calle y realizar actividades». Explica que llegan a sus centros normalmente con cierta resistencia y de la mano de sus hijos. «No tardan en integrarse a las sesiones de ejercicio, de manualidades, ejercicios cognitivos, de musicoterapia… Es esencial que estén con otras personas, que tengan ocio y se rían. Les alimenta su ánimo y sus ganas de vivir y cuidarse. La vida de cama al sofá y del sofá a la cama, no les beneficia en absoluto», asegura Maroto.

Para Alonso García de la Puente, psicólogo de Caixa, es importante es que «aunque les acompañemos en Navidad, no se nos olvide que el resto del año también están solos y que son personas que sufren mucho porque se sienten aislados de la sociedad. Es esencial, en primer lugar, localizarles y fomentar redes de personas mayores para atenderles como les corresponde y se sientan acompañados hasta el final de sus vidas», concluye.

www.abc.es/familia/mayores/abci-epidemia-soledad-pesa-mas-navidad-201612131758_noticia.html#ns_campa