La discapacidad invisible

La discapacidad invisible

Las personas con Inteligencia Límite de la agrupación Aexpainba relatan la dificultad que supone lograr estar integrados.

ÁLVARO ABREU – BADAJOZ

«Me han agarrado del cuello, me han amenazado, he sufrido tirones de pelo y arañazos. Por miedo a que la cosa fuese a peor, se lo ocultaba a mi madre y a todo el mundo». Es el testimonio de María, una joven que recibe apoyo de la Asociación Extremeña de Padres para la Integración en Badajoz (Aexpainba). Las personas con inteligencia límite que forman parte de esta agrupación tienen relatos similares. La sociedad, relatan, no entiende su discapacidad, por lo que hay muchos casos de acoso y desprecio.

Su refugio es Aexpainba. María, por ejemplo, se ha formado como auxiliar de oficina y ahora da charlas para concienciar a la gente. Atrás quedó una época llena de incomprensión. «Tengo amigos, recibo apoyos y también soy más autónoma».

«Se ha llegado muy lejos con las personas con inteligencia límite, pero aún queda mucho por recorrer», asegura Magdalena Moriche García, presidenta de la asociación Aexpainba. Los obstáculos se sortean día a día, hora a hora, minuto a minuto, destaca.

Magdalena Moriche representa a más de cien personas con inteligencia límite de toda la comunidad de Extremadura. Es madre de dos hijos y, en boca de los chicos de la asociación, de todos ellos.

Las personas con inteligencia límite tienen la particularidad de no presentar rasgos físicos que delaten su discapacidad, pero esto no se lo pone más fácil. Fernando Durán Gutiérrez, psicopedagogo y director gerente de Aexpainba, explica que en realidad es el principal problema de este colectivo porque pasan desapercibidos. «Se habla de la invisibilidad de las personas con inteligencia límite porque a priori si no mantienes una relación con ellos, no detectas las dificultades».

Su edad cronológica, añade este experto, no discurre paralela a su edad intelectual, por lo que el devenir de sus vidas, ya desde pequeños, presenta muchas dificultades. Y mientras que los años avanzan, el desarrollo mental y emocional involuciona, entran en un túnel sin salida, que les lleva al aislamiento.

«Se aprovechan de ellos»
En la etapa adolescente el problema se acrecienta y no llegan a los mismos intereses de sus iguales. Magdalena Moriche declara que «tienen una falta de afectividad social enorme, por lo que son fácilmente manipulables y se aprovechan de ellos».

«Lamentablemente, si no hay aceptación y apoyo, estas personas se pueden perder en la sociedad y se están dando cuenta de que muchos acaban en la cárcel», añade Moriche. «Por ello es muy importante hacer un diagnóstico a una edad lo más temprana posible, aunque es difícil de detectar porque no es hasta los 6 y 7 años cuando tenemos alguna evidencia», dice Fernando Durán.

La realidad de este colectivo es muy desconocida puesto que un 12% de la población española presenta Inteligencia Límite y solo un 3% está diagnosticada. Ese desfase, comenta el especialista extremeño, «hace que siga siendo una discapacidad poco diagnosticada y, consecuentemente, con muy pocos recursos». Muchos sufren acoso escolar, se sienten rechazados y caen en depresión. Los padres juegan un papel fundamental, pues tienen que ser los primeros en reconocer los problemas que presentan sus hijos y tomar las medidas oportunas.

Con este objetivo lucha Aexpainba. La agrupación es el resultado de la historia vivida por Magdalena Moriche García y su marido José María Iglesias Sánchez cuando, a la edad de 12 años, diagnosticaron a uno de sus hijos inteligencia límite. A partir de ahí iniciaron un camino lleno de dudas y de trabas. «Ha sido difícil, por aquel entonces no tenía nada, pero sí puedo decir que mis padrinos han sido mis tres H: ser honesta, honrada y humilde».

La primera gran dificultad, declara esta madre, «fue que no había nada científico referente a la inteligencia límite, por lo que no se podía aportar como material de estudio». «Hace tres años hemos presentado la primera investigación sobre la inteligencia límite y se ha llevado a cabo en la universidad de Zaragoza, pero queda todavía mucho por recorrer; aún no existe un consenso a nivel nacional, pues para algunas personas no es discapacidad».

En abril de 2013 se inauguraba en Badajoz el centro que se ha convertido en el hogar de chicos con inteligencia límite de todas las edades. Allí se forman educativa y profesionalmente para lograr, mediante los programas de inserción laboral, poder desempeñar trabajos administrativos. Disfrutan de actividades de ocio, y, además, cuentan con pisos tutelados para organizar su vida prácticamente de forma autónoma.

Fernando Durán, director gerente del centro, subraya la importancia de la actuación integral, que trata de atender a la personas con discapacidad desde todas las áreas del individuo: «educativa, formativa, laboral, deportiva, clínica, vivienda tutelada, independencia, etc.».

En uno de los talleres, con los jóvenes que se forman para ser auxiliares de oficina, están estudiando. Magdalena Moriche les visita y pregunta: «¿Cómo os ha cambiado la vida Aexpainba?» Uno de ellos dice respeto, otro confianza y todos sonríen. Durante su etapa educativa han sufrido mucho. Explican que son tachados de raros, de aburridos, de vagos y al final acaban recibiendo insultos y son marginados. Se creen inútiles y son incapaces de opinar o levantar la mano en clase. Pasan los años y se encierran en sí mismos. No ocurre así en su refugio. Allí no son invisibles.

www.hoy.es/badajoz/discapacidad-invisible-20170618004716-ntvo.html



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