29 Mar La brecha de género en España disminuye en 2022, pero aún supone un coste superior a los 212.000 millones.
La conciliación sigue resgistrando la mayor brecha y no ha conseguido recuperar los niveles prepandemia.
Servimedia
La brecha de género en España disminuyó en 2022 en los ámbitos de empleo, educación, conciliación y digitalización, pero el coste de oportunidad es de 212.179 millones de euros y no se cerrará hasta 2056. Así lo refleja el tercer índice de ClosinGap y PwC, que mide la brecha de género en el país y cuantifica su impacto económico.
La plataforma ClosinGap está integrada por Merck, Mapfre, BMW Group, Mahou San Miguel y Solán de Cabras, PwC, CaixaBank, Grupo Social ONCE, Kreab, Fundación CEOE y Telefónica.
Este análisis estudia la paridad en el empleo, educación, conciliación, digitalización y salud y este año el índice se situó en el 64,7%, por lo que avanzó 1,4 puntos porcentuales con respecto a 2021 (63,3%).
El coste de oportunidad en PIB de la brecha de género en España es de 212.179 millones de euros, lo que equivale al 17,6% del PIB de 2021, cifra que asumiría la creación de 2,5 millones de empleos femeninos a tiempo completo, según el informe.
“El índice ha ido evolucionando desde el primer estudio, cuando la paridad era del 60%. La Covid-19 impactó, pero los datos de este análisis nos señalan que hemos recuperado niveles prepandémicos en casi todos los indicadores”, detalló la directora de Strategy and Economics de PwC España, Ana Merino, en la presentación del informe.
No obstante, la presidenta de ClosinGap, Marieta Jiménez, resaltó que, aunque la paridad ha mejorado, «aún quedan 33 años para completarlo». Por este motivo, insistió en que las empresas deben mejorar en todas las categorías para que la sociedad «crezca con mayor bienestar y para que sea más prospera».
La conciliación es la categoría que mayor brecha registra debido a que la paridad se sitúa en el 41,4%, a pesar de haber crecido 0,6 puntos porcentuales en el último año, pero sin llegar todavía a los niveles prepandemia. Las mujeres dedican aún menos tiempo al ocio respecto a los hombres.
EMPLEO Y EDUCACIÓN
El empleo está más cerca de la paridad y se sitúa en el 67,2%, 1,1 puntos porcentuales más respecto al año anterior (66,1%). Este incremento se produjo gracias al aumento de la presencia de mujeres en cargos de liderazgo en empresas privadas y en una menor brecha en las pensiones.
Sin embargo, a pesar de esta tendencia positiva, el empleo precario disminuyó en menor medida para las mujeres que para los hombres, por lo que hay una evolución menos favorable para el género femenino.
Por otro lado, el índice de la digitalización llegó al 75%, 3,6 puntos más que el año anterior, gracias al crecimiento en el desarrollo de las habilidades informáticas de las mujeres durante este periodo. Asimismo, la ratio entre hombres y mujeres especialistas en profesiones digitales progresó y se alcanzó la paridad en el ámbito de las compras por Internet.
En el caso de la educación, la paridad se encuentra en el 71,1%, lo que supone un incremento de 3,2 puntos porcentuales respecto al último análisis (67,9%). Esta mejora se debe a que la tasa de abandono escolar, la tasa de educación terciaria y la formación continua de adultos alcanzaron y superaron la paridad con unos resultados más positivos para las mujeres en todos los casos.
Sin embargo, el medidor constata que en las carreras STEM -ciencias, economía, matemáticas y tecnología- la brecha sigue siendo mayor al 50%, pese a que haya experimentado una mejoría respecto a los años anteriores.
ATENCIÓN EN LA SALUD
La salud y el bienestar emocional es la categoría que mayor paridad tiene alcanzando en 2022 el 84%, por lo que aún queda un 16% de brecha de género por cerrar. No obstante, se produjo una caída de 0,4 puntos porcentuales con respecto al año anterior.
Este descenso se ha debido al riesgo de pobreza o exclusión, que ha seguido en retroceso progresivamente, en mayor medida para las mujeres. La directora del Comité Ejecutivo de ClosinGap, Ana Polanco, recordó que la esperanza de la vida es mejor en las mujeres pero llegaba en peores condiciones de salud «por la conciliación, el cuidado a terceros o menos horas libres».
“Estas situaciones repercuten en la salud de la mujer y provoca que siga la brecha de género. Analizaremos próximamente la salud emocional y mental en las mujeres y en los jóvenes. Hay mucho de lo que arrastramos y que tienen que ver con la conciliación y el empleo precario”, destacó.